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Dr. Oscar Aldrey Palacios

A propósito del reciente Día Mundial de la Alergia que se celebra cada 11 de julio, he decidido escribir sobre un tema que ha tomado mucha importancia: ¿Cómo abordar los procesos alérgicos en una forma integral?

Como hemos expuesto en artículos anteriores, la alergia es un problema sistémico, no dependiente de un solo órgano de choque, de ahí la denominación de la llamada marcha atópica.

¿Qué es la microbiota intestinal y cuál es su función?

La microbiota es el conjunto de bacterias que colonizan la piel, el aparato digestivo, incluida la boca, y el aparato genital. Estas bacterias colonizan nuestro organismo desde el vientre materno, pero fundamentalmente desde el momento del nacimiento, especialmente si es por vía vaginal.

Funciones de la microbiota

  • Protección de bacterias patógenas que pueden provocar enfermedades: la microbiota es una barrera que protege al organismo, entre otras cosas, de microorganismos patógenos, sustancias carcinógenas, metales tóxicos, químicos nocivos presentes en el ambiente y partículas de polvo y suciedad. 
  • Mantenimiento de sistema inmune: hay estudios que sugieren que hasta el 70% del sistema inmunológico depende de la microbiota. Favorece que el sistema de defensa funcione adecuadamente. 

  • Regulación del metabolismo y balance energético.

  • Digestión de alimentos: la microbiota permite digerir algunos componentes de los alimentos que el organismo no puede digerir y metabolizar por sí mismo. Por ejemplo, alimentos que generan ácidos grasos de cadena corta insaturados, que son potentes antioxidantes y ayudan a equilibrar los niveles de colesterol y triglicéridos. 

  • Producción de vitaminas: algunas fundamentales para el mantenimiento de la salud, como son la vitamina K y la B12. 

  • Regular la secreción de neurotransmisores intestinales, insulina y péptidos fundamentales para procesos vitales

¿Cuál es el vínculo entre microbiota intestinal y alergia?

Como explicamos en líneas anteriores, el desarrollo de la microbiota gastrointestinal tiene lugar en los primeros años de vida. Su equilibrio es fundamental y participa en diferentes funciones vitales para la salud humana.

Numerosos trastornos metabólicos e inmunitarios se han asociado con disbiosis de la microbiota gastrointestinal en la infancia, incluidas las enfermedades inflamatoria intestinal y celiaca, la obesidad, la alergia y el asma.

El estilo de vida, el estrés o el consumo de antibióticos, así como el tipo de alimentación, pueden modificar la diversidad de la microbiota gastrointestinal y su función principal:  la de ser la barrera de protección intestinal.

¿En qué consiste la llamada hipótesis de la higiene?

La hipótesis de la higiene vincula la epidemia creciente de manifestaciones clínicas de alergia, eccema atópico, rinoconjuntivitis alérgica y asma a una reducida exposición a microbios en una edad temprana como consecuencia de cambios medioambientales en el mundo industrializado.

Destacan la mejora del saneamiento y las condiciones de vida, las vacunaciones y el tratamiento antimicrobiano, junto con la disminución del tamaño de las familias y el cambio en la ingestión alimentaria.

El descubrimiento de tres subgrupos de linfocitos T reguladores ha revolucionado la base inmunológica original de la hipótesis de la higiene, el llamado paradigma T cooperador 1/T cooperador 2.

En caso de tolerancia oral defectuosa aparece alergia.

Datos experimentales y clínicos recientes indican que tanto el desarrollo como el mantenimiento de tolerancia oral depende de estos linfocitos T reguladores inmunosupresores.

Por otra parte, se ha demostrado que la microbiota intestinal es crucial para la expresión y función apropiadas de los linfocitos T reguladores, lo que conecta estrechamente a la microbiota con la alergia.

De hecho, numerosos estudios transversales han demostrado una composición diferente de la microbiota intestinal entre niños con eccema atópico y controles sanos.

En la mayoría de los estudios de seguimiento prospectivos publicados hasta la fecha, también se ha hallado que las alteraciones de la microbiota intestinal preceden a la aparición de alergia. Los cambios en la cantidad de bifidobacterias, clostrídios y Escherichia coli han sido los resultados más corrientes en estos estudios.

