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Violeta Villar Liste

¿Es posible que exista una organización sin jefes, en la cual se roten las obligaciones, las personas cobren lo mismo, se generen ganancias sin dejar el mercado en manos de la oferta y de la demanda? Existe desde hace medio siglo y se llama Cecosesola.

El éxito de Cecosesola se asienta en el cooperativismo como modelo educativo de vida y proyección hacia la comunidad. 

La antigua Central Cooperativa de Servicios Sociales de Lara y desde 2001, Organismo de Integración Cooperativa Cecosesola, está  formado por una red de 50 organizaciones comunitarias, situadas en siete entidades federales de Venezuela, con Barquisimeto (estado Lara), como núcleo fundacional.

De la producción a la salud

Es un modelo que ha intentado ser replicado en otros países, e incluso por grupos locales, pero una y otra vez se tropiezan con una realidad: Es un proyecto de servicio y educativo que se vive con pasión.

Las actividades de Cecosesola “abarcan desde la producción agrícola y de procesamiento industrial hasta servicios de salud, ahorro y crédito y funerarios, así como la venta de alimentos y artículos de limpieza”.

Usted puede ir al popular “mercadito” o ferias de consumo familiar de Cecosesola; a sus centros de salud o servicios funerarios, pero debe saber que más allá de un “precio barato” hay una filosofía de vida que lo hace posible.

En 2017 celebraron sus 50 años de existencia y ahora, en este cercano 2021, traen alegrías en medio de la pandemia: la difusión de un libro digital que titulado Cecosesola, otro mundo posible, cuenta cómo este otro mundo, solidario y fraterno, existe.

El libro nace con un sello muy de Cecosesola: es una creación colectiva; de autores múltiples.

Teresa Correa y Gustavo Salas, miembros fundadores de Cecosesola, nos recuerdan esta historia que nos reconcilia con lo mejor de nosotros como sociedad, en un diálogo fraterno que del libro a sus palabras, ayuda a comprender cómo la esperanza no se pierde en medio de la adversidad de la realidad venezolana.

Teresa Correa y Gustavo Salas

La historia detrás de Cecosesola 

En el libro Cecosesola, otro mundo posible, se explica cómo “dándole prioridad a nuestro proceso educativo transformador” fue posible que esta organización comunitaria pudiera salir adelante e incluso en la dificultad de la circunstancia venezolana sea un referente. Hay varias claves que enuncian:

  • “Nos recuperamos y cancelamos unas deudas del orden de los siete millones de dólares, generadas al haber perdido 30 veces nuestro capital.
  • Mantenemos un servicio funerario que le garantiza a nuestro núcleo familiar (hasta nueve personas) un servicio digno, cancelando semanalmente solo 10 céntimos de dólar. 
  • Constituimos una red de producción y distribución que integra 17 organizaciones de producción agrícola, siete unidades de producción artesanal y 20 mercados que son la principal fuente de abastecimiento de unas 100.000 familias.  
  • Gestionamos una red de salud en cinco centros diferentes de la ciudad de Barquisimeto donde somos atendidas hasta 230.000 personas en un año. 
  • Construimos con nuestros propios recursos el Centro Integral Cooperativo de Salud, con dos quirófanos y 20 camas de hospitalización. 
  • Con base en los precios de todos nuestros servicios, generamos para las comunidades un ahorro de 15 millones de dólares anuales”.

El modelo de Cecosesola irradia a la comunidad. Está concebido para proyectarse hacia afuera. De este modo, los servicios y productos no son solo para quienes integran la organización: la sociedad se beneficia de manera colectiva.

Esta realidad es posible por la visión de los fundadores y de quienes se han ido sumando.

Una historia personal

Gustavo Salas, quien nació en Puerto Cabello, pero se quedó sembrado en la ciudad de Barquisimeto, estudió en Estados Unidos las carreras de Ingeniería Civil y Administración Industrial.

