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Por María Mercedes Armas (Psicóloga)

La licenciada María Mercedes Armas Barrios es psicóloga egresada de la Universidad Central de Venezuela. Es integrante del Observatorio Venezolano de los DDHH de las Mujeres y del Centro de Investigación Social Formación y Estudios de la Mujer.
@psico.mm.armas
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Vivimos de decisión en decisión y la gran mayoría las tomamos de manera automática o impulsiva, esto nos ahorra tiempo; sin embargo, es conveniente revisar cómo tomamos nuestras decisiones porque, a veces, llegamos a un lugar donde no queríamos estar.

  • ¿Te arrepientes de alguna decisión que hayas tomado?
  • ¿Te sientes feliz con alguna decisión reciente?
  • ¿Le das importancia a tus decisiones?

 Muchas veces no reconocemos la importancia y trascendencia que tienen las decisiones que tomamos. Ellas van marcando un rumbo. Tomar decisiones implica asumir la responsabilidad y tiene que ver con el nivel de respeto que tienes hacia ti misma(o).

Cuando tenemos un resultado no deseado en la vida, tal vez nos cuesta identificar cuáles fueron las primeras decisiones que tomamos para llegar a ese punto. Es un buen ejercicio seguirle la pista a los resultados que tienes, tanto positivos como negativos, hasta descubrir las decisiones que te llevaron hasta donde estás.

No hay decisiones pequeñas, todas afectan. Es muy útil aprender acerca del proceso decisional. Si te está costando tomar alguna decisión o las tomas de manera rápida y sin mucho análisis, puede que esta manera de hacerlo te haya generado problemas a nivel personal o laboral, ya que las decisiones que tomamos involucran a otras personas.

Los factores que inciden

Los factores externos nos presionan para acelerar o retrasar una decisión: los lapsos de tiempo, la influencia y expectativas de otras personas, el factor financiero, los obstáculos de diversa índole o las oportunidades que surgen en nuestro entorno.

A nivel interno tenemos características personales que pueden acelerar o retrasar las decisiones como son: la ansiedad, el miedo, diversos tipos de necesidades emocionales y personales que nos urgen a decidir; rasgos como la impaciencia o, por el contrario, ser excesivamente cautelosos, analizar en exceso, la desconfianza, la impulsividad o el temor de afectar negativamente a otras personas.

A la hora de tomar decisiones se manifiestan nuestros rasgos de carácter y la manera como afrontamos las situaciones, la flexibilidad o rigidez, la tolerancia a la incertidumbre y el nivel de riesgo que estamos dispuestos a asumir. Te sugiero hacer la revisión de los factores externos e internos que están influyendo alguna decisión a tomar. Esto te será sumamente útil para aclarar y finalmente accionar tu decisión.

Aquí te propongo algunos pasos para la toma de decisiones eficientemente:

  • Identificar la situación a resolver. Parece obvio pero tenemos que tener claro cuál es el problema que queremos resolver con la decisión. Para ello hay que analizar el contexto, objetivos, tiempo disponible, recursos…
  • Recabar información relevante y necesaria para poder decidir. Es necesario que nos informemos para tener los elementos suficientes para tomar la decisión. Nunca podremos recabar toda la información existente, pero sí la más relevante y también depende del tiempo que disponemos para decidir. Identificar, analizar y comparar las alternativas o propuestas de solución.
  • Al conseguir información vamos a concentrarnos con diversas opciones que tendremos que analizar y comparar entre sí a ver cuál es la más conveniente desde todo punto de vista. Valorar previamente los puntos fuertes y débiles de cada alternativa para ver su conveniencia y viabilidad. De nada nos sirve conseguir una opción genial si no es viable. Necesitamos ser muy realistas y claros al evaluar las opciones.
  • Seleccionar una alternativa. Con todo lo anterior ya revisado, al fin vamos a escoger una de las alternativas existentes.
  • Es importante llevar la decisión a la acción en el tiempo adecuado. Decidir es actuar. Mientras no llevemos a la acción la decisión tomada no hacemos nada.
  • Hacer seguimiento de la decisión, observando cómo va resultando y, de ser necesario, hacer ajustes. Los eventos humanos no son automáticos ni predecibles exactamente; para cerciorarnos de que la decisión fue la correcta, necesitamos monitorear cómo va avanzando y, de ser necesario, hacer ajustes o desistir de esa decisión y pensar en otra opción. También hay que darle el tiempo prudencial para observar los resultados. Evaluar los resultados, verificando si se cumplieron las expectativas y se lograron los objetivos (nivel de satisfacción). Finalmente podemos saber si tomamos una decisión satisfactoria o no al cierre del proceso.

Por: María Mercedes Armas (Psicóloga)