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Conversatorio moderado por el doctor Daniel Pichel con la participación del Dr. Xavier Sáez-Llorens, Dr. Bruno Hammerschlag, Dr. Néstor Sosa y Dra. Lilian Tang
La COVID-19 sigue presente en el mundo y el llamado COVID prolongado, persistente o long COVID afectará a las personas que sufrieron la enfermedad, muchas de las cuales podrían estar desarrollando en este momento fibrosis pulmonar y podrían no darse cuenta hasta que sea tarde

Por: Cecilia Fonseca

Cecilia Fonseca es periodista con 30 años de ejercicio. Tiene Maestría en Dirección de Comunicación Corporativa y Marketing Digital. Programa de Desarrollo Directivo de Aden Business School, Diplomado en Gerencia Social y Políticas de Discapacidad (OEA)

Pasados cuatro años del inicio de la pandemia de COVID-19, y a un año luego de declarar la Organización Mundial de la Salud (OMS) el fin de la emergencia sanitaria, el mundo está lejos de poder olvidarse del SARS-CoV-2. La población, en tanto, no debe pasar por alto síntomas asociados al COVID prolongado, persistente o long COVID.

“Se estima que en este momento en el mundo hay 65 millones de personas que sufren COVID prolongado, que inhabilita e incluso mata, y que en los próximos 10 años habrá un promedio de 200 millones de afectados, así que el long COVID es otra pandemia de esta infección por este coronavirus”, afirmó el Dr. Xavier Sáez-Llorens, investigador jefe del Departamento de Investigación y del Servicio de Infectología del Hospital del Niño Dr. José Renán Esquivel, quien dictó la conferencia “Pandemia y vacunas: Una experiencia inolvidable”, durante la XLIX Jornada Científica del Hospital Paitilla.

¿Y a qué se denomina long COVID o COVID prolongado? El infectólogo aportó la nueva definición de la Academia de Ciencias de Estados Unidos: Es “una condición crónica asociada a la infección por COVID que ocurre despues de la infección aguda y está presente por al menos tres meses, ya sea de forma continua, de forma intermitente o en recaída, y es una enfermedad progresiva que afecta casi todos los órganos”.

También detalló las características más importantes de esta nueva definición:

  1. Puede presentarse después de una infección por SARS, incluso una afección asintomática, pero es más frecuente después de una infección grave
  2. Aparece de manera continua o semanas o meses después
  3. Puede afectar tanto a adultos como a niños
  4. Puede exacerbar comorbilidades previas o presentarse una nueva con posterioridad
  5. Varía de leve a grave
  6. Puede resolverse en meses, pero hay datos ya, de más de tres años, de personas que la sufren
  7. Es un diagnóstico clínico, todavía no hay un biomarcador
  8. Afecta las habilidades para trabajar, las capacidades cognitivas de la persona…
  9. Los factores de riesgo se piensa que son múltiples: preexistencia del virus, inflamación prolongada, disfunción microvascular, mitocondrial, episodios trombóticos recurrentes, reactivación de infecciones latentes, fenómenos inmunes anormales o afectación neuronal.

El Dr. Bruno Hammerschlag, especialista en Neumología y Medicina Crítica, profundizó en los aspectos científicos del COVID prolongado. “Cuando hablamos de long COVID hablamos de que es una enfermedad no monolítica (nonmonolithic). Significa que en diferentes momentos del long COVID está formado por diferentes bloques de diferente tamaño, que afectan a todo el cuerpo, en diferentes momentos de la vida, y que no respeta edad ni respeta sexo, ni raza, etnia, ni estado basal de salud de la persona”.

Y añadió: Hoy, 5% de todas las personas que tuvieron COVID-19 van a tener long COVID y de esas personas, según un estudio reciente que involucró a 10 millones de personas en Corea del Sur y 12 millones en Japón, 5% desarrollará fibrosis pulmonar y la mayor parte de ellos no se va a enterar hasta que sea demasiado tarde, porque usualmente no produce síntomas y porque los síntomas –tos, porque hay cierto volumen de pulmón afectado, y falta de aire, cuando la enfermedad está avanzada– se confunden.

