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Violeta Villar Liste

El proceso de vacunación contra la covid-19 en Panamá avanza y se espera administrar, desde la tercera semana de agosto y hasta finales de octubre, 3,449,525 dosis, que sumadas a las ya aplicadas, darían un total de 7,020,096 dosis, entre Pfizer y AstraZeneca: el 81.6% de la población.

Los datos fueron compartidos por el Dr. Eduardo Ortega-Barría, secretario nacional de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt), durante la II Jornada Científica en Línea En tiempos de pandemia, retos y desafíos para la salud, organizada por el Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud (ICGES), a propósito de sus 93 años:Instituto Gorgas: 93 años de pasión por la investigación en salud pública

Panamá administró hasta el domingo 15 de agosto, 3,570,571 dosis: 83 vacunas por 100 personas en el país.

Con primera dosis: 2,614,191 (60.7% de la población ha recibido al menos una dosis).

Con segunda dosis: 956,380 (22.2% de la población ya con dos dosis).

La mayor cantidad de las vacunas administradas es de Pfizer: 83.8%.

16.1% es de Astrazeneca.

Que la vacunación avance es fundamental porque el virus, destacó el Dr. Ortega-Barría, quien resaltó el éxito del proceso en Panamá,  se adapta y este comportamiento da origen a variantes de preocupación como la delta.

“El periodo que tenemos para lograr una máxima vacunación antes de que la variante delta domine y desaloje a las otras variantes, es de entre seis y ocho semanas”, alertó.

De acuerdo con el Dr. Juan Miguel Pascale, director del Instituto Gorgas, quien también participó en el primer día de la Jornada del ICGES, a la fecha se han detectado 24 sujetos positivos con la variante delta.

De esta cifra, 16 casos fueron detectadas en viajeros y ocho son comunitarios. Las provincias con casos positivos por delta son: Chiriquí, Herrera, Colón, Bocas del Toro, Panamá Oeste y Panamá.

Linajes observados en Panamá desde el 15 de julio de 2021, permiten determinar que el linaje B.1.621 (la variante detectada en Colombia y todavía sin clasificar por la Organización Mundial de la Salud), es casi el 32%; seguida de gamma (19.3%) y de lambda (14.3%).

Fuente: Instituto Gorgas

Sin embargo, advirtió el Dr. Pascale, delta, como en otros lugares, se podría volver predominante y tenemos que procurar vacunar antes de llegar este momento.

El Dr. Ortega Barría resaltó, al respecto, que los estudios prueban una eficacia de las vacunas (según el tipo vacunal) de entre 66%-95% contra covid-19 y de 75%-100% para evitar enfermedad grave.

Estudios de los CDC de Estados Unidos son concluyentes sobre la protección contra infección con la vacuna de ARNm, con una dosis, de 80%, y con las dos dosis, de 90%.

Incluso, estudios en Israel, con la vacuna Pfizer, demuestran una reducción de transmisión en el hogar de 41% al 78% y una disminución de la carga (multiplicación) viral de 2.8-4.5 veces.

Las vacunas son eficaces, efectivas, disminuyen la transmisión y la carga viral, subrayó.

Los resultados de estos estudios se produjeron antes de la aparición de la variante de preocupación delta (B.1.617.2), con origen en India, ya en 140 países.

De acuerdo con los datos del Dr. Ortega-Barría, la delta presenta mayor severidad en los síntomas (dos veces riesgo de hospitalización), una carga viral 1,000 veces mayor a la variante original, pero la efectividad de las vacunas se mantiene para las formas graves de la infección.

En la medida que aumenta la cobertura vacunal, subrayó, disminuye la frecuencia de mutaciones en los diferentes países con alta cobertura vacunal.

“Los virus y las variantes aparecen en las poblaciones con bajas coberturas vacunales, una razón adicional para vacunar”.

Dijo, al citar la experiencia de Estados Unidos, que luego de registrar altas tasas de vacunación sufrió un estancamiento, que Panamá debe evitar una desaceleración en su proceso.

Medidas que también salvan vidas

El Dr. Rodrigo DeAntonio, director ejecutivo y científico del Centro de Vacunación e Investigación (Cevaxin) Panamá e investigador del Sistema Nacional de Investigación (SIN), abordó durante el evento académico, el análisis del efecto de las medidas de mitigación y control en la pandemia

Un estudio realizado durante la primera ola del covid-19, en una muestra de 140 países, determinó que el distanciamiento social fue más eficaz que las otras medidas no farmacológicas para contener la covid-19. Dos o más medidas juntas, por ejemplo, uso de mascarilla y distanciamiento, resultaron más efectivas que una sola.

Señaló que los estudios y la evidencia han demostrado que en general las intervenciones no farmacológicas (Ver imagen: Categorías de Intervenciones No Farmacológicas) han sido efectivas para reducir la transmisión de casos por la covid-19.

La reducción es del 85% cuando se trata del uso del tapabocas.

En el caso de Panamá, incluso, desde el mes de enero, cuando solo había alarmas, comenzó la aplicación de estas medidas que se acentuaron con la aparición del primer caso.

Restricciones en la movilidad, cuarentenas y distanciamiento, tuvieron como efecto un retraso en la aparición de la primera ola.

Otro estudio citado por el investigador, establece que la reducción del número reproductivo efectivo (RT) podía alcanzar entre el 3% y el 24%, el día 28 después de la introducción de medidas de contención “en comparación con el último día antes de la introducción”.

También la investigación, publicada en The Lancet, destaca que “los efectos de la introducción y el levantamiento de las medidas no farmacológicas” necesitaron de una media de ocho días para observar el 60% de reducción del Rt y, en el caso de la relajación, más de 17 días para ver un incremento del 60% en el Rt.

Por olas de incidencia de la covid-19, se analiza que las medidas para contener los casos fueron más efectivas en la primera ola, de manera particular porque hubo más restricciones.

El Dr. DeAntonio hizo especial énfasis en los cierres escolares, debido a las consecuencias en los niños, tanto académicas como sociales, psicológicas y físicas, además de profundizar las desigualdades sociales.

El 60% de los estudiantes en el mundo vieron interrumpida su educación. Al respecto, y dados los efectos en la población escolar, subraya, “las escuelas deberían estar entre los últimos lugares en cerrarse reactivamente y solo ante escenarios de transmisión comunitaria que no pueda controlarse con otras medidas”.

En general se pronunció por favorecer que continúen las actividades escolares y así evitar estos impactos que se suman a los efectos generales del confinamiento (Ver imagen: Efectos del confinamiento global)

Resaltó en este proceso la importancia de la toma de decisiones basada en evidencia y de una comunicación liderada “a través de los gobiernos, y con la ayuda de la sociedad civil y de las comunidades”, que genere confianza y apoye los procesos.