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En esta edición del Papel Literario del diario El Nacional se da cuenta de varias publicaciones de autores y autoras venezolanas, en territorios y lenguas que universalizan la creación más allá de las fronteras nacionales

Por: Nelson Rivera, director del Papel Literario

Amigos lectores:

I.

A finales de 2022, Andrés Sánchez Robayna (1952-2025) estuvo de visita en Venezuela. Enorme poeta, ensayista, traductor, diarista y académico, brilló en cada uno de esos campos. Sensitivo, riguroso, ajeno a cualquier exhibicionismo. Variaciones sobre el vaso de agua, ensayo publicado en 2015, arroja pistas sobre su refinada operación mental: luego de ordenar 24 textos breves y reveladores sobre un asunto de anodina cotidianidad -el vaso de agua-, agrega reproducciones de obras de arte y una selección de 21 poemas escritos por poetas en varias lenguas. Memorables son, además, poemarios suyos como El libro, tras la duna o esa preciosa colección de apuntes que es Cuadernos de las islas (que incluye también una selección de poemas), o sus reconocidas traducciones al español de Wallace Stevens.

II.

En la página 1, Marcelo Pellegrini nos ofrece un breve texto, In memoriam Andrés Sánchez Robayna, que precede a uno de sus poemas más virtuosos, Patmos: ”Quiero detenerme brevemente aquí en Cuaderno de las islas a propósito del poema “Patmos”, que publicamos en estas páginas. Andrés Sánchez Robayna, nacido en las islas Canarias, siempre fue un poeta insular en el mejor sentido del término: solitario pero habitando el núcleo palpitante de las preocupaciones más centrales de la cultura literaria del idioma. Lejos de las metrópolis de toda especie, su soledad creadora le dio una perspectiva mucho más amplia, que le permitió dialogar con la poesía de las múltiples orillas del idioma y así conocer íntimamente la obra de otro isleño ilustre como José Lezama Lima y de figuras emblemáticas como Octavio PazEugenio Montejo y Gonzalo Rojas. El poema “Patmos”, a mi juicio uno de sus textos más hermosos, puede ser leído también como una poética de lo insular”.

III.

Circula la segunda edición de Marginalia, del poeta y ensayista chileno Pedro Lastra (1932), otra de las altas voces literarias en lengua española. De ello nos habla Benjamín Carrasco Bravo en la página 2: “Del escritor de minúsculas y misceláneas, de discursos de agradecimiento a presentaciones de libros, de la conversación a la nota breve, a las palabras de Lastra siempre acude el sentimiento de reciprocidad de la buena y aguda lectura. A esta nueva edición de Marginalia se suman seis textos en total: dos nuevas notas prologales, dedicadas a Reunión de versos (2022) de Hernán Valdés y Pájaro libre como soy (2013) de Wanda Marla Lynch; una reseña dedicada a Durante la reconquista (2009) de Alberto Blest Gana; dos discursos académicos (la ponencia Escribir un libro y el discurso de recepción de Antonio Cussen en la Academia Chilena de la Lengua). Cierra el volumen una iluminadora conversación sostenida con Miguel Gomes respecto a Juan Sánchez Peláez y su relación con Chile”.

IV.

Deseo comentar: estamos en un trecho de generosa concentración para los lectores de la poesía venezolana. Varios títulos han aparecido en el lapso de pocas semanas, todos significativos y resonantes: la publicación en Francia de Temps suspendu (Tiempo suspendido), edición bilingüe del más reciente libro de Alejandro Oliveros, traducido al francés por Philippe Desommes FlórezExiliada, de Laura Cracco, cuyo título ya anuncia la poderosa elocuencia del libro; Fugaz lagartija, de Verónica Jaffé, que acaba de presentarse en la Feria del Libro de Bogotá; Inmundo, de Igor Barreto, removedor e inquietante; La desesperanza, antología de la poesía de Santiago Acosta, cuyo prólogo escribió Gustavo GuerreroQue el río responda, antología de la poesía de Carmen Verde Arocha, publicada en España; mínimos (minuscules), de Adalber Salas Hernández, edición bilingüe traducida al inglés por Robin Myers e ilustrada por Yonel HernándezPoética, de Ida Gramcko, que incluye un texto preliminar de Alejandro Sebastiani Verlezza; y posiblemente algunos más de los que no tengo noticias. ¿Han pactado acaso los dioses para obsequiarnos todas estas sensibles noticias?

V.

He conversado con varios buenos lectores, que ya han leído Inmundo, y coinciden: la extraordinaria poesía de Igor Barreto parece haber alcanzado con este libro nuevas cotas en sus visiones, en sus calidades reflexivas, en la construcción de los poemas. Inmundo debe ser uno de esos libros que aparecen para instalarse en nuestra esfera poética. En la página 3 reproducimos el texto introductorio de la edición, de Antonio López Ortega (publicado previamente por el portal Trópico Absoluto), así como algunos poemas. Copio aquí los primeros versos del poema Inmundo: “Hasta el nido apartado/ lleva el poeta los nombres de los objetos/ calificando cada cosa robada al mundo./ Hoy pareciera que lo bello terminó/ y el poema canta entre dislocaciones./ La poesía es inmunda,/ se escribe justo en el borde angustiante/ de la frontera/  del mundo,/ aunque siempre rozaremos el lirismo/ que se empeña en acompañarla (…)”.