Estamos hablando de cientos de millones de personas que ahora,o en algún momento, van a desarrollar un síntoma que podría estar asociado al hecho de haber tenido COVID, incluso en personas asintomáticas, remarcó.

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Dr. Bruno Hammerschlag

Hammerschlag, quien es investigador asociado deI Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología de Panamá AIP (Indicasat AIP), hizo énfasis en la importancia de determinar cuál es el cuadro que está presentando la persona que acude a la consulta médica refiriendo malestares que se pueden asociar a un resfriado, ya que, cuando se habla de COVID, hay que recordar que se está hablando de una infeccion respiratoria que afecta todo el sistema inmune y produce inflamación, una disfunción multiorgánica y un problema de trombo inflamación (o sin trombosis) en diferentes momentos de la enfermedad.

Y en el caso de ser COVID, reiteró, incluso si es leve, puede significar que la persona desarrolle COVID prolongado y sus múltiples manifestaciones. “Hay 13 síntomas que ocurren en más de 1 de cada 5 personas que tiene long COVID”, precisó.

Recordó que existe un COVID prototipo o clásico, que le da más a gente joven, frecuentemente mujeres, que les produce brain fog –no se acuerdan de las cosas, de repente no saben cómo se llama un objeto, por ejemplo-, tienen síntomas de disautonomía, como el PoTS (Postural tachycardia syndrome), la gente se acuesta y dice que tiene palpitaciones, les hacen todo un estudio cardiaco y no les encuentran la causa, o simplemente no pueden hacer ejercicios porque se les acelera el corazón mucho y se sienten muy incómodos y tienen mialgias (encefalomielitis miálgica o cronic fatigue syndrome).

“Este es un diagnóstico [long COVID] difícil de demostrar y documentar, que tiene que ser sospechado: es real y afecta a mucha gente”.

Analizó que en ocasiones se cree que las personas no tienen nada, imaginan los síntomas o son secuelas de un resfriado.

Por otro lado, las personas no quieren hisoparse ni pensar siquiera que podrían tener COVID-19 o su expresión prolongada.

¿Cuánto se sabe del COVID prolongado?

Hammerschlag relató que al inicio del long COVID los especialistas no sabían hacia dónde apuntar. Planteaban varias interrogantes: ¿será que viene de micro trombosis? ¿de daño permanente? ¿de un proceso inflamatorio cerebral? ¿del intestino?

Los especialistas ahora coinciden en las causas pero aún siguen tratando de completar el crucigrama. “Cada vez estamos más cerca”, alegó.

“Tenemos que entender que el long COVID es una enfermedad producida por muchos subtipos, con distintos factores de riesgo, individuales dependiendo de la persona, con un riesgo genético, ambientales y diferentes mecanismos biológicos que pueden responder en diferentes momentos a diferentes tratamientos”, explicó.

El ácido ribonucleico o ARN del virus puede permanecer en los tejidos o en los órganos por años y producir daño o reiniciar una infección sin que la persona se haya vuelto a infectar. Incluso replicarse meses o años después en multiples partes del cuerpo (ha sido encontrado en cerebro, intestinos, pulmones, arterias coronarias y arterias carótidas) y esto puede ser causa de infarto cardíaco o de infarto cerebral, incluso en personas que tuvieron COVID leve, aunque es más frecuente en personas que lo tuvieron severo.

Como ejemplo, mencionó una publicación médica de hace dos semanas acerca de un hombre que sufría long COVID, a quien se le practicó una biopsia de intestino: encontraron RNA viral.

“Este virus produce reactivación de citomegalovirus, herpes virus, varicela zoster… en cualquier momento de la vida”, aseguró.

Hammerschlag también citó un estudio binacional Corea del Sur/Japón. “Ellos demostraron que en población no vacunada que ha sufrido COVID hay mayor incidencia de déficit cognitivo, de ansiedad y trastornos del ánimo, de stroke isquémico, de encefalitis y de síndrome Guillain-Barré.  En personas vacunadas, el riesgo es 40% menor”, remarcó.

