Agencia SINC
El equipo suizo que ha desarrollado el nuevo dispositivo ya había logrado, con un sistema similar, que personas con paraplejia volvieran a caminar. Ahora lo ha aplicado con éxito a un francés de 62 años que tenía graves problemas de movilidad, causados por la enfermedad de Parkinson crónica. El neuroimplante ha permitido que camine con fluidez y que pueda subir y bajar escaleras sin caerse.
Neurocientíficos y neurocirujanos de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), el Hospital Universitario de Lausana (ambos en Suiza), y de la Universidad de Burdeos (Francia) han diseñado e implantado una neuroprótesis destinada a mejorar la marcha de pacientes con párkinson.
En un estudio publicado en Nature Medicine, los investigadores detallan el proceso de desarrollo de este implante, del que se ha beneficiado un primer paciente con esta enfermedad neurodegenerativa y “le ha permitido caminar cómodamente, con confianza y sin caerse”, según los autores.
El equipo, liderado por el neurocientífico Grégoire Courtine y la neurocirujana Jocelyne Bloch, de la EPFL, lleva años investigando para que personas con problemas de parálisis vuelvan a caminar, tras introducirles implantes electrónicos en la médula espinal.
En el presente trabajo, han aplicado sus hallazgos para mejorar la calidad de la marcha de Marc, un paciente de 62 años de Burdeos, que lleva casi tres décadas con párkinson. En 2004, fue tratado con dopamina y estimulación cerebral profunda, con objeto de mejorar los temblores y la rigidez, recuerdan Courtine y Bloch.
Sin embargo, más recientemente, desarrolló graves trastornos de la marcha que no respondieron a la dopamina ni a la estimulación cerebral. “Prácticamente ya no podía caminar sin caerme con frecuencia, varias veces al día”, cuenta Marc.
Hallazgos previos aplicados al párkinson
“La idea de desarrollar una neuroprótesis que estimule eléctricamente la médula espinal, con el objetivo de corregir los trastornos locomotores en pacientes con párkinson, es el resultado de varios años de investigación sobre el tratamiento de la parálisis debida a lesiones de la médula espinal», afirma Courtine
A diferencia de los tratamientos convencionales contra esta enfermedad, que se dirigen a las regiones del cerebro directamente afectadas por la pérdida de neuronas productoras de dopamina, esta neuroprótesis se implanta en la zona de la médula espinal responsable de activar los músculos de las piernas al caminar, que, aparentemente, no está directamente afectada por el párkinson.
«Es impresionante ver cómo estimulando eléctricamente la médula espinal de forma selectiva, al igual que hemos hecho previamente con pacientes con paraplejia, podemos corregir los trastornos de la marcha causados por la enfermedad de Parkinson», afirma Bloch.
Los investigadores de la EPFL reconocen que la implantación de esta neuroprótesis en el paciente no habría sido posible sin la colaboración del doctor Erwan Bezard, neurocientífico del Instituto Nacional de Investigación en Salud y Medicina de Francia (Inserm), afiliado a Universidad de Burdeos.
Bezard, señalan, “ha dedicado su carrera al conocimiento de las enfermedades neurodegenerativas. Su experiencia en modelos preclínicos de la enfermedad de Parkinson fue esencial para producir correctamente los desarrollos tecnológicos y conceptuales necesarios para la aplicación clínica en seres humanos”.
“Ya no me dan miedo ni las escaleras”
La intervención a Marc se realizó hace dos años en el Hospital Universitario de Lausana. Allí se le implantó el dispositivo, compuesto por un campo de electrodos, colocado en la parte de la médula espinal que controla la marcha, y un generador de impulsos eléctricos implantado bajo la piel de su abdomen.
Gracias a una programación específica de estimulaciones de la médula espinal que se adapta en tiempo real a sus movimientos, Marc ha visto remitir rápidamente sus problemas de marcha, destacan los autores.
Tras varias semanas de rehabilitación con la neuroprótesis, ahora puede andar casi con normalidad. Actualmente utiliza su dispositivo unas ocho horas al día, y solo la apaga cuando está sentado mucho tiempo o cuando duerme.
“Enciendo la estimulación por la mañana y la apago por la noche. Esto me permite caminar mejor y estabilizarme. Ahora mismo, ya ni siquiera me dan miedo las escaleras. Todos los domingos voy al lago y camino unos seis kilómetros. ¡Es increíble!», comenta.
Desarrollo de una versión comercial
Los investigadores creen que este sistema a neuroprótesis abre nuevas posibilidades para tratar los trastornos de la marcha que padecen muchas personas afectadas por la enfermedad de Parkinson, pero por el momento el concepto de tratamiento solo ha demostrado su eficacia en una persona, con un implante que aún debe optimizarse para su uso a gran escala.
En colaboración con una empresa, Grégoire Courtine y Jocelyne Bloch están trabajando en el desarrollo de una versión comercial de la neuroprótesis, que incluya todas las funcionalidades necesarias para un uso cotidiano óptimo.
“Nuestra ambición es proporcionar acceso general a esta tecnología para mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes con párkinson en todo el mundo”, subrayan Courtine y Bloch.
Además, gracias a la donación de un millón de dólares de la Fundación Michael J. Fox para la Investigación del Parkinson, el centro de investigación e innovación en bioingeniería NeuroRestore, creado por Courtine y Bloch, va a realizar pruebas clínicas en seis nuevos pacientes el próximo año.
Estos ensayos pretenden no solo validar la tecnología desarrollada en colaboración con la empresa, sino también identificar los perfiles de pacientes con más probabilidades de beneficiarse de este tratamiento.
Referencia: G. Courtine, J. Bloch et al. “A spinal cord neuroprosthesis for locomotor deficits due to Parkinson’s disease”. Nature Medicine (2023)