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“No somos princesas; somos guerreras”, fue el canto a una sola voz  de las niñas y adolescentes de la organización Espacio Encuentro de Mujeres, como parte de la jornada cultural y reflexiva que sirvió de preámbulo a la conmemoración del Día Internacional de la Niña en Ciudad de Panamá.

Por resolución 66/170 del 19 de diciembre de 2011 de Naciones Unidas, cada 11 de octubre se recuerda esta efeméride que busca hacer visible los problemas particulares a los cuales se enfrentan las niñas en el mundo.

“Las niñas son líderes. Las niñas son agentes de cambio. Las niñas defienden el bien e impulsan el crecimiento en todo el mundo. Son una fuente esencial del cambio transformador para lograr la igualdad de género, y la tecnología es una herramienta fundamental para apoyar su labor, activismo y liderazgo”, ha dicho ONU Mujeres.

El lema de este año es La generación digital. Nuestra generación, el cual reclama para las niñas, acceso al internet y a los dispositivos digitales, en condiciones de igualdad.

Vielka Sanjur, presidenta de Espacio Encuentro de Mujeres, el cual nació en 2009 para lograr tipificar el delito de femicidio, conquista que da sus frutos con la Ley 82 de 2013, observa que más allá de un día, las madres del Espacio, decidieron estimular en las niñas y jóvenes, procesos de sensibilización cotidianos.

Este reconocer y reconocerse de las niñas y adolescentes como agentes de cambio, ha significado involucrar a la generación de relevo del movimiento feminista panameño, en actividades que las empoderan con una visión de autocuidado y sentido de pertenencia a su sociedad.

Una de estas actividades derivó en Miradas inquietas, exposición colectiva de Niñas y Adolescentes Feministas, la cual tomó los espacios del Centro Cultural España en Panamá-Casa del Soldado, situado en el paseo Esteban Huertas de Casco Antiguo de Ciudad de Panamá.

Parte de las niñas y adolescentes participantes en la muestra. María Alejandra Chuna recita un poema

Con este proyecto, además de conmemorar el Día Internacional de la Niña en Panamá, cerca de 15 niñas expresaron en fotografías y dibujos, el resultado de dos actividades.

En el caso de las fotografías, plasmaron aquello que su sensibilidad sintió, luego de  recorrer las calles de Casco Antiguo y conocer los relatos de voces comunitarias, que explican el por qué la comunidad de San Felipe se redujo de 16,000 habitantes, a un promedio de 2,000, y la necesidad de convertir en hogares las puertas que hoy están cerradas.

Zair Gálvez, padre comprometido con la visión del movimiento, y quien  acompañó a las participantes durante el recorrido que hizo posible las fotografías, cuenta que la idea fue hacer visible el otro rostro humano de Casco Antiguo y que las niñas y adolescentes lo reflejaran en imágenes.

“Lo impresionante de la exposición, es que las niñas captaron situaciones que nosotros por lo general no vemos. De allí el nombre: Miradas inquietas”, señaló.

Tanto Paola Gálvez como María Alejandra Chuna participaron en la colectiva.

Ambas quieren ser biólogas. En esa edad que no supera los 10 años, y cuyos sueños caben en un mirada, describen en sus fotografías la narrativa humana que ignora el silencio.

La otra iniciativa, fue una jornada de arte terapia que derivó en propuestas plásticas con los colores vivos del paisaje panameño y rostros de niñas, cada uno, con su propia historia.

Poesías, reflexiones y palabras se agregaron a las fotografías y los cuadros de la colectiva, en un acto que contó con las expositoras, líderes del Espacio Encuentro de Mujeres y residentes de la comunidad de San Felipe.

Luego, como cierre, un corto desfile, un canto a viva voz: No somos princesas; somos guerreras”, en homenaje a las niñas, a las adolescentes y al corazón que late en Casco Antiguo porque ellas, después de ver con otros ojos, mirarán con empatía la humanidad que albergan las calles y viviendas de la ciudad antigua.

Para conocer más

Visite la página de Espacio Encuentro de Mujeres

La organización promueve “el empoderamiento económico, político, social y cultural de las mujeres como medio para lograr su plena integración y participación en todos los ámbitos de la vida, tanto público como privado; la toma de decisiones políticas y sociales; forjadoras de un futuro diverso y defensoras de su integridad, de sus cuerpos y su salud, libres de violencia física, sicológica, económica y patrimonial”.

Trabajan la transformación de la mujer desde la base, en las comunidades y no como un discurso sin alma.

“Una vez, luego de un taller con las mujeres en la comarca, una mujer dijo: Yo sabía que había algo que no me dejaba estudiar, ahora sé que se llama patriarcado”, recuerda Vielka Sanjur, presidenta de Espacio Encuentro de Mujeres, al citar un ejemplo de esta acción transformadora.

Dstaca la necesidad de lograr que las niñas y adolescentes sean conscientes de los temas de violencia de género, que cuiden su cuerpo y no tengan vergüenza, porque en caso de agresión es el adulto y no ellas las culpables.

Alianza con organizaciones sindicales y sociales de base, les permiten impulsar un trabajo desde la equidad.

También en este proceso integran a niños y a los hombres, “porque la otra mirada del espacio en transformarlos” y que de este crecer juntos se consolide una sociedad más igualitaria, justa y equitativa.