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Organizada por Amigos Pro Rescate del Ferrocarril de Chiriquí, el Museo del Ferrocarril Bugabeño, la Alcaldía de Bugaba y Culturama, la jornada de puertas abiertas en el Museo del Ferrocarril Bugabeño fue una reflexión sobre el futuro que vendrá

Por: Dayana Rivas Chirú

La autora es periodista. Es la responsable de relaciones públicas de la Biblioteca Nacional Ernesto J. Castillero

El alma del tren que dejó de funcionar hace más de dos décadas se volvió a sentir el pasado 20 de diciembre en la antigua estación. No fue una aparición cualquiera: su esencia y significado fueron invocados por quienes participaron de una jornada de puertas abiertas en el Museo del Ferrocarril Bugabeño.

Vagones, herramientas, fotografías, rieles y el testimonio de usuarios y hasta antiguos trabajadores permitieron reconstruir el significado de un medio de transporte que jugó un papel fundamental en el desarrollo económico, social y cultural de Chiriquí.

Desde las nueve de la mañana, Samuel Samudio, director del museo, y el personal que ahí labora comenzaron a atender a los asistentes.

El viaje en el tiempo inició con las conversaciones espontáneas de quienes rememoraban sus experiencias con “el motor”, como le llamaban.

Casi todos los que tuvieron el honor de subirse en él recordaban sus horarios exactos, que incluso servían como reloj a los habitantes de los pueblos por los que pasaba.

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El Ferrocarril Nacional de Chiriquí fue una de las visionarias obras de la administración de Belisario Porras. Como ocurrió con otras, fue criticado. “¿Para qué construir un tren donde no habita nadie?”, dijeron sus detractores.

Porras veía el tren como un incentivador para la creación de nuevos poblados. Los chiricanos dan fe de esta “profecía”, ya que muchos hoy habitan comunidades que existen a causa del paso de esta máquina.

Volviendo al pasado viernes. El museo es pequeño, pero cuenta una historia de ocho décadas. Esa mañana, los jóvenes observaban con curiosidad las piezas que pertenecen a una tecnología pasada. Los de más edad no perdían oportunidad para contar sobre sus viajes en el tren o de la cotidianidad alrededor de él.

Así como el camino de rieles incentivó el desarrollo de poblados, para algunos el ferrocarril llevó novedades a su vida, como las gomas de mascar, algo desconocido para ellos hasta que comenzó a pasar este monstruo de metal por sus rurales comunidades.

También hubo testigos de usuarios aterrados ante la posibilidad de tener que subirse en él: lo veían como una bestia que iba engullendo a la gente.

El viernes, entre piezas históricas y anécdotas, la audiencia imaginó subirse al tren. Ya podían escuchar su característico retumbar y la advertencia de su pitido.

Con esos elementos en mente, la concurrencia pasó a un auditorio donde los esperaban la historiadora Milagros Pinzón Sánchez, autora del libro Vida sobre rieles; Daniel Samudio, quien también es investigador y colaboró con la obra; Nathaly Castillo, docente y recolectora de información para el trabajo de la autora; Sergio Aguina, del grupo Amigos Pro Rescate del Ferrocarril de Chiriquí, y Manuel Herrera, quien compartió sus vivencias como usuario del ferrocarril. Este panel tuvo la responsabilidad de reflexionar sobre la importancia de dicho medio de transporte, su administración, decadencia y valor para la memoria colectiva.

Pinzón hizo una breve pero detallada explicación del contenido del libro, donde se cuenta de forma sencilla pero rigurosa el fundamental rol del tren, desde antes de su concepción hasta verlo como parte de la vida de las tierras chiricanas.

Castillo habló de su proceso de investigación para encontrar fotografías que permitieran ilustrar los efectos del tren, dejando en evidencia los retos que enfrentan quienes desean ubicar información precisa sobre determinados hechos históricos relacionados con Panamá.

Samudio, por su parte, contó algunos detalles sobre la gestión administrativa y financiera del ferrocarril, factores que hicieron insostenible el funcionamiento del medio de transporte. Aguina, quien es ingeniero, tiene un estudio acerca del uso que se le dio a los rieles del antiguo tren, que pueden observarse como postes de tendido eléctrico o como parte de cercas, por citar algunas de las formas que fueron tomando. El ingeniero recalcó que hay rieles del tren distribuidos por diversas partes del país.

Con toda esta información, la gente ya no iba sobre el tren; ya el tren iba dentro de ellos, porque, de seguro, muchos salieron de ahí intentando detectar dónde habían visto rieles que antes habían pasado inadvertidos.

Cabe destacar que el alcalde de Bugaba, Rafael Quintero, asistió al evento y manifestó su compromiso con la promoción de la memoria ferroviaria en Bugaba. Asimismo, representantes de instituciones como la Red de Museos y Centros de Visitantes de Panamá viajaron para apoyar en la organización.

Esta actividad, organizada por Amigos Pro Rescate del Ferrocarril de Chiriquí, el Museo del Ferrocarril Bugabeño, la Alcaldía de Bugaba y Culturama, tuvo como objetivo promover el valor de este medio de transporte y dar a conocer sus historias e impacto cultural, social y económico en la vida de los chiricanos.

Para el colectivo Amigos Pro Rescate del Ferrocarril de Chiriquí, esta fue su primera gestión de convocatoria pública. Sin embargo, ya llevan un tiempo investigando y recolectando información para fortalecer la base de datos acerca del tren inaugurado en 1916, que fue decayendo poco a poco hasta dejar de funcionar totalmente en los años noventa.

Para el cineasta bugabeño Jonathan Álvarez, quien es una de las principales figuras del colectivo, fue muy emotivo ver a la comunidad conectada con el pasado ferroviario de esas tierras. Lo que emanó de los asistentes esa mañana ha servido de recarga para continuar explorando, recolectando, sistematizando y divulgando la historia de elementos que explican la esencia e identidad chiricana.

Por: Dayana Rivas Chirú