La Dra. Catalina Elvira Espinosa Vega, directora del Instituto de Investigación en Gestión Territorial, Riesgo y Cambio Climático (Tericc) y coordinadora de la Comisión Institucional de Gestión del Riesgo de Desastres y Cambio Climático, y la Dra. Aydeé Cornejo, del Icges, proponen adoptar un enfoque de manejo territorial sostenible e integrado que permita mitigar la vulnerabilidad hidrológica en la región
Por: Mixila Arauz | Prensa Senacyt
El Café Científico “Vulnerabilidad hidrológica en Chiriquí y calidad de agua” se desarrolló en la sala de conferencias de la Cámara de Comercio, Industrias, Agricultura y Turismo en David, Chiriquí
La Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt), en conjunto con el Instituto de Investigación en Gestión Territorial, Riesgo y Cambio Climático, y el Centro de Investigación en Enfermedades Emergentes y Zoonóticas (Cieez) del Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud (Icges), realizaron el Café Científico “Vulnerabilidad hidrológica en Chiriquí y calidad de agua” en la sala de conferencias de la Cámara de Comercio, Industrias, Agricultura y Turismo en David, Chiriquí.
Participaron las investigadoras Dra. Catalina Elvira Espinosa Vega, directora del Instituto de Investigación en Gestión Territorial, Riesgo y Cambio Climático (Tericc) y coordinadora de la Comisión Institucional de Gestión del Riesgo de Desastres y Cambio Climático, y la Dra. Aydeé Cornejo, del Icges, responsable del Laboratorio de Ecología y Ecotoxicología Acuática, del Centro de Investigación en Enfermedades Emergentes y Zoonóticas (Cieez).
El río Chiriquí Viejo, uno de los más caudalosos y esenciales para la región, debido a los múltiples servicios ecosistémicos que provee, ha sufrido al menos tres inundaciones en los últimos cinco años. Estos eventos hidrológicos, exacerbados por los efectos del cambio climático, no solo ponen en riesgo a las comunidades cercanas, sino que también agravan la degradación de la calidad del agua, ya afectada por la expansión agrícola y la deforestación.
La combinación de factores de estrés, como la sedimentación, el arrastre de contaminantes y la alteración del cauce natural, incrementan la vulnerabilidad de los ecosistemas acuáticos, afectando la biodiversidad y la capacidad del río para mantener sus funciones naturales, dejando en evidencia la vulnerabilidad y la debilidad de los sistemas de alertas y de las omisiones de acciones de mitigación.
Durante el café científico, las expertas en temas hídricos y de calidad de agua, exploraron los principales hallazgos sobre la vulnerabilidad de los ecosistemas acuáticos en Chiriquí.
La Dra. Espinosa indicó que la provincia de Chiriquí presenta cinco cuencas hidrográficas que desempeñan diversas funciones naturales y humanas. Sin embargo, enfrenta importantes desafíos como alteraciones de los patrones de lluvia, la pérdida de cobertura boscosa, actividades agrícolas intensivas, el crecimiento de la mancha urbana y la falta de implementación de las políticas públicas efectivas para la gestión de los recursos hídricos.
Ante este panorama, es fundamental adoptar un enfoque de manejo territorial sostenible e integrado que permita mitigar la vulnerabilidad hidrológica en la región.
Las investigaciones de la Dra. Cornejo han identificado que los ríos y arroyos de la región están expuestos a múltiples factores de estrés, como la exposición a pesticidas, el enriquecimiento de nutrientes y la sedimentación, que tienen efectos adversos sobre las comunidades de macroinvertebrados, utilizados como indicadores clave de la salud de los ecosistemas acuáticos.
Estos factores no actúan de manera aislada, sino que sus efectos combinados suelen ser más complejos y, a menudo, interactúan de formas que agravan el impacto general en los ecosistemas.
“Existe el desafío de adaptar las herramientas de monitoreo a las condiciones locales de los trópicos, ya que los enfoques desarrollados en otras regiones no reflejan adecuadamente las respuestas de nuestras especies tropicales”, señaló la Dra. Cornejo.
La Dra. Cornejo ha desarrollado herramientas que facilitan una evaluación integral de la salud de los ecosistemas acuáticos, adaptadas a las condiciones locales y facilitando un diagnóstico más preciso de la calidad del agua.
Estas herramientas incluyen un protocolo para la vigilancia de la calidad del agua con la aplicación de un índice biológico calibrado para Panamá, así como guías para la identificación de especies indicadoras, esenciales para monitorear los cuerpos de agua en la región. También ha impulsado un programa de biomonitoreo participativo, involucrando a las comunidades locales y actores clave en la cuenca.
Finalmente, la Dra. Cornejo abordó algunas propuestas concretas para mejorar la gestión del agua en la región. Estas buscan mitigar los efectos negativos de la agricultura y proteger los ecosistemas acuáticos, garantizando su sostenibilidad.
Las investigadoras invitaron a los interesados a trabajar en la conservación del agua y la biodiversidad, y a formar parte de esta discusión y explorar soluciones innovadoras para estos desafíos.
Por: Mixila Arauz | Prensa Senacyt