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Dr. Alberto Kizer Ores

Si la primera revolución de la Medicina se produjo con el descubrimiento de las vacunas y la segunda, de los antibióticos, actualmente estamos viviendo sin duda una tercera revolución con el uso de los probióticos y las perspectivas futuras de aplicación de los mismos a las patologías de prácticamente todos los sistemas y aparatos del organismo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) definió los probióticos como aquel conjunto de microorganismos vivos que, cuando se administran en la cantidad adecuada, brindan un beneficio de salud al hospedador.

Sin embargo, desde esta definición, hace más de dos décadas, nuestro conocimiento al respecto ha evolucionado, de forma que se hace necesario para el ginecólogo realizar una serie de actualizaciones conceptuales.

En primer lugar, una actualización terminológica.

Las células microbianas de bacterias, hongos, protistas y virus que colonizan las mucosas y la piel del cuerpo humano son actualmente denominadas como la microbiota humana.

Son al menos tan abundantes como las células somáticas y contienen un número de genes, que en su conjunto, son denominadas como microbioma, muy superior al del genoma humano.

La metagenómica es el estudio del metagenoma, el genoma colectivo de microorganismos de una muestra ambiental para proporcionar información sobre la diversidad microbiana y la ecología de un entorno específico. Además, no todos los genes se expresan de la misma forma.

Su nivel de expresión se puede llegar a conocer mediante la secuenciación directa de ARN mensajero, lo que se conoce como metatranscriptómica. Las proteínas y metabolitos no pueden ser secuenciados como el ADN/ARN y han de identificarse mediante técnicas de espectrometría de masas.

Cuando estas técnicas se aplican para identificar la naturaleza y nivel de expresión de proteínas se refiere a metaproteómica. Cuando se aplican a la identificación de metabolitos se refiere a metabolómica. Finalmente, la culturómica es un método de cultivo de alto rendimiento que utiliza la espectrometría de masas para identificar especies bacterianas.

En segundo lugar, una actualización de biodiversidad e interconexión.

La microbiota humana posee perfiles taxonómicos característicos según el microambiente corporal que se considere.

La microbiota intestinal aparece dominada por los filos bacterianos Bacteroidetes y Firmicutes; la cavidad oral tiende a estar dominada por Streptococcus spp.; la piel aparece colonizada, principalmente por Corynebacterium, Propionibacterium y Staphylococcus; y las comunidades microbianas vaginales están dominada por Lactobacillus spp.

Desde hace poco tiempo se ha establecido la existencia de una unidad funcional, el Sistema Inmune de Mucosas, que puede responder de manera similar a nivel de varios epitelios ante la misma noxa y en la regulación del cual cobra un papel principal el intestino y, por ende, la microbiota intestinal, generándose un eje de comunicación intestino-sistema inmune-microbiota.

Funcionalmente, la microbiota intestinal se divide en Microbiota inmunomoduladora (Enterococcus faecalis, E. faecium, Escherichia coli), Microbiota muconutritiva o mucoprotectora (Faecalibacterium prausnitzii, Akkermansia muciniphila) y Microbiota con actividades proteolítica o Proinflamatoria (E. coli Biovare, Proteus, Enterobacter, Citrobacter, Klebsiella, Pseudomonas, Clostridium, Desulfovibrio, Bilophila).

En tercer lugar, y de forma paralela a la anterior, se han establecido microbiomas vaginales básicos denominados Estado Tipo de la Comunidad o Vaginotipos.

Tradicionalmente, a los lactobacilos vaginales se les denominaba bacilos de Döderlein, en honor al médico alemán que los observó por primera vez en el año 1892.

 Hasta hace unos 10-15 años, la mayoría de ellos se clasificaban como L. acidophilus y L. fermentum.

El advenimiento de la clasificación por análisis de la secuencia del gen del ARNr 16S, reveló que los predominantes en vagina son L. crispatus, L. iners, L. jensenii y L. gasseri.

También son frecuentes L. salivarius y L. vaginalis. Por último, aparecen con alguna frecuencia lactobacilos ambientales y colonizadores del tubo digestivo como L. rhamnosus, L. casei y L. plantarum.

Según su capacidad productora de ácido láctico y la especie dominante, se establecen tres vaginotipos considerados sanos: Vaginotipo I, con dominancia de L. crispatus, más acidificante, el Vaginotipo II, con dominancia de L. gasseri. Es el de menor producción acidoláctica, Vaginotipo V, con dominancia de L. jensenii.

Los vaginotipos dominado por L. inners o de dominancia no lactobacilar podrían representar estados de transición hacia la disbiosis y/o la vaginosis bacteriana.

En cuanto a las aplicaciones en la Ginecología, están en marcha estudios para determinar la aplicabilidad de los probióticos en fertilidad y en Obstetricia, en tanto, de manera reciente, se estableció la hipótesis de la existencia de un eje intestino-placenta, que propone que la placenta está colonizada principalmente por bacterias intestinales y que la homeostasis del microbioma es esencial para la inmunidad y los microbiomas vaginales y fetales en el embarazo saludable.

Mientras, la disbiosis placentaria y vaginal podría correlacionarse con malos resultados obstétricos. Igualmente, se está estableciendo el papel de la microbiota en la patología mamaria, incluyendo el cáncer de mama, en el cáncer cervical y la infección por VPH y en la adquisición y transmisión de ETS.

Estudios recientes sustentan también la ampliación de probióticos en el síndrome genitourinario de la menopausia.

Por otro lado, la microbiota y el sistema inmune pueden regular el sistema nervioso central (SNC) de manera independiente.

Cambios bioquímicos en el SNC pueden alterar la composición de la microbiota y las respuestas inmunes a través del eje hipotálamo-hipófisis-adrenal. Todo esto indica que la microbiota, el sistema inmune y el SNC se comunican también de forma bidireccional, ampliando más aún el espectro de aplicaciones de los probióticos en la paciente ginecológica.

Dr. Alberto Kizer Ores

En Instagram @dr_Kizerto

El Dr. Alberto Kizer Ores es Médico Cirujano egresado de la Universidad Central de Venezuela. Especialista en Obstetricia y Ginecología en el Instituto Universitario Dexeus de Barcelona, España. (Universidad Autónoma de Barcelona)Maestría en Medicina Materno-Fetal en el Hospital Universitario Vall d´Hebron de Barcelona, España. (Universidad Autónoma de Barcelona)Diplomado de Alta Gerencia en Emergencia y Crisis. (Instituto de Ciencia de la Salud – ISCIS / Universidad de Panamá)Certificado Internacional en Coaching y Programación Neurolingüística (International Association of Coaching and NLP / European Academy of Neurosciences Economics and Humanities)Capacitación en Coaching de Salud / Health and Wellness Coach (The International School Of Coaching – TISOC).