Indicó que otro estudio de este mismo grupo binacional, respecto a enfermedades autoinmunes, publicado en Anales de Medicina Interna en abril pasado encontró, por ejemplo, “25% mayor cantidad de enfermedades autoinmunes entre no vacunados. Cuando lo compararon con personas que habían tenido influenza, 30% más gente con problemas autoinmunes entre los que tuvieron COVID, y cuando lo compararon con la gente que no había tenido COVID, 42% mayor cantidad de enfermedades autoinmunes entre la gente que tuvo el virus”. “Y estas son las enfermedades asociadas que estamos viendo en el poscovid, en el síndrome de COVID largo”, acotó.

Manifestaciones de COVID prolongado

Una de cada cinco personas con COVID largo tendrán alguna manifestación de este tipo:

  1. Dolores de cabeza
  2. Desórdenes de atención
  3. Ansiedad
  4. Depresión
  5. Desórdenes del sueño

Y en niños los síntomas más comunes son neuropsiquiátricos. Un niño que tiene un desorden de atención reciente, no es distracción: lo pudo producir COVID y nadie lo sospecha, dijo el neumólogo.

Algunas otras manifestaciones del long COVID

  1. Sensoriales: anosmia (pérdida del sentido del olfato) y ageusia (pérdida del gusto)
  2. Sistema respiratorio: en el sistema respiratorio alto se manifiesta como tos; en el sistema respiratorio bajo, como neumonía.
  3. Cardiovasculares: trastornos del ritmo, miocarditis o insuficiencia cardíaca meses o años después. La persona que se acuesta y de repente siente que tiene palpitaciones o empieza a hacer ejercicios y tiene palpitaciones.
  4. Musculoesqueléticos, como dolor en una articulación.
  5. Neurológicos (brain fog o niebla mental)
  6. Resistencia viral que puede reactivar esa misma enfermedad u otras infecciones respiratorias..
  7. Trastornos de disregulación del sistema inmune que generan posteriormente enfermedades autoinmunes, como la disbiosis intestinal. Es decir, que los microbios del intestino actúan sobre el cerebro produciendo una alteración de la regulación cerebral como consecuencia de la infección por COVID.
  8. Inflamación endotelial en cualquier vena o arteria del cuerpo.
  9. Angiogénesis, es decir, alteraciones de tipo de circulación, y trombogénesis, micro o macrotrombosis en cualquier vaso sanguineo, vena o arteria del cuerpo.
  10. Hay inflamación neuronal no solo en la microbia, en los antrocitos, hay interconexiones nuevas que el virus es capaz de producir en el cerebro, que no existían previamente y que pueden explicar cambios en conducta y en estados de ánimo.
  11. Trastornos de coagulación. No solo desarrollan una alteración del complemento que inflama los vasos sanguíneos y produce trombos sino que previene el estado de recuperación después del COVID.

“Nosotros queremos medir dímero D porque medir dímero D [fragmento de proteína] en una persona que tiene COVID-19, aunque no sea severo, es un factor predictivo no solo del aumento de la posibilidad de trombosis sino también de disfunción cognitiva, así que ya nos dice la necesidad de tratarlo. Sin embargo, el dímero D y la fibrina pueden ir a valores normales y podemos pensar que ya no hay que darle al paciente una anticoagulación profiláctica. Pero, lo que sabemos hoy es que los multímeros del factor von Willebrand y el factor 11 permanecen elevados como un factor procoagulante adicional que favorece tanto la formación de coágulos como la disfunción cognitiva”, expresó Hammerschlag.

¿Y qué sucede con la tos? El especialista fue claro al señalar que ya no se trata solo de que tosemos porque hay flema o porque los bronquios están cerrados.

“Este virus nos ha hecho descubrir mecanismos que no conocíamos. Como la alteración de la comunicación nerviosa entre el cerebro, a través del [nervio] vago, hacia el sistema respiratorio.

