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Por:  Grupo de Especialista de Género de PNUD Panamá: Nelva Marissa Araúz-Reyes; Alicia Díaz; Rosa Peña; Rosina Pérez

Este artículo fue publicado de manera original en el blog del PNUD Panamá. Ver enlace original:
Por un mundo digital y tecnológico con las mujeres

Desde  inicios del siglo XX, el 8 de marzo se ha constituido como una fecha para reflexionar y reivindicar los derechos de las mujeres. La fecha cobró fuerza con el impulso que la Asamblea General de las Naciones Unidas le dio en el año 1977, posicionando la conmemoración a nivel mundial en aras de promover y proponer acciones encaminadas a garantizar los derechos de las mujeres y su participación en los ámbitos político, social, cultural y económico.

Este año, en correspondencia con el tema prioritario del 67 período de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, la fecha motiva a reflexionar y a poner el foco de atención en un  accionar “Por un mundo digital inclusivo: Innovación y tecnología para la igualdad de género”.

Este llamado de atención pone en el centro del desarrollo digital y tecnológico a las personas y particularmente a las mujeres, de forma interseccional, es decir, considerando su amplia diversidad de identidades y realidades.

¿Por qué un llamado especial a la innovación y tecnología para la igualdad de género?

Se estima que para el 2050 el 75% del empleo será automatizado y estará relacionado a las carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Además, para entonces, más del 75% de los datos se procesarán en la nube (ONU, 2022). Sin embargo, las mujeres tienen una baja participación en gran parte de este sector y  enfrentan desigualdades de género que se amplían con la brecha digital y tecnológica.

Dicha brecha digital se manifiesta mediante la limitación en el ejercicio de la ciudadanía de las mujeres, tanto  de los derechos civiles como de sus derechos sociales. Por ejemplo, a nivel global, menos mujeres (48%) que hombres (55%) tienen acceso a internet, lo cual limita la posibilidad de realizar  intercambio de conocimientos e información (ONU-Cepal, 2022).

La brecha de acceso a internet se agudiza con la falta de habilidades digitales/técnicas, la cual tiene variaciones significativas por género. Incluso, en países en donde las mujeres tienen más o igual acceso a Internet, poseen menos habilidades para comprender, controlar y forjar vínculos de confianza con la tecnología.  Una investigación que analizó seis países de América Latina mostró que un 35% de mujeres versus un 24% de hombres, reportaron no saber cómo usar un teléfono móvil inteligente y un 40% de mujeres frente a un 33% de los hombres reportaron no saber cómo utilizar internet (Agüero y otros, 2020).

Estas brechas son en sí mismas consecuencia de otras preexistentes tales como la desigualdad en materia de ingresos; la injusta desigualdad en materia de cuidados, que limita a las mujeres de disponer de más tiempo para explorar las tecnologías digitales; y, los sesgos de género respecto de los roles de hombres y mujeres en la sociedad.

Por ejemplo, pensar que la tecnología es un asunto para hombres  genera menor confianza para explorarla y adentrarse en ella; existe poca socialización de los referentes femeninos de este sector en espacios educativos, comunicacionales, laborales, entre otros; y, hay menos presencia formal de las mujeres en estas áreas.

Producto de lo anterior, las mujeres prácticamente no están presentes en los campos informáticos, de tecnología y de innovación, sobre todo en las áreas que  están punteando el futuro de la economía, el empleo,  la cultura e incluso la política.  Algunos datos al respecto dan fe de ello.

A nivel mundial el porcentaje de mujeres en  el campo de la inteligencia artificial  no supera el 26% (World Economic Forum, 2019), el 12% en aprendizaje automático (Simonite, 2018), el 14% en computación en la nube (Whiting, 2021),  y menos del 6% de diseñadoras/es de software (Clark, 2016) . En todos los casos, la mitad de las mujeres desertan del empleo en estos espacios por las desigualdades preexistentes y estructurales antes mencionadas.

En el caso de Latinoamérica, la situación no es muy distinta. Solo 3 de cada 10 personas que trabajan en tecnologías y ciencias de la computación son mujeres (Parga & Baratier, 2021). Cifra similar en Panamá en donde en el 2017, este sector solo ocupó a un 24,36% de mujeres en el 2017 (Rodríguez et al, 2018).

Por otro lado, la violencia  utilizada con las tecnologías de la información tiene rostro de mujer. Estas,  al mismo tiempo que constituyen importantes herramientas para hacer frente a la violencia, se han constituido en espacios donde la discriminación y la violencia producto de los estereotipos de género se ha manifestado, no solo en línea sino traspasándola, llevándola fuera de ella, siendo las mujeres sus principales víctimas. De hecho,  73% de las mujeres en el mundo han estado expuestas o han experimentado algún tipo de violencia en línea (UNESCO, 2015), lo cual limita sus derechos de vivir una vida libre de violencia, así como su participación en redes y fuera de ellas.

Los adelantos tecnológicos en la era digital facilitan la resolución de los desafíos de desarrollo que presenta la humanidad, sin embargo, las tecnologías no son neutras y en consecuencia pueden generar efectos contrarios y ampliar desigualdades.

Por ello, para eliminar las brechas de género existentes,  es necesario intencionar la inclusión de las mujeres, en plural, en todo lo concerniente al avance digital y tecnológico.

Se precisa garantizar el acceso y el conocimiento digital y tecnológico a las mujeres, mediante el aseguramiento de su lugar en espacios en donde se van desarrollando estas habilidades, en las diversas etapas de formación y también en el empleo, especialmente en el diseño de las tecnologías y en la toma de decisiones de lo que con ella se hace, de modo que se contribuya a reducir las brechas, la violencia y los sesgos de género que en ella se reproducen con los algoritmos, programas, diseños robóticos, etcétera. 

Desde el PNUD Panamá estamos trabajando en alianza con  el gobierno y el sector privado para que las transformaciones del mundo digital y tecnológico se den con las mujeres, de modo que el desarrollo sea para todas y todos. Algunas iniciativas en este sentido, son la Política Nacional de Género en Ciencia, Tecnología Innovación a 2040 de la  República de Panamá; garantizar el acceso a electricidad y en consecuencia a internet en zonas rurales; y asegurar la información de los derechos políticos en los idiomas indígenas a las mujeres en sus comarcas, entre otras acciones.

Por:  Grupo de Especialista de Género de PNUD Panamá: Nelva Marissa Araúz-Reyes; Alicia Díaz; Rosa Peña; Rosina Pérez