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Viaje de campo científico-médico, comunidad de San Miguel, estado Lara, Venezuela, 2017, del equipo de la Incubadora Venezolana de la Ciencia Foto: Cortesía: IVC

Desde el 2018 iniciaron el proyecto #TraeTuChipo que va desde enseñar cómo es el chipo, las precauciones para capturarlo y envío de data

Por: Keren Torres Bravo

Keren Torres Bravo
Periodista de Lara, coordina los estados Lara, Falcón y Yaracuy para el portal de noticias venezolano El Pitazo. Es colaboradora de Ipys Venezuela y stringer en la región para la agencia Reuters. Graduada en la Universidad Fermín Toro, de Barquisimeto

La Incubadora Venezolana de la Ciencia (IVC) promueve en la población la campaña #TraeTuChipo, que forma parte de los proyectos de investigación que realiza esta asociación sin fines de lucro, conformada por un equipo de profesionales del sector salud como médicos, médicos veterinarios, enfermeras, biólogos y entomólogos, enfocados en la medicina tropical. 

Carlos Hernández, miembro de la IVC, declaró a La Web de la Salud que la enfermedad o Mal de Chagas ha sido de difícil estudio en Venezuela, porque desde los primeros síntomas hasta la fase crónica, pueden pasar hasta más de 10 años. Incluso, los signos de alerta en la fase aguda son inespecíficos, lo que hace aún más complicado llevar una data.

Carlos Hernández, miembro de la IVC Foto: Keren Torres

Por esta razón, desde el 2018 iniciaron el proyecto, que va desde enseñar en las comunidades sobre cómo es el chipo y las precauciones para capturarlo, hasta el momento de esa captura y envío de data para la identificación correcta del vector al equipo de la IVC que se encarga de certificar si en realidad es un triatomino o no. 

Esta data se incluye en un sistema de georeferenciación, elaborado por Lourdes Delgado, que está disponible en la página web incubadoravzla.org.

Allí, cualquier persona interesada, puede ver al momento dónde se han localizado los insectos en los diez estados de Venezuela en los cuales hasta ahora hay equipos que forman parte del proyecto. (Reporte nacional de Triatominos en tiempo real https://vsi-globalwash.maps.arcgis.com/apps/dashboards/39dc6fcb5fae4bc4ae592763bb66a3cb).

Hernández explicó que es un monitor en tiempo real, donde al hacer clic en un punto del mapa, se puede conocer la cantidad de reportes de chipo en esa zona. Eso sirve también para hacer vigilancia epidemiológica, estudios y sacar conclusiones en cuanto a la biología del vector, entre otros puntos. Esta herramienta está disponible en la web para todos los interesados.

“Hemos visitado comunidades endémicas y también donde ocurren reportes de presencia de chipo. Allí damos charlas educativas y se forman a los científicos ciudadanos”, acotó Hernández.

Aclaró que al chipo se le realiza un estudio parasitológico, porque no todos los insectos poseen el parásito que causa el Mal de Chagas. 

“Lo más importante es la prevención, de eso hablamos en las comunidades. Luego se hace el estudio parasitológico para determinar si está o no el parásito, porque indiscutiblemente se crea una alarma en el sector, pero con las investigaciones podemos determinar si el insecto es transmisor o no de la enfermedad”, detalló Hernández.

Chipos en zonas urbanas

Carlos Hernández afirmó que aun cuando la mayoría de las zonas donde se encuentran los chipos son rurales, también se han encontrado insectos en urbanismos cercanos a bosques o sitios enmontados, como por ejemplo, toda el área que comprende el Parque Nacional Terepaima, entre los municipios Iribarren -Barquisimeto- y Palavecino -Cabudare-, así como en El Manzano, Río Claro y en el Club Hípico Las Trinitarias, del estado Lara.

“Ellos se alimentan de sangre y esperan a que los mamíferos duerman, por eso salen en las noches, cuando hay un ambiente silente. Las personas deben estar atentas a los muebles, colchones, donde pueden esconderse”, advirtió Hernández.

En las redes de la @incubadoravzla se pueden encontrar folletos con las fotografías de cómo son los chipos y sus diferencias con el resto de los insectos.

“En las comunidades explicamos a las personas cómo capturar al chipo sin que tengan contacto con sus heces. Una manera es utilizando guantes o una bolsa gruesa en las manos. Se debe tener un frasco de vidrio, puede ser de mayonesa o mermelada, donde colocarán al insecto. Allí le tomarían la fotografía que enviarán por nuestro número central”, dijo Carlos Hernández.

El número habilitado para los reportes de la presencia del chipo es  0424-5318510. Desde allí, los equipos de guardia de la IVC lo canalizan hasta el grupo de investigación más cercano a ese reporte. 

“Concientizar a la población y que luego ellos puedan extrapolar esa información a sus pares es parte del objetivo que tenemos con el proyecto de formación en las comunidades”, recalcó Hernández.

La pandemia les hizo crecer

Esta organización es una asociación sin fines de lucro, que nació en el año 2017 de mano del científico venezolano Alberto Paniz, quien sigue en la dirección de la IVC desde Nueva York, ciudad donde ahora reside.

La distancia no le ha impedido que siga de cerca, cada semana, los trabajos y proyectos del grupo. El médico y autor de publicaciones científicas certificadas, fue elegido como miembro de la Academia Latinoamericana de Ciencias en el mes de mayo de 2022.

“La pandemia y la virtualidad nos hizo crecer, antes solo estábamos en Barquisimeto y Cabudare [estado Lara] pero ahora tenemos equipos en diez estados de Venezuela, desde donde trabajamos en los diferentes proyectos que tenemos en la Incubadora”, explicó Hernández, desde la Clínica IDB, en Cabudare, con la cual mantienen una alianza a través del Instituto de Investigaciones Biomédicas de dicha institución.

La IVC se encuentra en estados como Bolívar, Portuguesa, Cojedes, Guárico, Falcón, Táchira, Mérida, Aragua y Distrito Federal, además de Lara, donde está su sede principal. 

Este grupo de científicos, acompañados de estudiantes de medicina y otras áreas de la salud, empezó sus trabajos cuando se detectó la epidemia del Zika. En ese momento estudiaron a madres embarazadas que tuvieron niños con hidrocefalia, después de padecer este virus.

“Luego nos expandimos con los estudios de otras virosis como chikunguña, dengue, mayaro… Gracias a alianzas internacionales se lograron encontrar hallazgos importantes, porque son estudios que no se realizan en Venezuela”, mencionó Hernández.

Fue el primer grupo en describir la transmisión del virus Zika a través de la lactancia materna; presentar el primer caso del Síndrome Alicia en el País de las Maravillas, también causado por el virus, entre muchos otros estudios reveladores.

En la actualidad no solo trabajan en el proyecto #TraeTuChipo, sino en investigaciones relacionadas con leishmaniasis, así como con las enfermedades transmisibles entres humanos y animales (zoonosis); sin dejar a un lado el área de la virología, siempre atentos a brotes y síndromes que se manifiesten en la población, como en el caso del COVID-19, que mantienen el estudio de Cefalea persistente posterior al COVID, para el cual también llevan una data en toda Venezuela.

La biografía de la Incubadora Venezolana de la Ciencia resume su objetivo así:

“La premisa de nuestro trabajo es la cooperación con las comunidades rurales, en la recolección y registro de datos de las enfermedades infecciosas emergentes y reemergentes en sus regiones. El activo invaluable de estos datos nos permite un recurso actual para monitorear las tendencias epidemiológicas y la rápida evolución de los patógenos en nuestra investigación de laboratorio”.

De esta manera, la IVC realiza investigaciones importantes para Venezuela y el mundo, de la mano de profesionales, estudiantes y miembros de las comunidades. Un equipo de ciudadanos unidos por la salud y el bienestar colectivo.

Por: Keren Torres Bravo