Igual que los “pilotos automáticos” que se encargan de nuestros aviones por porciones definidas de tiempo, aún se necesitan pilotos de carne y hueso
Por: Dra. Marta Illueca
La autora es médica pediatra e investigadora. Este artículo fue publicado de manera original el 4 de agosto del 2024, en la sección Opinión del diario La Prensa
A grandes rasgos, se dice que las Inteligencias artificiales, son herramientas de la informática, que funcionan para resolver tareas que tradicionalmente se manejaban por el cerebro humano. Sus funciones manejan extensos algoritmos y fórmulas que barajean cual malabarismos, gigantescas cantidades de información. Son sistemas que logran delinear patrones de decisión sin necesidad de programación.
Su desarrollo ha sido progresivo y certero en las últimas décadas, aunque, en el presente, estamos viendo una gran explosión de aplicaciones que bien podría decirse pudieran “tomarse” por sí mismas, la funcionalidad de nuestro entorno. Es decir, las nuevas aplicaciones en línea basadas en las funciones de la inteligencia artificial permiten organizar cualquier tipo de actividad en toda clase de disciplinas. Y el área de la salud y cuidados médicos no será la excepción.
La gran interrogante que nos hacemos, los que trabajamos en ciencia y salud, es si llegará el día en que sean las máquinas las que diagnostiquen enfermedades. Esto último, por supuesto, sin la virtud de un examen físico, pilar de la medicina clínica, y con un criterio médico basados en el intelecto racional, debidamente entrenado y acreditado de un profesional de la medicina de carne y hueso.
Para empezar a esclarecer esta interrogante, investigadores de la Biblioteca Nacional Médica de los National Institutes of Health (NIH por sus siglas en inglés) en los EE. UU., junto a científicos de la prestigiosa escuela de Medicina Weill-Cornell en Nueva York, realizaron un interesante estudio cuyos resultados apenas se han revelado el 23 de julio pasado.
El estudio fue sencillo y muy revelador, utilizando el conocido “Image Challenge” (Desafío médico en imágenes) de la prestigiosa revista New England Journal of Medicine (NEJM, por sus siglas en ingles). Se comparó la capacidad de diagnóstico correcto entre un sistema de inteligencia artificial y un grupo de médicos al “analizar” imágenes médicas, con un corto texto, describiendo la historia clínica y síntomas del paciente.
Los resultados fueron asombrosos para bien y para mal. Con un total de 207 imágenes, los diagnósticos de 9 expertos médicos se contrastaron con los del modelo de la inteligencia artificial, conocido como GPT-4V (Generative Pre-trained Transformer 4 with Vision).
El sistema de inteligencia artificial, en principio, puntualizó diagnósticos correctos muy a la par o mejor que los humanos, sin embargo, presentó una falla muy preocupante y potencialmente catastrófica.
Los médicos evaluadores descubrieron errores frecuentes en la descripción de la imagen médica que hizo el sistema de inteligencia artificial, así como en su análisis para asignar un diagnóstico. Este defecto se observó aún en los casos en que el diagnostico artificial parecía correcto, pero sin duda se había basado en falsos razonamientos. Este último detalle no fue un problema en el caso de los médicos participantes.
Vale aclarar que este estudio no descarta el gran potencial práctico de la inteligencia artificial como apoyo práctico para uso en aplicaciones de “triaje”. Además, es una tecnología útil para simplificar, cuando el caso lo amerita, el algoritmo diagnóstico de pacientes necesitados de tratamientos específicos para sus dolencias de salud.
Es muy importante no creer en “utopías diagnósticas” antes de tiempo. La inteligencia artificial parece haber llegado para quedarse. Pero igual que los “pilotos automáticos” que se encargan de nuestros aviones por porciones definidas de tiempo, aún se necesitan pilotos de carne y hueso. Son estos expertos los que, usando su buen juicio y su experiencia profesional, saben tomar las riendas de nuestras naves en el momento propicio y sobre todo al aterrizarnos en forma responsable en terreno familiar y seguro.
Por: Dra. Marta Illueca