Gerontoarquitecta, egresada de Arquitectura de la Universidad de Panamá y de Gerontología de la Udelas, ofrece un diagnóstico del espacio urbano y doméstico y aporta soluciones para un entorno más humano
Por: Violeta Villar Liste
Desde el aspecto arquitectónico y urbanístico, podemos decir que el país no está preparado para atender las necesidades de las personas mayores, debido a que esta población crece de forma rápida y demanda soluciones inmediatas
Hay dos pasiones que habitan en Sandy Samudio: la Arquitectura y la Gerontología.
De arquitecta se gradúa en la Universidad de Panamá en el año 2005 y de licenciada en Gerontología en la Universidad Especializada de Las Américas (Udelas) en el 2024.
Ambas carreras la ayudan a convertir su profesión, la gerontoarquitectura, en una oportunidad de servir al otro, en este caso a los adultos mayores, al generar, y apoyar iniciativas, que trazan la ruta hacia el envejecimiento saludable.
Es socia fundadora de la Cooperativa de Servicios Múltiples Emprende Mujer (COOPEM), co-fundadora de la Cooperativa de Servicios Múltiples de Inversión Plateada (COOPLATEADA), asesora del Comité de Salud de la Asociación Edad 3 de Betania y voluntaria profesional en el Piloto de Economía Plateada de Betania, una iniciativa que empodera al adulto mayor en esta etapa crucial de la vida.
En esta entrevista, habla de este camino que la convirtió en gerontoarquitecta y aporta ideas fundamentales para pensar el hogar y la ciudad de otro modo, diseñados como espacios funcionales, inclusivos y sin barreras. Espacios, en suma, que piensen en el ser humano.

El impulso de crear una organización con sentido social
-¿En qué momento se conectaron estos dos caminos profesionales, el de la Arquitectura y la Gerontología?
-A partir del 2005 cuando obtuve la idoneidad como arquitecta, me dediqué sólo a esta profesión; sin embargo, siempre tuve en mente la idea de crear una organización con sentido social, más allá de la arquitectura, desde el aspecto técnico artístico.
«En el 2016, inicié mi camino de emprendimiento en el programa Canal de Empresarias en la Ciudad del Saber, lo que me llevó a una búsqueda intensa de innovación. Es allí donde conocí a mi amiga Ana María de Lindsay, fundadora de Panamá Accesible, empresa consultora de turismo accesible creada en el 2018, donde fui invitada a trabajar por la inclusión y la accesibilidad de los espacios, servicios y productos para las personas con discapacidad y la población en general.
A lo largo de esta experiencia profesional, y con la realidad de vida que experimentaba mi abuela materna a sus 93 años, concluí que las personas mayores requieren un estudio profundo de sus necesidades y que todo esfuerzo por mínimo que parezca, es muy importante para mejorar su calidad de vida, sobre todo en situaciones que comúnmente se desestiman».
Entonces decide estudiar la Licenciatura en Gerontología en la Universidad Especializada de Las Américas (UDELAS), “con el objetivo de especializar los servicios arquitectónicos para las personas mayores y con la visión de que los mismos den una respuesta integral a los estilos de vida y situaciones que demanda esta población tan diversa”.
Cuenta que la carrera le permitió conocer con exactitud, “no sólo las necesidades a nivel arquitectónico y urbanístico, sino comprender el ecosistema de servicios gerontológicos que se requiere para garantizar un buen envejecimiento para toda la sociedad y esa visión holística a la hora de prevenir, gestionar y solucionar las situaciones que giran alrededor de la vida de las personas mayores y los que están en etapas previas”.
Ciudades en deuda con las personas mayores

-Desde la visión de la arquitectura y el urbanismo, ¿está ciudad de Panamá y las ciudades del interior del país preparadas para atender las necesidades de los adultos mayores?
-Desde el aspecto arquitectónico y urbanístico, podemos decir que el país no está preparado para atender las necesidades de las personas mayores, debido a que esta población crece de forma rápida y demanda soluciones inmediatas en espacios interiores o exteriores que aún no están adaptados para que todas las personas puedan participar de forma activa en ellos.
Nuestras ciudades, observa, requieren hacer visible la importancia de atender estas necesidades, respetar y hacer valer las normativas de inclusión, accesibilidad y derechos de participación de las personas mayores en todos los espacios.
“Se requiere trabajar de la mano con las instituciones públicas y privadas, atender la necesidad de los recursos económicos y en particular un cambio de mentalidad donde la sociedad comprenda que no puede ser indiferente ante el rol y responsabilidad que cada uno tiene en su propio envejecimiento a lo largo de la vida, la preparación hacia una vejez y el respeto a los derechos de las personas mayores”.
-¿Cuál es el diagnóstico de la ciudad en relación con el adulto mayor y cuáles son las recomendaciones para que la ciudad tome en consideración sus necesidades de movilidad?
-Ante una ciudad que no está preparada para satisfacer la creciente demanda de las personas mayores, se necesita, ante todo, derribar los estereotipos, prejuicios y mitos que se tienen sobre ellos. Conocer quiénes realmente son las personas mayores significa ver y aceptar su diversidad física y sociocultural a fin de que el espacio físico y social dejen de ser barreras, en cambio, cada una de las personas se convierta en un agente activo que promueva una ciudad inclusiva y amigable con el envejecimiento, las personas mayores y la vejez.
“Para que una ciudad tome en consideración las necesidades de movilidad de las personas mayores, necesita una visión integral, es decir el sujeto con sus características particulares dentro del espacio, un espacio para todos, pero también un espacio donde se sienta identificado, sin limitarlo a lo terapéutico y hospitalario, sino que promueva su vida social y su bienestar total.
Además, se requiere que todas las personas mayores se apropien del espacio público, por lo que, se deben diseñar espacios para el uso de los que son independientes y también de aquellos que requieren asistencia en sus actividades diarias, con mobiliario y programas gerontológicos que garanticen una participación continua en el tiempo, conscientes de las necesidades que surgen a lo largo del itinerario que las personas mayores utilizan”.
Una red internacional impulsada por la OMS

