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Por: Rodolfo Caballero

Rodolfo Caballero es profesor de ética y valores, coach, conferencista integral y escritor

Las convulsiones son espacios para las evoluciones. Se dice que los tiempos actuales son de VICA, es decir, vulnerabilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad continuas, pero a la vez un líder despierto y desarrollado es capaz de encontrar visión, intuición, claridad y agilidad en cualquier entorno convulsionado. 

La pandemia y la crisis global multi dimensional que viven los negocios actuales nos reclama a todos adoptar un liderazgo y salir de la pasiva posición de víctimas. No importa si hemos perdido el empleo o nuestro negocio quebró, si experimentamos pérdidas en lo personal, familiar y social.

¿Qué tal si sumáramos a nuestra manera particular de ver el mundo una perspectiva evolutiva? ¿Cómo observaríamos las adversidades si viéramos por debajo de la superficie la vida creativa surgiendo por medio de la destrucción de lo que está obsoleto o como lo llamó Alvin Toffler por los 90´s la destrucción creativa en su máxima expresión? 

Estamos ante una crisis multifactorial.  Para enfrentarnos a ello requerimos una nueva capacidad para optimizar nuestros sistemas adaptativos a nivel bio psico social espiritual y de la conciencia. Nunca antes las personas habían sido tan cruciales para el cambio global que nos exigen los momentos actuales. Ningún cambio radical y completo surgirá de la tecnología, la economía, la ciencia, per se, sino de la transformación de la conciencia humana. 

Por décadas nos han enseñado que para enfrentarnos a los cambios y a la crisis necesitamos según cada escuela filosófica una nueva fórmula para enfrentarnos a ellas. 

Sin embargo, la experiencia nos está demostrando que cada vez que surge una nueva fórmula tenemos que olvidarnos de la anterior para aprender la nueva, ensayarla y, con suerte, obtener algún resultado temporal, ejemplo: las organizaciones ágiles, la planificación estratégica, la tecnología robotica, los sistemas de gestión de calidad, los procesos de innovación, el marketing digital y todas las parafernalias que los grandes gurús proponen cada año.  

Todo  esto ha producido grandes gastos y transformaciones enormes en las empresas. 

Los  momentos difíciles actuales nos abren a una gran posibilidad, pero requerimos, en lugar de poner nuestra atención sólo en lo que pasa afuera, ponerla en el nivel de conciencia desde el que opera nuestra toma de decisiones y desde allí, solo de allí, ser activos creadores del futuro. 

Se habla de organizaciones ágiles como si tuviéramos que correr a mayor velocidad de la que hemos venido corriendo en los últimos 40 años, pero no es cierto: los neurobiólogos están comprobando que la fuerza es distinto al poder, y que hay mayor poder en ralentizar y disminuir la marcha para encontrar el centímetro cúbico de espacio desde donde surge este magnífico modo de ser y estar donde abundan nuevas visiones, ideas de negocios, impulsos creativos, sinergias no vistas, juegos de alto nivel que transforman cualquier escenario estratégico solo con un pequeño y lento cambio que hace el efecto de cambio en el sistema. 

Los líderes resilientes son los que podrán operar desde este nuevo nivel de conciencia y ser capaces de valorar los anteriores y reordenarlos para que se ajusten a sus circunstancias y las de sus organizaciones y diseño de negocios. 

Los líderes resilientes, requieren la capacidad de atreverse a fracasar experimentando nuevos diseños de negocios, rompiendo fronteras y paradigmas. 

Los mercados, la economía entera, la gente de hoy, tienen hambre de innovación que ponga en el centro las necesidades humanas y poder experimentar los futuros que solucionen las expectativas de ellos. 

Tenemos muchos esfuerzos invertidos en progresar pero poco en evolucionar. Esto requiere, en lugar de creernos la mentira parcial de que “hay que echar pa´ lante” o de “tienes que levantarte de nuevo y continuar”, y “eso sí, rapidísimo, porque el cambio no espera”, preguntarte antes:

¿A qué me obliga a detenerme esta crisis?,

¿Mi única forma de operar es la prisa?

¿Me he esforzado en conocer las ganancias que me puede dar la calma, el silencio y el respirar profundamente?,

¿Estoy dejando que el miedo, la ansiedad, el estrés, las presiones corporativas y personales sesguen de algún modo mi plan para enfrentar esta crisis?,

¿Hacia dónde he mirado exclusivamente y de quiénes he apartado mi mirada en esta crisis: accionistas, mercado, procesos de negocio, tecnología? 

¿Estoy en mi centro interior, estoy relajado, me siento ecuánime con todas las decisiones que he estado tomando, estoy tornándome más sabio y desplegando al máximo cada día mi talento o me siento atascado, bloqueado, turbado, impaciente, al borde de estallar?,

¿Desde qué posición interior o nivel de conciencia me veo a mí mismo y veo mi entorno?,

¿Dejo que me guíe la desesperación y el estrés por la lucha constante por estar arriba en mi cuadro de mando integral?,

¿Qué pasa si me detengo a observar, a escuchar verdadera y profundamente para hablar con esta crisis y permitirle que me hable no solo a través de mi conciencia, sino de todos mis stakeholders internos y externos?

¿Qué recursos, posibilidades y oportunidades subyacen en el mercado de mi industria, en las plataformas con que contamos, en el clima organizacional mi organización, en mis localidades?,

¿Qué decisionesy acciones tomaría usted y su equipo si estuvieran libres de miedo, estrés, ansiedad y tensión, enojo y culpa…? 

Por último, pregúntese como ser humano, ¿tiene toda esta experiencia de vulnerabilidad algún regalo que mis capacidades y razón no pueden ofrecerme? Lentamente, abra ese espacio amplio e infinito de su mente y escuche lo que tiene que decir su verdad más profunda.