Sin embargo, al regresar a Venezuela, sintió que su pasión estaba en el trabajo social.

Fue el primer presidente de la Central Cooperativa Nacional de Venezuela que reunía a 14 centrales regionales.

Desde Barquisimeto, y con una visión basada en relaciones de cooperación, junto con otros soñadores, comienza a edificar este mundo distinto.

A Teresa Correa, quien nació en Caracas y también vive en Barquisimeto, este mensaje de la transformación desde la cooperación, le llegó con su trabajo en grupos parroquiales e inspirado en los jesuitas. Después se marcha a Mérida a estudiar en la Universidad de los Andes (ULA)  y se integra al Centro de Educación Cooperativa de Mérida. 

Explica que será Luis Delgado Bello una persona fundamental en esta visión transformadora del movimiento cooperativo que inicia con cerca de 12 personas.

Ya en Barquisimeto comienza a constituirse el movimiento con una filosofía: Se quedarían quienes asumieran la organización como un compromiso de vida.

1967: Servicios funerarios

En el libro se documenta que inician en el año 1967 “con el servicio funerario, respondiendo a una necesidad muy sentida en los sectores populares. Al igual que hoy en día, existía una gran especulación de las funerarias privadas.

La creación de Cecosesola fue un proceso de unos diez meses en el cual participamos decenas de habitantes de los sectores populares que hacíamos vida en las recién creadas cooperativas de la región.

Con mucho entusiasmo, nos reuníamos hasta horas de la madrugada. En ese entonces, prevalecieron los criterios de trabajar con recursos propios, así como de inclusión, respetando la diversidad política y religiosa”.

Cecosesola se legaliza a los meses como una Central de Cooperativas.

Sin embargo, el esquema organizacional repetía los tradicionales y sentían que debían ir hacia una transformación.

En el texto reflexionan que si bien nacieron con la visión de prestar servicios a las personas asociadas, en la actualidad “nuestra razón de ser gravita en un proceso educativo de transformación cultural con base en la reflexión colectiva sobre el quehacer diario. Nuestras variadas actividades son los espacios que nos permiten desarrollar ese proceso”.

1974: El modelo de transporte cooperativo

1974 marca otro hito cuando las movilizaciones de los sectores populares por el incremento del pasaje, los motiva a asumir “la mayor parte del transporte autobusero de la ciudad de Barquisimeto con el compromiso de mantener la tarifa. Se trataba de un servicio público a ser gestionado con la participación plena de las personas que laboraban en él, así como de la comunidad usuaria”. 

Durante cuatro años lograron mantener la tarifa del pasaje. Sin embargo, en 1980, el gobierno toma sus instalaciones y el consejo municipal de la época asume la administración del servicio, además de duplicar el valor del pasaje.

Las pérdidas económicas y las deudas contraídas al cierre del servicio en 1985 terminaron situándose en el orden de los siete millones de dólares. Se llegó a perder 30 veces el capital invertido, una coyuntura económica imposible de superar operando con criterios empresariales.

De manera que quebrados económicamente 60 veces, nuestra posibilidad de subsistir residía en el proceso educativo de auto gestión iniciado en el Servicio Cooperativo de Transporte. Habíamos vivido nuestra primera experiencia de ir desdibujando las jerarquías, fomentando un proceso participativo de las personas que gestionábamos directamente el servicio, así como de las comunidades, un proceso que ya para esa fecha había propiciado un incipiente pero significativo sentido de identidad“, documentan en el texto.

1983: Las Ferias de Consumo Familiar

Actividad de Cecosesola
En la imagen, varios momentos de las ferias de consumo familiar que se organizan con sistemas de ticket para garantizar el ingreso ordenado y justo a la colectividad

Con el legado de esa vivencia, y sin capital financiero, inician en el año 1983 las Ferias de Consumo Familiar.

Esta red de mercados está integrado por cerca de 20 espacios de venta, en su mayoría en Barquisimeto, la capital de Lara.

De acuerdo con las estadísticas, su operación, que le permite a las familias ahorros entre 25% y 30% en verduras y de 15% o 20% en víveres, beneficia a unas 100,000 familias.

“En tierras de los estados Lara, Portuguesa, Trujillo, Cojedes y Barinas, 280 familias campesinas integradas en 17 organizaciones, junto a 50 en proceso de organización, producimos la mayoría de las más de 600 toneladas de verduras y frutas que cada semana movilizamos en las Ferias”.

Además, las llamadas unidades de producción comunitaria elaboran de manera artesanal pastas, granola, vainilla, aliños, miel, pulpas de frutas, salsas, café, artículos de limpieza personal y del hogar.

Salud para todos 

Centro de Salud de Pueblo Nuevo

El Centro Integral Cooperativo de Salud, situado en la calle 20 de Pueblo Nuevo, Barquisimeto, con dos quirófanos, 20 camas y 30 especialidades médicas, es un ejemplo de la perseverancia: nació hace 12 años y los construyeron con sus propios fondos.

Se enlaza con una red de cinco centros adicionales, también en la capital larense, que da servicio a 230,000 personas por año.

Sus precios son en promedio 50% más económicos que en una clínica privada.

La circunstancia de la pandemia los llevó a generar estrategias para mantener la atención del paciente y resguardar la salud del personal.

También cuentan con un fondo de salud que nació en 1990 cuando la esposa de un socio enfermó de cáncer. Estos recursos ayudan a atender los problemas de salud de los miembros de la organización.

Otra característica de esta organización es que en lugar de sueldos, cobran el llamado anticipo societario, resultado de los excedentes de las distintas actividades de Cecosesola.

Los pilares del éxito

Teresa y Gustavo, al compartir las claves del éxito, razonan que lograron diferenciarse de la cooperativa tradicional “porque en lugar de convertirnos en un grupo que se reúne para ser solidarios entre ellos mismos, nos abrimos a la comunidad”.

Con más de 1,200 trabajadores asociados, han logrado desafiar el dictamen de la Sociología: Después de 150 personas es preciso establecer una estructura organizativa. 

“No hay presidente ni director; solo reuniones en las cuales se toman decisiones y se acepta el derecho a disentir”, explican. 

Esta fórmula amorosa que solo se puede replicar si la pasión es idéntica, tiene varios pilares:

Encuentros:Es una oportunidad transformadora de reflexionar colectivamente sobre nuestras actitudes, sobre las maneras de relacionarnos”.  Es un encuentro que construye y no se queda solo en aspectos administrativos.

Rotación de tareas: Hoy la persona puede estar en la caja, mañana en la cocina o arreglando las verduras. “Esta rotación nos posibilita ir desdibujando las parcelas, la competencia y las jerarquías”.

Descentralización: “En cada espacio y/o cooperativa de la red gestionamos nuestras propias actividades”. 

Intercambios: Entienden que la cercanía se hace posible al fomentar la relación personal entre sus integrantes. 

En la circunstancia actual de la crisis venezolana, una de las estrategias es trabajar con márgenes cada vez más pequeños para que las personas puedan conseguir ahorros, tanto en los mercados cooperativos como en salud. 

El servicio funerario lo mantienen en $70 y es una alternativa para las familiares.

Sostienen relaciones solidarias “con tres organizaciones que continúan sobrellevando el vendaval”: la red educativa Fe y Alegría, el sistema de salud de Ascardio y la institución Alaplaf, que apoya a las mujeres en su salud reproductiva, otros ejemplos de vocación de servicio a la comunidad.

Reflexionan que el momento actual es también un tiempo para las oportunidades, la transformación cultural y conseguir nuevos senderos.

Cecosesola que se reinventó en aquel lejano 1983, demuestra con su ejemplo que desde el caos se puede llegar a un nuevo orden, y en esta visión solidaria de construir relaciones de cuidado mutuo, fundar ese otro mundo posible.