Por: Vannie Arrocha
Vannie Arrocha es periodista y escritora. Autora del libro La Doctora: Lidia Sogandares abrió el camino de la medicina para la mujer en Panamá; Vannie Arrocha Este artículo fue publicado de manera original en La Estrella de Panamá el 07/11/2023
1930 fue una década dura para los ginecólogos. Era una época en que los ciudadanos de Panamá carecían de conocimientos sobre la salud sexual y la salud reproductiva. Las mujeres ponían en riesgo sus vidas tratando de evitar embarazos, tomando pastillas de quinina o dejándose introducir artículos puntiagudos. En esa realidad, comenzó a trabajar la primera médica y ginecóloga panameña, Lidia Sogandares (1907-1971).
Más tarde, para finales de los años 1940, fue testigo del aumento de la demanda en las salas de Caridad del hospital, donde los médicos se veían obligados a atender 400 partos al mes en un lugar construido para atender a 50 personas. Las mujeres eran ubicadas en colchones esparcidos por el suelo y a las 24 horas de nacido el bebé le daban de alta a la mujer para poder ocupar ese espacio con otra parturienta.
En medio de ese caos, de forma visionaria denunció el embarazo adolescente y la paternidad no responsable ante los medios de comunicación. A Lidia le dolía ver a adolescentes con tres y cuatro hijos sin padre. Mientras estaban bajo su cuidado, les hablaba de proyectos de vida y de planificación familiar.
También le preocupó la multiparidad y se valió del artículo 6 de la Ley 48 de 1941, que decía: “Se considera esterilización de emergencia aquella que debe practicarse como parte de alguna operación quirúrgica”, para esterilizar a mujeres multíparas con problemas de hipertensión o con cuadros complicados. Lidia era una ferviente católica pero no dejó que su religión interfiriera con su profesión.
Cuando cumplió sus 25 años de profesión, en 1959, aprovechó su capital social para apalancar la nueva maternidad del Hospital Santo Tomás.
La Doctora, como la llamaban sus pacientes, no sólo se desveló por la atención de la salud femenina, sino que enseñó a varias generaciones de estudiantes de enfermería y de medicina; así como también fue una gremialista activa. Ayudó a cofundar varias asociaciones médicas y sociales, como es el caso de la Sociedad Panameña de Obstetricia y Ginecología (SPOG) y la Asociación Panameña para el Planeamiento de la Familia (APLAFA).
Lidia, quien, en sus primeros años de carrera, tuvo que sobrellevar las dudas sobre su capacidad para ejercer la medicina por parte de médicos de renombre, no se casó ni tuvo hijos, decidió dedicarse por completo a su profesión, con el objetivo de no fallar y dejar la puerta abierta para otras panameñas que quisieran optar por la medicina.
El Hospital Santo Tomás fue el lugar predilecto de trabajo de la primera médica y ginecóloga panameña, sin embargo, allí nada lleva su nombre, ni la maternidad.
Con sus estudios clínicos, Lidia Sogandares fue pionera de la ciencia médica en Panamá, ella es parte de la historia de la medicina y, por tanto, parte de la historia del país, sin embargo, sus aportes no forman parte del currículo escolar del Ministerio de Educación, tal cual pasa con otras mujeres destacadas, como Clara González, Carmen Miró, Reina Torres de Araúz, todas científicas biografiadas en el libro “Pioneras de la Ciencia” (pionerasdelaciencia.senacyt.gob.pa).
En el Día del Ginecólogo Obstetra (7 noviembre) y en el marco del mes de la patria se me hace necesario volver a escribir sobre Lidia Sogandares. Una mujer que pudo casarse y hacer su vida en Estados Unidos, pero que prefirió vivir en su patria y ejercer su profesión, para beneficio de cientos de mujeres.
A nombre de la primera médica y ginecóloga panameña solo hay una callecita en Ancón que lleva su nombre y una placa en la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá. ¿Eso es todo lo que esta patriota merece?
Por: Vannie Arrocha