Samudio destacó la iniciativa global, Red de Ciudades y Comunidades amigables con las Personas Mayores promovida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otros organismos, que orienta “en el diseño de los servicios y productos que componen un itinerario accesible e inclusivo con las personas mayores, manteniendo la cadena de accesibilidad a lo largo de la ciudad, a través de las adaptaciones a la vivienda, el transporte, los espacios al aire libre, edificios, servicios comunitarios, servicios de salud, entre otros. Ésta y muchas otras guías están a la mano de todos para mejorar las ciudades en que envejecemos”.
En la ciudad feliz
-¿Cómo una ciudad más amable y diseñada pensando en el adulto mayor, es también una ciudad más feliz, sana y próspera?
-Trabajar por las personas mayores es trabajar por uno mismo y por toda la sociedad, en todas las áreas de desarrollo de un país. En el aspecto del diseño de una ciudad, la participación social garantiza mayor bienestar en las personas mayores, y esto se da en la medida que los espacios estén adecuados para que ellos sigan desarrollando sus actividades.
Un entorno físico y social sin barreras arquitectónicas ni edadismo, ofrece ventajas a favor de la independencia y autonomía humana sostenible a lo largo del tiempo. Esto se da a través de la actividad física, los estímulos sociales, intelectuales y cognitivos, que evitan el aislamiento, la depresión, el deterioro cognitivo y la soledad no deseada, entre otras situaciones que podrían afectar a las personas mayores.
Estas condiciones también ayudan a que las personas que ejercen el cuidado de personas mayores dependientes puedan realizarlo de forma más efectiva; permitiendo un mejor uso del tiempo en autocuidado y estrategias de cuidado con el apoyo de los servicios que ofrecen las comunidades, a través de una red de transporte y comunicación eficiente, evitando el síndrome del cuidador “quemado”.
En la medida que, las personas mayores sigan incorporadas a la sociedad, realizando las actividades que requieran y deseen, tendrán la oportunidad de mantener sus redes de apoyo sociales activas, de llevar una vida de prevención de enfermedades y discapacidades de forma prematura, de requerir menos asistencia a lo largo de su vejez, lo que se traduce en menor gasto económico de los programas de atención a la salud debido a una ciudad que los estimula a seguir conectados, no que aparta y que reduce su espacio a un sofá o cama.
Una ciudad preparada para que las personas siguen conectadas a un sistema que les provee de lo necesario y donde ellos aportan todo el valor que han acumulado a lo largo de la vida y que siguen aumentando a través de su interacción con el mundo cambiante, trae beneficios de salud para todas las generaciones y el país.
Economía Plateada en Betania

-¿Cuáles son los avances tecnológicos que se pueden incorporar en la ciudad de Panamá para que sea más sostenible y amigable con los adultos mayores?
-Es indispensable que todos los gobernantes se interesen por las iniciativas que se han estado gestionando en Panamá, es decir, no hay que empezar de cero, sino ver modelos que están en desarrollo actualmente, como el de la Economía Plateada en Betania.
En dicho modelo, liderado por el profesor Víctor López Cabrera y la Dra. Arletty Pinel, se desarrolla la alfabetización socio digital, la docencia en prevención en salud, la telesalud, el emprendimiento plateado intergeneracional, en una comunidad multigeneracional con sede en la Asociación Edad 3 Betania.