VI.

A continuación, en la página 4 reproducimos poemas del libro de Laura Cracco mencionado arriba. Del poema Exiliada, copio aquí unos versos:

(…)

¿De qué huyo?, pregunta la exiliada,

y la duda ya es condena.

A quién engaño, mis ojos no están limpios,

nada de lo que veo es lo que miro.

La vieja mirada nunca se fue,

no alcanzó tanto mar a bautizarla.

Mis ojos no están.

Valleta flota suspendida,

ajena,

inalcanzable

y alguien, que es nadie, pesa sobre mi espalda.

La dictadura es ubicua como Dios,

irredimible como la culpa.

(…)

VII.

 En el prólogo de Gustavo Guerrero a La desesperanza, antología de Santiago Acosta, señala: “El período más innovador y exaltante del trabajo de Acosta no empieza, sin embargo, sino ocho años más tarde, cuando salen a luz dos nuevos libros: Mañana vendrán las piedras (2018) y Cuaderno de otra parte (2018). Ambos señalan un gran giro en la poesía del venezolano que lo lleva a enfrentarse con la desesperada situación de nuestro país y, al mismo tiempo, lo inscribe en el contexto más vasto de la doble crisis planetaria que están suscitando el colapso medioambiental y el fenómeno adyacente de las migraciones masivas”. En las páginas 5 y 6, además, se incluyen poemas de Acosta.

VIII.

“Escribiendo poesía he podido apreciar verdaderamente la forma sonora de mi lengua. Su gravedad. Porque, como es sabido, el Español es una lengua grave. O llana, como también se dice. Casi el 80% de sus palabras son graves. Pero también grave, en el sentido de seria e importante, o sea grave-grave ha sido mi relación con el Español. Grave-grave como para que me interese, además de gravitar en torno a esta lengua, caer en ella, muy seguido, con la cabeza por delante, es decir, pensando”: fragmento del ensayo de Rosbelis RodríguezGravitas, que ocupa la parte superior de la página 8.

VIII.

Escribe Néstor Mendoza sobre el más reciente libro de Johnny Gavlovski:“Red de seda es un viaje hacia abajo, un tipo de caída, como decía Bachelard respecto a los sueños. Y esta caída, al menos en la primera parte del libro, está registrada cronológicamente en un sueño de poco más de hora y media: de 2:02 a 3:47 am. En ese tiempo la voz poética (¿voz onírica?) registra distintos pensamientos e imágenes, que por darse en ese trance oculto no dejan de tener su propia lógica. Desde la primera línea ya se indica una sencilla sentencia: “nunca contemples la desnudez de una flor”. Acompañamos la presentación de Mendoza con poemas de esa primera parte del libro. También en la página 8, parte inferior.

IX.

La entrevista que Alejandro Sebastiani Verlezza le hizo a Carmen Verde Arocha para hablar de su recién publicada antología, Que el río responda. Dice la poeta cuando habla de Canción gótica, uno de sus libros fundamentales: “Canción gótica es el canto de lo femenino recibiendo a lo masculino, a la virilidad. Un himno sobre el amor entre el hombre y la mujer, que en ocasiones se desdibuja, aparece cierta niebla que no deja ver bien. Aquí lo gótico: lo frío, la sombra, el miedo, el atardecer nublado y casi oscuro nos remite a esa concavidad del espacio que está flotando en la penumbra y donde ocurren, pues, el misterio, ciertas apariciones, el deseo por lo extraño, lo diferente”. Página 5.

X.

Alliteration Publishing ha publicado La vida doméstica (Domestic life) en edición bilingüe, de Marcelo Rioseco, poeta, editor y conductor de programas radiales chileno-estadounidense. Traducido por Arthur Malcolm Dixon, tiene un prólogo de Micaela Paredes Barraza. Hay en esta poesía, de firme aliento narrativo, giros, apariciones, irrupciones que iluminan lo inmediato y más allá. Reproduzco aquí un poema, no más que una señal de la magnética poesía de Rioseco:

La vida doméstica

La vida doméstica

es la manera más rápida de matar la locura de un poeta

y también es la manera más rápida de matar al poeta.

Le leo mi poema sobre Roberto Bolaño a Claudia.

Claudia me mira y después de una pausa

pregunta: «¿Quieres comer? Los filetes de salmón

todavía están en el refrigerador.»

Bolaño desde los desiertos de la muerte

donde está ahora, me guiña un ojo y dice:

«No sabía que te gustaban

los filetes de salmón, Mauricio.»

Claudia se ha ido, pero al rato regresa,

como Cristo cuando andaba aburrido.

Mientras tanto yo trato de comprender

cuál es el problema con el salmón

y si debo o no escribir este poema.

«No derrames más la leche en la cocina», exclama.

Busco a Bolaño, pero esta vez su imagen

se ha evaporado entre mis libros

y los platos sucios con comida.

Quizás ya estamos todos muertos

como los peces inmóviles que arrastra el río.

XI.

A veces -casi siempre-, mejor no añadir nada y volver a los libros, que siempre nos esperan.

Nelson Rivera, director del Papel Literario

Para leer la edición completa: