Investigador, bibliógrafo, historiador, articulista, compilador, crítico literario y editor, Roberto José Lovera De Sola (1946 2025) fue individuo de número de la Academia de la Lengua
Por: Nelson Rivera, director del Papel Literario
Amigos lectores:
I.
Una vez que se dispone de una aproximación a la múltiple actividad que Roberto José Lovera De Sola (1946-2025) realizó a lo largo de su vida, cabe decir: fue no solo un pertinaz estudioso, también un pedagogo, un persistente pedagogo. En su obra están presentes el historiador, el crítico literario, el biógrafo, el bibliógrafo, el compilador y el editor. Además, fue un recurrente promotor de talleres y grupos de lectura. Al incorporarse a la Academia de la Lengua en 2021, ocupó el sillón ‘U’. En sus numerosísimos artículos y en los libros suyos que conozco -siempre breves- priva la prosa directa, precisa y sin distracciones. La prosa de un pedagogo.
II.
Con la ayuda de su hermana Irma Lovera De Sola, reconocida abogada, conciliadora y profesora universitaria, organicé un dossier que lo recuerda. En la página 1, el sociólogo Alberto Lovera, su hermano, escribe: “Nacido en un hogar donde los libros eran parte de nuestra vida cotidiana, desde temprano desarrolló el amor y la necesidad de entender sus claves, algo que nuestra madre, Irma De Sola Ricardo intuyó como su vocación. Tan temprano como a los 18 años publicó su primer texto y desde entonces no cesó en ese empeño analítico a lo largo de 60 años de labor indagatoria y critica en sus miles de columnas periodísticas y sus muy numerosos artículos y libros”. Página 1.
III.
En la página 2 reproducimos el discurso de Ana Teresa Torres, escritora y académica, leído en septiembre de 2021, en el acto de incorporación de Lovera a la AVL: “En cuanto a la temática de su trabajo intelectual podemos distinguir dos terrenos fundamentales. El primero, sin duda el estudio, seguimiento, comprensión y difusión de la literatura venezolana, recogido en los ya mencionados artículos de prensa, y en varios libros tales como Bibliografía de la crítica literaria venezolana 1847-1977 (1982); Con el lápiz en la mano (1990) y El ojo que lee (1992). Paralelamente en múltiples libros y folletos de otros autores se encuentran también valiosísimos materiales de cronología y bibliografía de escritores venezolanos, así como participaciones en obras colectivas”.
IV.
En las siguientes dos páginas se reúnen cuatro testimonios que recuerdan el hacer de Lovera en distintos campos:
-Yolanda Ramón: “Así, a finales de 1983, animada por Roberto y con el firme respaldo de Yolanda Montilla, nació el Grupo Parima en la Biblioteca Pública Raúl Leoni de El Cafetal. Este grupo, además de enriquecer bibliográficamente la Biblioteca Pública, propició encuentros con figuras de la literatura venezolana con las cuales era él nuestro enlace”.
-María Teresa Ogliastri: “Roberto recordaba que su vocación por la literatura, la investigación y la historia provenían de su madre, Irma De Sola Ricardo, escritora, promotora cultural, activista de los derechos de la mujer e investigadora. Desde niño, participó de las conversaciones de adultos que ella organizaba en su casa de San Bernardino”.
-Ana María Velázquez: “Le interesaba sobre manera la obra de Teresa de la Parra, a quien llamaba “la inspiradora”; en especial le gustaba Ifigenia. Consideraba que esta novela era uno de los primeros textos feministas venezolanos, a pesar del destino trágico de la protagonista. Otra autora que admiraba era Ana Teresa Torres; decía que era “la” gran escritora del país”.
-Yolanda Salazar Mancera: “Roberto, con su meticulosidad característica, preparaba un estudio profundo de cada obra, que servía de base para un diálogo enriquecedor. Luego, planteaba preguntas incisivas al autor, y finalmente, los asistentes compartíamos nuestras inquietudes y opiniones”.
V.
Cierran el dossier dos artículos sobre Andrés Bello que forman parte del volumen Interrogando al gran ausente (1987). Son, en mi comprensión, representativos de la escritura y los intereses de Lovera De Sola como investigador.
VI.
Gregory Zambrano presenta el libro del físico José G. Álvarez-Cornett, publicado por la Universidad de Los Andes: «Huellas, Ashiato, Paulkhuna. La impronta asiática en la ciencia y la tecnología en Venezuela durante el siglo XX, viene a llenar un vacío y a develar un importante legado que, visto en
el tiempo, demuestra que, en la segunda mitad del siglo XX, en Venezuela hubo un importante crecimiento desde el punto de vista cualitativo en la producción de saberes científicos. El profesor José G. Álvarez-Cornett los resume con precisión: biomedicina, botánica, física, matemática, geofísica, ingeniería, química, microscopía electrónica, industrias petrolera y siderúrgica, y también áreas de las ciencias sociales como la economía, la estadística y la demografía, necesarias para comprender la dinámica comercial, industria y poblacional, entre otras». Página 6 y parte de la 7.
VII.
Lisette González comenta el muy leído y debatido ensayo de Carlos Granés,
Delirio americano: “tiene 730 páginas. Narrar la historia del siglo XX en América Latina es un desafío por la amplitud de la tarea, pero más aún si se quiere conciliar en un mismo relato la historia del arte y la literatura con la historia política del continente. El libro cumple bien con ese cometido. La narración va de un país a otro, de una corriente a la contraria y así va avanzando hasta llevarnos desde la muerte de José Martí a la de Fidel Castro, con la cual para Granés concluye el siglo XX latinoamericano. El texto atrapa y emociona. A veces también molesta, cuando en ese paso veloz por más de cien años de historia, algún libro que fue importante lectura resulta cuestionado en apenas unas líneas”. Parte superior de la página 7.
VIII.
En un texto repleto de información, Ignacio Alvarado nos ofrece Paneo de los libros en la Venezuela del siglo XIX: autores, ediciones, impresores y asuntos conexos. Por ejemplo: “A partir de 1862 se promulgaron muchos códigos (civiles, penales y de comercio) que impulsaron la obra de juristas como Julián Viso y Luis Sanojo y material jurídico auxiliar. La política se discutió en los periódicos y en folletos y un puñado de intelectuales lograron destacarse: Fermín Toro, J. V. González, Lisandro Alvarado, Gil Fortoul, Eloy González, Cecilio Acosta y Pérez-Bonalde dominaron el panorama intelectual abarcando múltiples disciplinas” Y así, en la página 8.
IX.
Gabriela Mistral y su ‘candidato’ al premio Nobel de Literatura de 1945: el texto de Alfredo Gorrochotegui Martell que se ofrece en la página 9: “Las frases “Rómulo Gallegos el novelista” y “Ventura olvida que existe Rómulo Gallegos” son claras: Mistral conocía la obra de Gallegos. Pero también cita a otros escritores, con lo cual, no solo daba cuenta de la obra galleguiana sino la de otros autores de la región. En ese sentido, Mistral fue una escritora que estuvo al día con lo que se estaba realizando en la literatura de nuestro contexto latinoamericano”.
X.
Esta edición cierra con el ensayo Doña Bárbara en Sevilla, de María del Mar Ramírez. Dice: “Dejamos al Rómulo político y nos acercamos al Gallegos autor de Doña Bárbara, cuyo inicio es de los grandes de la literatura. Con ese “bongo que remonta el Arauca bordeando las barrancas de la margen derecha”, primitivo medio de transporte fluvial previo al uso de lanchas de motor, empieza esta obra con la que arranca una brillante época para toda la novelística latinoamericana: la de las grandes historias autóctonas que muestran conflictos fundamentales transversales, cuyo eje se constituye a partir de sucesos y personajes salidos de entornos apenas conocidos como el altiplano, los Andes, el llano y las enormes selvas del continente. Se sabe, por ejemplo, que Gabriel García Márquez conocía la obra de Rómulo Gallegos (lo menciona en Vivir para contarla, 2002) y que la misma influyó en su escritura”.
XI.
Finalizo con un recordatorio dirigido a los interesados en el concurso de cuentos de El Nacional, en homenaje a Miguel Otero Silva: la fecha de recepción de los cuentos finaliza el próximo sábado 31 de mayo. Durante la semana pasada varios lectores me preguntaron si habrá prórroga. Les informé que no es posible. Tanto el Comité de Preselección como el Jurado disponen de tiempos limitados para su respectiva tarea.
XII.
Nada más por hoy. Me despido con mis buenos deseos para todos.
Nelson Rivera.
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