Después de una dura semana de trabajo, nada mejor que arrancar el fin de semana con el “viernes cultural”, esa reunión de amigos en las esquinas del barrio presagiando ya el descanso y la fiesta. Esta sección pretende hacer eso, arrancar nuestro fin de semana desde esta esquina virtual con cuentos y poemas de autores panameños para que los conozcan y los disfruten. Así que, ¡feliz fin de semana!, con sabor a literatura panameña de la buena.
Pedro Crenes Castro, coordinador del Viernes Cultural: Literatura Panameña [email protected]
Un cuento de Marco Ponce Adroher
Marco Ponce Adroher
Marco Ponce Adroher (Montevideo, 1957), es uno de los grandes cuentistas de nuestro país. Egresado del Diplomado en Creación Literaria, recibió en 2009 un accésit en el Premio Nacional de Cuento José María Sánchez, y ganó en 2019 el Premio Centroamericano Rogelio Sinan en la categoría cuento. Ha publicado entre otros Entonces percibo el silencio y el prodigioso Amarillo de noche, un libro de cuentos deslumbrante.
Arrebato
La calle estaba desierta. Eran las tres de la tarde y el calor brotaba del asfalto. Escuché un grito, miré a la izquierda y vi correr a la mujer empapada de miedo.
Me persigue y sé que está cerca, todo mi cuerpo lo siente y me estremezco. Corro desbocada y no quiero mirar atrás. No aguanto mis ojos cegados por esa visión perversa y por eso grito ahora más fuerte, para alejarme del silencio.
La seguí con la mirada hasta que dobló la esquina. Parece que huye, pero no se ve a nadie que la persiga. Tal vez alguna fatalidad ocurrió en su casa. Puede que haya perdido su trabajo, esté desconsolada y las dudas la abrumen hasta el dolor. La calle sigue desierta. Ella avanza esquivando baldosas sueltas.
Cierro la boca. Algunas ventanas se mueven a mi paso y sé que hay gente escondida detrás de ellas. Mejor camino para no despertar sospechas; apuesto a que me creen la loca del barrio. Ellos no saben nada. Fáciles para juzgar sin conocer los hechos, difíciles para olvidar. Debo llegar para ponerlo a salvo.
La mujer aminora la marcha y evade las ventanas. Ha dejado de gritar. Parece más tranquila, pero la mente es difícil de escudriñar. A lo lejos se escucha el motor de un auto y la mujer mira sobresaltada hacia todos lados.
Ese auto es sospechoso, seguro que lo mandó para seguirme y controlarme. No sé cómo me metí en esto. Recuerdo que al principio todo era distinto, las cosas andaban bien y reía con frecuencia. Es verdad que con el tiempo las cosas cambiaron, que he perdido algo de cabello y no soy atractiva, que no río, que me dedico todo el tiempo a cuidarlo. Bueno, ya estoy llegando y el auto está lejos, tal vez no me vieron.
Entra en una casa vieja y bien mantenida. Los postigos entreabiertos apenas dejan escapar un poco de luz artificial. El auto ha desaparecido. Veo las hojas inmóviles de los árboles a punto de caer. Hay ruidos en la casa.
¿Cómo llegaste? No me lo quites, le grito con horror y me aferró con fuerza. Con los demás puedes hacer lo que quieras, con él no. Es mío, siempre lo ha sido y tú no tienes derecho porque esto lo hice yo sola. Ya deja de estar metiéndote en mis ojos, en mi vida; deja las amenazas y las llamadas a cualquier hora. Eres un infeliz que me persigue por todos lados, amedrentándome hasta en los sueños. Ya sabes que defenderé lo mío hasta la muerte. Debo protegerlo de ti, de todo lo malo de este mundo.
La puerta está entornada. Desde la sala se escucha la voz alterada de la mujer. No hay nadie más. Ella gesticula y los sonidos se van apagando cuanto más me acerco. Tiene algo en los brazos. Las lágrimas le llenan la cara y mojan la muñeca que arrulla contra su pecho entre hipos y sollozos.
Tomado de Entonces percibo el silencio.
Pedro Crenes Castro
[email protected]
(Panamá, 1972), es escritor. Columnista y colaborador en varios medios panameños y españoles. Ha ganado dos veces el premio Nacional de Literatura Ricardo Miró de Panamá y dicta talleres literarios. Vive en España desde el año 1990.