Hay terminales del vago que van en sentido contrario ahora: algunas se eliminaron y otras que crecieron, interconexiones de las fibras del vago dentro del sistema respiratorio que hacen que las personas ahora desarrollen tos porque la temperatura del aire que respiraron cambió muy ligeramente; porque tuvieron gases al eruptar; porque la humedad del aire cambió ligeramente en el ambiente; porque el tono de voz cambió; porque hubo vibración alrededor de mí; porque hubo partículas que me molestaron; porque hubo sustancias químicas que solo yo detecté o tuve una respuesta inmune exagerada”, enumeró.

Diagnóstico temprano

El galeno destacó que el diagnóstico temprano hace la diferencia, porque es la única forma en la que se podrán utilizar medicamentos antivirales. La medicación antiviral no depende de la severidad de la presentación inicial: me puedo sentir muy bien, pero si tengo factores de riesgo debo usar un antiviral porque hará la diferencia.

Hammerschlag dijo que si la persona tiene síntomas respiratorios se le debe hacer una espirometría que incluya difusión de monóxido de carbono y una tomografía –un low radiation high resolution CT—sin contraste, con inspiración y espiración, y reconstrucciones coronales, axiales y sagitales.

Durante el Conversatorio: ¿Y después del COVID-19 qué? que tuvo lugar en la prejornada, el Dr. Néstor Sosa, especialista en enfermedades infecciosas y quien actualmente trabaja en la Universidad de Nuevo México, se refirió a los protocolos que siguen en Estados Unidos con los pacientes que tienen COVID agudo y algunos factores de riesgo.

Manifestó que todo paciente mayor de 50 años con patología pulmonar crónica y comorbilidades, debe tomar lo más pronto posible antivirales.

Con respecto a la cuarentena, precisó que la recomendación en Estados Unidos es de cinco días, especialmente si han mejorado los síntomas, pero esa persona debe usar la mascarilla por lo menos hasta el día 10 –desde que se hizo el diagnóstico– porque se sabe que la expresión del virus continúa después del día 5. “Es un gesto de humanidad hacia el otro, y si puede usar un KN95, mejor”, afirmó. 

En tanto, la Dra. Lilian Tang, especialista en Medicina Crítica y Cuidados Intensivos, detalló que por lo general el paciente enfermo de COVID-19 ingresa al hospital por las comorbilidades.

«Hay muchos pacientes long COVID que se manejan en sala. Cada vez es menor la cantidad de pacientes que llegan a cuidados intensivos por COVID, long COVID o situaciones relacionadas con el virus”, expresó al compartir su experiencia durante el conversatorio.

La vacuna cambió la historia

Dr. Xavier Sáez-Llorens

La vacuna es la estrella de esta historia contra COVID-19.

De hecho, en junio de 2022, un estudio de modelización The Lancet Infectious diseases, estimó que las vacunas contra la COVID-19 evitaron 20 millones de muertes en todo el mundo durante el primer año del programa de vacunación. Hasta el 14 de julio de 2024, en el mundo se había aplicado 13.57 billones de dosis.

Un ejemplo de la efectividad de la vacunación contra la COVID-19 es evidente en el estudio, El impacto de la vacunación infantil y adolescente contra la COVID-19 en la mortalidad en Argentina, de reciente publicación (13 de junio de 2024), citado por el Dr. Sáez-Llorens durante su intervención: en comparación con las poblaciones no vacunadas en 2022, los investigadores observaron «una reducción de 8 a 15 veces en las tasas de mortalidad acumuladas para las poblaciones pediátricas vacunadas con 1 o más dosis, y una reducción de 16 a 18 veces para las vacunadas con 2 o más dosis».

El especialista destacó el papel de todas las vacunas en la reducción de la enfermedad grave y mortalidad, en particular en los casos delsarampión, tétanos, tosferina y tuberculosis.

Lograr coberturas amplias es un desafío que debe acompañar la sociedad. COVID-19 es solo un ejemplo del poder de una vacuna para cambiar la historia de una enfermedad y también la del mundo.

Por: Cecilia Fonseca