Este modelo, donde convergen jóvenes estudiantes del área tecnológica y de salud de diversas universidades, y personas mayores de Betania y de otras comunidades, trae como resultado la definición de necesidades y herramientas tecnológicas específicas que requiere una comunidad con sus propias características culturales y urbanas.
Entre estos avances podemos mencionar la app Silver Guardian, herramienta para gestionar la salud, los negocios y la comunidad; robots para combatir la soledad no deseada y como apoyo no farmacológico en la demencia; aplicaciones para mantener estilos de vida saludable; monitoreo de salud a través de las apps y teleasistencia; cámaras inteligentes para el cruce de peatones, entre otros.
Cualquier avance tecnológico a introducir debe ir de la mano del avance de sus usuarios, sean las mismas personas mayores o las personas que les asisten.
-En relación con la vivienda, ¿cómo se conecta una ciudad amigable con el adulto mayor con una vivienda amigable y cuáles son, o deberían ser, las políticas del sector privado y del Estado para lograr estas viviendas adaptadas a las necesidades del adulto mayor?
-Una ciudad amigable con las personas mayores implica la interconexión óptima de los componentes de una ciudad, lo que incluye a la vivienda y por supuesto el entorno social, con el objetivo de que haya una participación social acorde a las necesidades de todos, sin excluir a las personas mayores.
Un ejemplo muy práctico es que la ciudad provea de servicios de telemonitoreo y asistencia en todas las áreas de la vida, con personal preparado y sensibilizado en el trato hacia la persona mayor, en conexión con una red de apoyo social, la persona mayor y la vivienda adaptada.
Esto permitiría que las personas mayores puedan vivir solas en casa si así lo desean o su situación lo permite, disfrutar de su hogar realizando sus actividades de la vida diaria, salir y utilizar las aceras, las vías y el transporte, visitar todos los ambientes para socializar y satisfacer sus necesidades, lo que incluye espacios de trabajo y sus empresas, plazas y parques, clubes para bailar, entre otros, todos adaptados en sus componentes sociales y físicos.
No es común encontrar viviendas adaptadas a todo el ciclo de la vida, por lo que en edades avanzadas o en casos de discapacidad, se requiere de presupuesto para poder adecuar los espacios.
En esta línea, el sector privado debe desarrollar las soluciones requeridas y ampliar la oferta de viviendas con capacidad de uso y adaptación para todas las personas; y las políticas de Estado deben encaminarse a desarrollar programas e instrumentos que permitan a las personas realizar estas adaptaciones cuando sea conveniente para cada ciudadano.
Estrategias para recuperar el espacio urbano
-Si le pidieran tres estrategias fundamentales para recuperar el espacio urbano y las viviendas a favor del adulto mayor, ¿cuáles serían?
-Para recuperar el espacio urbano y las viviendas a favor de las personas mayores, recomendaría lo siguiente:
- Aumentar la investigación en envejecimiento, persona mayor y vejez en Panamá, y a partir de los hallazgos, implementar programas formativos dirigidos a toda la población, acerca de la atención a las necesidades integrales del envejecimiento a lo largo del ciclo de la vida en nuestras ciudades y comunidades.
- Garantizar que los procesos de ordenamiento territorial y de desarrollo de proyectos en el área arquitectónica y civil, contemplen la accesibilidad universal con énfasis en las necesidades de espacios para las personas mayores.
- Innovar y promover el desarrollo de soluciones arquitectónicas de vivienda en todas las modalidades, con enfoque en el usuario a lo largo de todo el ciclo de vida y con gestión de la atención centrada en la persona y humanizada.
Velar por la implementación del Plan Nacional a favor de las Personas Mayores de Panamá 2022-2025

-Desde la perspectiva de la Gerontología. ¿Estamos pensando en un país también para las personas mayores, con programas y beneficios que les permitan vivir su vejez de manera digna?
-Parte de lo que se ha estado pensando ha quedado muy bien plasmado en el Pacto por los Derechos Humanos de las Personas Mayores, firmado por los candidatos a presidente en las pasadas elecciones, y promovido por las organizaciones interesadas en el bienestar de las personas mayores del país.
Sus líneas de acción reafirman la importancia de atender con prioridad, situaciones como el trabajo no remunerado del cuidado, la sobrecarga de trabajo que representa el mismo y las consecuencias en la salud de los que cuidan, especialmente en los casos de mujeres mayores que cuidan a personas mayores.
En este sentido, sostuvo, se debe seguir monitoreando la creación del Sistema Nacional de Cuidados y velar por la implementación del Plan Nacional a favor de las Personas Mayores de Panamá 2022-2025, que agrupa las necesidades por atender en los ejes temáticos: seguridad económica en la vejez; salud y bienestar en la vejez; y entornos propicios y saludables para la vejez.
También, subrayó, se debe insistir en la importancia de la ratificación de la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores; promover y garantizar la implementación de las leyes que protegen a las personas mayores del maltrato y el abuso físico, psicológico y financiero; implementar las leyes a favor del desarrollo humano y satisfacción de sus necesidades, como por ejemplo la Ley N°253 de martes 9 de noviembre de 2021, que incentiva la participación activa de los adultos mayores y que muy atinadamente promueve que los mismos sean reconocidos como sujetos activos dentro de nuestra sociedad, que requieren formación constante, recursos económicos y ser parte de las soluciones que podrían requerir a futuro ellos mismos o las siguientes generaciones de personas mayores, entendiéndose que los beneficios a final de cuenta son para todo el país.
Por: Violeta Villar Liste | [email protected]