Es por ello que en los estudios futuros que aborden las alergias se hace cada vez más importante evaluar técnicas moleculares novedosas  de la microbiota intestinal.

¿Es posible restaurar la funcionalidad de nuestra microbiota intestinal y mejorar la respuesta inmunitaria de nuestro sistema inmunitario?

Trataremos de resumir lo que se puede considerar probado sobre la relación entre microbiota intestinal y alergia.

El modo de nacimiento

Sin duda el modo de nacer, influye sobre el establecimiento de la microbiota intestinal en el recién nacido. Los nacimientos por cesárea o vaginales pueden acarrear diferencias significativas en la composición de esta comunidad bacteriana. 

En este sentido se ha constatado que  en los niños nacidos por cesárea, ciertas especies de bacterias son menos numerosas en comparación con aquellos nacidos vaginalmente.

Estas diferencias en la composición de la microbiota intestinal estarían vinculadas a un mayor riesgo de desarrollar enfermedades alérgicas y asma.

Alimentación del niño

La alimentación es un factor clave en la prevención de la aparición de alergias. 

La lactancia materna favorece la colonización de bacterias beneficiosas como Lactobacilos y Bifidobacterias, cuyos nombres le resultarán sin duda familiares.

La leche materna contiene, por ejemplo, oligosacáridos, unos carbohidratos complejos que constituyen el alimento principal de la microbiota intestinal.

Contribuyen asimismo al mantenimiento de una comunidad bacteriana equilibrada, capaz de entrenar al sistema inmunitario. Tras el destete, la composición de la microbiota intestinal de los bebés cambia: esta se diversifica y algunos estudios han puesto de manifiesto la importancia de optar por una dieta rica en fibra, y así seguir nutriendo las bacterias beneficiosas.

Uso de antibióticos

Se ha demostrado que la exposición a los antibióticos es una de las principales causas de desequilibrios en la microbiota intestinal. Sin embargo, actualmente se sabe que estos desequilibrios están ligados a diversos problemas de salud. 

Existen pruebas sólidas de que la toma de antibióticos por la madre durante el embarazo aumenta el riesgo de alergias en el recién nacido.

La toma de antibióticos por el recién nacido durante el primer mes de vida también ha sido vinculada a la alergia a la leche de vaca más adelante en la vida.

¿Se puede prevenir o tratar el desarrollo de alergias desde el nacimiento, restaurando la funcionabilidad de nuestra microbiota intestinal?

Desafortunadamente, no siempre podemos decidir acerca del modo de nacimiento, la lactancia o incluso la toma de antibióticos del paciente.

Sin embargo, una vez estudiado minuciosamente el paciente desde el punto de vista inmunoalergológico, podría contemplarse la opción de utilizar probióticos para contrarrestar los efectos secundarios en la alteración de la microbiota intestinal.

En este sentido, es recomendable el uso  de  probióticos, prebióticos  o  simbióticos (una mezcla de prebióticos y probióticos), y así,  restaurar la microbiota intestinal, o incluso para reforzar el sistema inmune contra las alergias. SOLO Y CUANDO SEAN RECOMENDADOS POR ESPECIALISTAS.

Hay que tener cuidado al ingerir probióticos sin ser recomendados  por un facultativo.

Dr. Oscar Aldrey Palacios

El doctor Oscar Aldrey Palacios es pediatra inmunólogo clínico, profesor asociado (ad honorem) del Instituto de Inmunología Dr. NicolásBianco de la Universidad Central de Venezuela (UCV), expresidente de la Sociedad Venezolana de Asma, Alergia e Inmunología (Svaai), epónimo del XXVII Congreso Nacional de la Svaai 2019, presidente actual del grupo Aria Internacional para Venezuela (encargado de dictar pautas para el manejo del asma y la rinitis alérgica) y fellow de la American Academy of Asthma Allergy and Inmunology (Faaaai), miembro de la Academia Europea de Alergia e Inmunología (Eaai) con más de 140 trabajos publicados, tanto de manera nacional como internacional.