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Aunque se dice que es bueno consultar las decisiones con la almohada, esta recomendación no es la más adecuada a la hora de intentar dormir

Por María Mercedes Armas (Psicóloga)

La licenciada María Mercedes Armas Barrios es psicóloga. Egresada de la Universidad Central de Venezuela. Es integrante del Observatorio Venezolano de los DDHH de las Mujeres y del Centro de Investigación Social Formación y Estudios de la Mujer.
@psico.mm.armas
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La higiene del sueño es el nombre que se le da a un conjunto de prácticas que ayudan a cuidar la calidad del sueño y a prevenir desajustes en los horarios, en la calidad del descanso… La mayoría de las medidas y recomendaciones que ayudan a conciliar bien el sueño pueden parecer sencillas,  pero es necesario que nos propongamos establecerlas como hábitos cotidianos.

Este concepto es reciente y cada vez toma mayor importancia e incluye todas las formas de cuidar el descanso. Hay que tomar en cuenta que cambiar de hábitos no es tan fácil y que se trabaje en ello hasta tanto el nuevo hábito se implante, pero una vez que se integra a la rutina cotidiana será más fácil conciliar el sueño, mantener el descanso y alcanzar todas las etapas del sueño reparador.

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Aunque se dice que es bueno consultar las decisiones con la almohada, esta recomendación no es la más adecuada a la hora de intentar dormir, debido a que mantiene el cerebro activo. La ansiedad, la depresión, el temor, la preocupación y el estrés también pueden interferir con su capacidad de dormir lo suficiente.

A nivel clínico, los especialistas describen más de 100 tipos diferentes de trastornos del sueño, lo cuales se pueden agrupar en cuatro grandes categorías:

  • Problemas para conciliar el sueño y permanecer dormido.
  • Problemas para permanecer despierto.
  • Problemas para mantener un horario regular de sueño.
  • Comportamiento inusual durante el sueño.

Entre ellos podemos mencionar:

  • Sonambulismo.
  • Terrores nocturnos.
  • Pesadillas.
  • Piernas inquietas.
  • Hipersomnia.
  • Narcolepsia.
  • Ronquido y apnea del sueño.
  • Insomnio.

Cada uno de estos trastornos tiene síntomas específicos que deben ser identificados y tratados según su origen, que puede ser diverso.

El insomnio es el trastorno más común, consiste en la incapacidad para conciliar o mantener el sueño adecuadamente según las necesidades físicas de cada persona.

Las causas del insomnio son variadas. Algunas tienen que ver con  el mantenimiento de una higiene del sueño adecuada, algunos aspectos psicológicos y fisiológicos que producen cambios en el patrón del sueño, factores ambientales o por patologías asociadas pre existentes.

Por ejemplo:

  • El proceso de envejecimiento produce la reducción de las horas y la calidad del sueño y un aumento de la somnolencia diurna.
  • Estilo de vida: los cambios constantes de horario, bien por cuestiones laborales o por los viajes frecuentes provocan trastornos del ritmo circadiano.
  • El uso de ciertos medicamentos y sustancias que pueden alterar el sueño como los antihipertensivos, hormonas, estimulantes, esteroides, antidepresivos, broncodilatadores, descongestionantes, antineoplásicos, la cafeína.
  • Alguna patología pre existente como trastornos cardiovasculares o pulmonares, asma; trastornos de la conducta alimentaria (anorexia nerviosa); trastornos endocrinos (disfunción tiroidea); trastornos neurológicos: cefaleas, enfermedad de Parkinson, lesiones en el tálamo, demencia, entre otros.
  • Factores ambientales como las temperaturas extremas y  los cambios de horarios.

Practicar la higiene del sueño va a garantizar que una alta probabilidad de la calidad del sueño mejore notablemente para disfrutar de los beneficios de un buen descanso; ya que practicar estos hábitos saludables disminuye la posibilidad de desarrollar trastornos como el insomnio o cualquier otra alteración del sueño. Si todo esto no te funciona hay profesionales de atención médica especializados en problemas del sueño que pueden ayudarte.

Otras recomendaciones generales dentro de la higiene del sueño son:

  • Tomar a diario luz solar debido a que aumenta la producción de melatonina.
  • Las actividades previas a dormir deben ser tranquilas y relajantes, como por ejemplo la lectura, relajación o disfrutar de música suave.
  • Realizar actividad física durante el día también promueve un buen descanso al dormir.

Por María Mercedes Armas (Psicóloga)