Una dieta equilibrada y rica en nutrientes esenciales durante el embarazo es fundamental para el crecimiento y desarrollo fetal saludable
Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI

La Dra. Karen Courville es egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá. Realizó estudios en Medicina Interna y Nefrología en el Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo A. Madrid. Tiene un Fellow en Investigación Renal del Instituto Mario Negri en Bérgamo, Italia. Investigadora del Instituto de Ciencias Médicas de Las Tablas. Miembro del Sistema Nacional de Investigación (SNI)
El bajo peso al nacer (BPN), definido generalmente como un peso inferior a 2500 gramos al nacer, especialmente en bebés nacidos a término (más de 37 semanas), se asocia con una serie de efectos fisiológicos adversos que pueden impactar el desarrollo y la función de órganos vitales, incluyendo los riñones.
Durante el desarrollo fetal, los riñones pasan por procesos complejos de nefrogénesis, la formación de las nefronas, que son las unidades funcionales del riñón responsables de la filtración de la sangre y la producción de orina. Un entorno intrauterino adverso, como el que experimentan los fetos con restricción del crecimiento intrauterino (RCIU) que a menudo resulta en BPN, puede interferir significativamente con este proceso.
Alteraciones renales asociadas al bajo peso al nacer
La principal consecuencia fisiológica del BPN en relación con la función renal es una reducción en el número total de nefronas al nacer.
La nefrogénesis se completa alrededor de la semana 36 de gestación, por lo que los bebés nacidos prematuramente o con RCIU pueden tener una dotación nefronal subóptima. Esta menor reserva de nefronas significa que cada nefrona individual debe trabajar más para mantener la función renal adecuada a lo largo de la vida.
Además de la reducción en el número, el BPN también se ha asociado con alteraciones en la estructura y la función de las nefronas individuales. Estudios han demostrado que los bebés con BPN pueden presentar nefronas más pequeñas y con una menor capacidad de filtración glomerular (VFG), que es la medida clave de la función renal. Estas alteraciones pueden ser sutiles al principio, pero pueden volverse clínicamente significativas con el tiempo, especialmente bajo estrés fisiológico o con el envejecimiento.
El entorno intrauterino adverso puede llevar a la “programación fetal”, un proceso por el cual un estímulo o insulto durante un período crítico del desarrollo puede tener efectos a largo plazo en la estructura y función de los órganos. En el caso del BPN, la restricción de nutrientes y oxígeno puede desencadenar adaptaciones metabólicas en el feto que, aunque necesarias para la supervivencia inmediata, pueden predisponer a enfermedades crónicas en la vida adulta, incluyendo la enfermedad renal.
Se ha observado que el BPN puede influir en la regulación del RAAS, un sistema hormonal crucial para el control de la presión arterial y el equilibrio de líquidos y electrolitos. Una disregulación temprana de este sistema podría contribuir al desarrollo de hipertensión y enfermedad renal en etapas posteriores de la vida.
Bajo peso al nacer y enfermedad renal en la edad adulta

La evidencia científica acumulada durante las últimas décadas ha establecido una relación entre bajo peso al nacer y enfermedad renal en la edad adulta. Esta asociación se mantiene incluso después de ajustar por otros factores de riesgo conocidos.
Como se mencionó anteriormente, la reducción en el número de nefronas al nacer implica que las nefronas restantes deben compensar esta deficiencia, trabajando a una mayor capacidad, lo que se conoce como hiperfiltración compensatoria, que puede ser tolerada durante muchos años, pero con el tiempo, puede llevar a un estrés glomerular crónico, daño progresivo y eventual pérdida de la función renal.
Numerosos estudios epidemiológicos a nivel mundial han demostrado consistentemente una correlación entre el peso bajo al nacer y una mayor prevalencia e incidencia de ERC en adultos. Las personas que nacieron con BPN pueden ser más susceptibles a desarrollar otros factores de riesgo para la ERC, como la hipertensión arterial y la diabetes mellitus tipo 2.
La programación fetal puede influir en la regulación de la presión arterial y el metabolismo de la glucosa, aumentando la probabilidad de desarrollar estas condiciones que son importantes causas secundarias de enfermedad renal.
Para las mujeres en edad fértil y embarazadas: Día Mundial de la Salud 2025
A propósito del Día Mundial de la Salud que se celebró el 7 de abril de 2025, la OPS anunció que se exhortará a los gobiernos y a la comunidad de la salud a intensificar los esfuerzos para poner fin a las muertes prevenibles de madres y recién nacidos, y a dar prioridad a la salud y el bienestar de las mujeres a largo plazo.
La educación es importante para que las mujeres en edad fértil conozcan de los programas existentes que el Estado ofrece.
En estos programas se brinda la oportunidad de buscar asesoramiento médico antes de la concepción para optimizar la salud materna, abordar cualquier condición preexistente y recibir orientación sobre nutrición y hábitos saludables, entre los que se encuentran abstenerse completamente de fumar y consumir alcohol y evitar el uso de drogas ilícitas durante el embarazo.
La campaña del Día Mundial de la Salud 2025 tiene como lema «Comienzos saludables, futuros esperanzadores», e insta a los gobiernos y a la comunidad sanitaria a intensificar los esfuerzos para poner fin a las muertes maternas y neonatales prevenibles y a priorizar el bienestar a largo plazo de las mujeres y los recién nacidos (Fuente: OPS)
Una dieta equilibrada y rica en nutrientes esenciales durante el embarazo es fundamental para el crecimiento y desarrollo fetal saludable, incluyendo la nefrogénesis. La deficiencia de ciertos nutrientes puede afectar negativamente el desarrollo renal. Factores como la mala nutrición materna, la hipertensión gestacional, la preeclampsia, el tabaquismo y el consumo de alcohol pueden aumentar el riesgo de RCIU, lo que a menudo resulta en BPN. Permitir que el embarazo llegue a término (aproximadamente 40 semanas) asegura que el proceso de nefrogénesis se complete de manera óptima, brindando al bebé una dotación nefronal adecuada al nacer.
Invertir en la salud materna y fetal no solo tiene beneficios inmediatos para el recién nacido, sino que también puede tener un impacto significativo en la reducción de la carga de enfermedad renal crónica en la población adulta.
Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI