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Datos estadísticos demuestran que las personas diabéticas que reciben algún tipo de educación en el automanejo de su enfermedad realizan algunas de estas acciones: Examen anual de los ojos, una revisión de los pies y aplican vacunas con mayor frecuencia.

De lo contrario, explica el doctor Freddy Contreras, médico internista-educador en Diabetes, los pacientes “que nunca han recibido educación sobre la enfermedad tienen cuatro veces más riesgo de sufrir complicaciones atribuibles a la entidad”.

De esta forma, educarse en los riesgos de esta enfermedad, es otra manera de colaborar en sus propios cuidados y mejoría.

A continuación, el especialista aborda la diabetes mellitus (DM) desde esta perspectiva:

La diabetes mellitus (DM) es una condición clínica heterogénea, crónica, degenerativa y progresiva, caracterizada por una concentración anormalmente alta de glucosa en sangre, debido a una insuficiencia parcial o total en la secreción de insulina y/o resistencia de las células del tejido diana a la acción de esta hormona. 

La perspectiva mundial evidencia que, en los últimos años, se ha registrado un incremento considerable en la incidencia de DM, adquiriendo una dimensión de epidemia mundial.

Alrededor de cuatrocientos sesenta y tres (463) millones de personas en el mundo padecen diabetes según la Federación Internacional de Diabetes (IDF, 2019); 3 de cada 4 personas que viven con diabetes (352 millones) están en edad activa; en mayores de 65 años existen 111 millones, es decir 1 de cada 5 personas tiene diabetes. Existe evidencia de que la DMT2 entre niños y adolescentes está en aumento en algunos países.

Adicionalmente 1,1 millón de menores de 20 años tienen diabetes tipo 1.

Por otro lado, las personas en riesgo están en un franco incremento, lo cual genera un potencial muy alto para seguir incrementando la prevalencia en el mundo, lo cual puede agravarse porque los conocimientos sobre la condición, sus complicaciones, el tratamiento farmacológico, nutricional, el ejercicio, las metas de control metabólico y los cambios en el estilo de vida que forman parte del grueso del manejo integral son desconocidos por un número muy alto de pacientes y su entorno familiar.

En este escenario ocupa un lugar protagónico la educación cuando se asume como estrategia en la construcción, crecimiento y desarrollo del individuo y la sociedad en función de optimizar estilos y condiciones armónicas que permitan alcanzar calidad de vida (Contreras, 2015).

Por consiguiente, la educación como estrategia terapéutica no es tarea fácil, sobre todo si se considera que ésta se ejerce de diferentes formas y, adquiere distintos significados en función del contexto cultural, económico, social y político en el que interactúan pacientes, su entorno y profesionales de la salud.

Más aun, la dinámica actual del desarrollo humano se centra en la gente y en la capacidad que tienen las personas para orientar su vida, para desarrollarse y alcanzar la realización personal, es decir, transformarse.

La educación terapéutica en diabetes (ETD), según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 1988), es un proceso educativo integrado al tratamiento, mediante el que se intenta facilitar a las personas con DM y a sus familiares las competencias (conocimientos, habilidades y actitudes) y el soporte necesario para que sean capaces de responsabilizarse del automanejo. Es imperativo que los pacientes entiendan su condición clínica y las bases del tratamiento, y que lo puedan integrar en su vida cotidiana, sean capaces de prevenir, reconocer y actuar en situaciones de riesgo agudo y prevenir factores de riesgo vascular (OMS, 1998).

En este sentido impartir educación en diabetes requiere una serie de conocimientos, habilidades, aptitudes y actitudes determinadas por parte de los profesionales de la salud que se dedican a la ETD. 

Las tendencias actuales abogan porque el paciente aprenda cómo automanejar su condición clínica.

Para ello, el profesional de la salud debe brindar el tratamiento trabajando el “empoderamiento”, fomentando su autonomía para que sea el propio paciente quien gestione su entidad en las diferentes situaciones de su vida cotidiana, tomando sus propias decisiones.

Un buen control de la diabetes pasa por un paciente formado en conocimientos relacionados con la condición que padece.

Por consiguiente, la acción de la educación en la modificación de valores de glucemia, colesterol y hemoglobina glucosilada (HbA1c), control de peso y calidad de vida ha sido ampliamente estudiada por profesionales dedicados a la educación en salud, quienes advierten que el uso de la educación en diabetes es una forma de mejorar el funcionamiento psicosocial y el control metabólico

En este sentido, el estudio Diabetes Attitudes, Wishes and Needs second study (DAWN 2TM, 2013) demostró que solo 48,8% de los sujetos participantes había intervenido en algún programa de educación en la diabetes.

Otros datos muestran que las personas que reciben algún tipo de educación en el automanejo, realizan un examen anual de los ojos, una examinación de los pies y aplican vacunas con mayor frecuencia que los que no la reciben (Clement, 1995, 2011). 

Contrariamente, pacientes que nunca han recibido educación sobre la enfermedad tienen cuatro veces más riesgo de sufrir complicaciones atribuibles a la entidad.

A los efectos de difundir la educación, y en concordancia con lo planteado por las Naciones Unidas en el documento final de la Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos de 1993, se define Educación integral, como aquella formación orientada “al pleno florecimiento de la persona y hacia el fortalecimiento de los derechos del hombre y las libertades fundamentales.

Se trata de una educación integral capaz de preparar a sujetos autónomos y respetuosos de las libertades de los demás” (p.2).

Es decir, debe incluirse al ámbito cognitivo, emocional y social.

Actualmente, poseer una educación integral en diabetes mellitus se ha convertido para el sector de la salud en una tarea necesaria a desarrollar.

El adecuado conocimiento de la enfermedad, cumplimiento adecuado del tratamiento, así como el apoyo familiar y social, serán elementos indispensables para alcanzar una mejor calidad de vida y constituyen elementos que hacen a la educación integral en diabetes como el prototipo para la formación del paciente, familiar y educador en diabetes.

De acuerdo a Medina-Tobón, el aprendizaje debe integrar el saber ser (automotivación, iniciativa, valores y trabajo colaborativo con otros) con el saber conocer (conceptualizar, interpretar y argumentar) y el saber hacer (aplicar procedimientos y estrategias), teniendo en cuenta los retos específicos del entorno, las necesidades personales de crecimiento y los procesos de incertidumbre, con espíritu de reto, idoneidad y compromiso ético, en sintonía con los planteamientos de Delors, que expresan: Para cumplir el conjunto de las misiones que les son propias, la educación debe estructurarse en torno a cuatro aprendizajes fundamentales que en el transcurso de la vida serán para cada persona, en cierto sentido, los pilares del conocimiento: aprender a conocer, es decir, adquirir los instrumentos de la comprensión; aprender a hacer, para poder influir sobre el propio entorno; aprender a vivir juntos, para participar y cooperar con los demás en todas las actividades humanas; por último, aprender a ser, un proceso fundamental que recoge elementos de los tres anteriores. 

 Por otra parte, numerosos estudios muestran que el uso de la educación en diabetes es una forma de mejorar el funcionamiento psicosocial y el control metabólico.

El acuerdo general de los últimos años es que, para alcanzar el éxito, el paciente debe estar bien informado, y ha de participar de una manera activa en su proceso, asumiendo más responsabilidad.

En un programa estructurado de educación integral, el paciente asiste a sesiones de atención médica (consultas) de dos horas de duración, es atendido por un equipo  multidisciplinario de profesionales de la Medicina, Enfermería, Psicología, Nutrición, Trabajo Social, Entrenamiento físico, Oftalmólogos especialistas en retina y especialistas en el cuidado de pies y Educadores en Diabetes. 

Los ejes que se interrelacionan para la educación integral en diabetes son:

1.-Prevención.

2.- Detección.

3.- Tratamiento.

4.- Auto control.

5.- Rehabilitación y seguimiento mediante un sistema continúo de apoyo a distancia.

El programa promueve el empoderamiento y el autocuidado en los pacientes con diabetes mediante consultas ambulatorias complementadas con talleres de capacitación continua.

La intervención demuestra cambios en los valores del control metabólico; reduce la frecuencia de días enfermos y número de hospitalizaciones; y facilita la participación tanto de los pacientes como del personal de salud, así como la toma de decisiones compartida.

A juicio del autor, la educación integral en diabetes, debe orientarse a mejorar la calidad de vida del paciente mediante dos grandes dimensiones:

  1. Micro ambiente familiar tendiente a garantizar reducción del sobrepeso corporal, buen control metabólico, práctica sistemática de actividad física, disminución de las complicaciones agudas y crónicas y disminución de los sentimientos de minusvalía, tendientes a optimizar metas de control metabólico y reducción de los ingresos a centros hospitalarios y de la dosis diaria de medicamentos.
  2. Adecuación del sistema público de salud y de las políticas públicas en salud junto a las Universidades como entes formadores de profesionales, los profesionales de la salud y los pacientes agrupados en asociaciones o fundaciones que garanticen la salud individual y colectiva mediante directrices/protocolos/normas nacionales basados en datos probatorios contra la diabetes; criterios normalizados para la derivación de pacientes desde la atención primaria a un nivel superior; encuesta nacional sobre factores de riesgo y diabetes; procedimientos diagnósticos medición de la glucemia (tiras para medir la glucosa y las cetonas en orina) prueba oral de tolerancia a la glucosa, prueba de la HbA1c, oftalmoscopia con dilatación, percepción de las vibración del pie con diapasón, prueba Doppler para determinar el estado vascular del pie y  Fotocoagulación retiniana; disponibilidad de medicamentos en centros de atención primaria.

La propuesta de educación integral dirigida a pacientes con diabetes mellitus se ha organizado para ser aplicada a grupos de pacientes (máximo 10 pacientes-educación grupal) con la condición clínica de diabetes en sus distintas formas clínicas (DMT1, DMT2, DMG) y su micro entorno (esposa, esposo, hijos, padres y cuidadores), ya que ellos son los principales actores y juegan un papel muy importante para coadyuvar en el acto educativo, pues se encargan de observar, analizar y proyectar los resultados de dicho acto.

Son los siguientes los criterios de inclusión en la educación grupal:

  • -Disposición suficiente de aprendizaje
  • -Mal control metabólico.
  • -Debut en diabetes o inicio de terapia con insulina tras educación individual.
  • -Necesidad de motivación y refuerzo de la educación individual.
  • -Consentimiento informado y compromiso de asistencia. 
  • -No haber recibido educación grupal en los dos años anteriores.

En función de las necesidades particulares detectadas en cada paciente, podrá ser referido a educación individual. Cada sesión de trabajo grupal puede durar 2 horas cada quince días para un total de 40 horas en seis meses consecutivos.

Cualquier paciente será beneficiado con el plan de formación indistintamente de su nivel educativo o socioeconómico, no obstante, debe firmar carta compromiso de adherencia a todas las sesiones del programa.

La educación individual, al adaptarse a las características particulares del paciente, puede ser muy efectiva.

¿Qué debería aprenderse y cómo debería aprenderse? Varía de una persona a otra.

Las temáticas que se incluyen se pueden resumir en siete comportamientos del automanejo o autocuidado del paciente en concordancia con las recomendaciones de la Asociación Americana de Diabetes:

1. Comer saludablemente.

2. Hacer actividad física.

 3. Vigilar mis valores.

 4. Tomar mis medicamentos.

 5. Encontrar soluciones.

 6. Reducir riesgos.

 7. Adaptarme saludablemente.

Los contenidos deben estar adaptados a las necesidades y tratamiento de cada paciente y deben ser impartidos de forma progresiva, priorizando los aspectos más relevantes sobre los que se requiere intervenir en primer lugar.

Referencias

1-.Federación Internacional de Diabetes. Atlas de la Diabetes de la FID, 9ª edición (Internet). Bruselas, Bélgica: Federación Internacional de Diabetes, 2019. [Citado 22 abril 2017]. Disponible en: https://www.diabetesatlas.org 2-. Contreras F, Hernández C, Hernández P y Díaz L. Diseño e implementación de un Diplomado en Educación Terapéutica en Diabetes (ETD) dirigido a profesionales de la salud en Venezuela. Vitae. 2015; 64: 1-12. [Citado el 22-04-2020]. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6457030

3-. World health Organization Region Office for Europe. Therapeutic patient programmers for healthcare providers in the field of prevention of chronic diseases. Report of a WHO working group. Copenhagen, Denmark; 1988. 

4-. World Health Organization. Promoción de la salud: Glosario [Internet] Ginebra WHO1998. Sección II: Lista de términos.P.15.

5-. Nicolucci A, Kovacs Burns K, Holt RI, Comaschi M, Hermanns N, Ishii H, et al. DAWN2 Study Group. Diabetes Attitudes, Wishes and Needs second study: cross-national benchmarking of diabetes-related psychosocial outcomes for people with diabetes. Diabet Med. 2013; 30(7):767-77. Doi: 10.1111/dme.12245.

6-. Clement S. Diabetes self-management education. Diabetes Care. 1995; 18(8):1204-14. DOI:10.2337/diacare.18.8.1204.

7-. Clément P, Melanie Le Goff, et al. Effectiveness of Disease-Management Programs for Improving Diabetes Care: A Meta-Analysis. CMAJ. 2011; 183(2):E115-27. Doi: 10.1503/cmaj.091786

8-. Organización de las Naciones Unidas (ONU) (1993). Documento final de la conferencia Mundial sobre  Derechos Humanos. Austria. Resolución 48/141. Pág. 2.

9-. Medina-Vidaña E, Tobón-Tobón S. Formación integral y competencias. Pensamiento complejo, currículo, didáctica y evaluación, 3a Ed; Centro de Investigación en Formación y Evaluación CIFE, Bogotá, Colombia, Ecoe Ediciones, 2010. Revista Interamericana de Educación de Adultos (Internet). 2010; 32 (2): 90-95. Recuperado de https:// www.redallyc.org/articulo.oa?id=457545095007

10-. Delors J. Los cuatro pilares de la educación en La Educación encierran un tesoro. México: El Correo de la UNESCO, 1994; pp. 91-103.

Dr. Freddy Orlando Contreras Santos

El doctor Freddy Orlando Contreras Santos es graduado de la Universidad de Los Andes (ULA) como Médico Cirujano, especialista en Medicina Interna de la Universidad Central de Venezuela (UCV)/ Hospital Universitario de Caracas, magíster en Gerencia Educacional, con Doctorado en Educación, egresado de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL). Es docente de la Facultad de Medicina de la UCV, jefe del Departamento de Ciencias Básicas EE-UCV, jefe de Cátedra de Fisiopatología EE-UCV, editor de la revista digital de Postgrado de la Facultad de Medicina de la UCV, coordinador de la Maestría en Educación Terapéutica en Diabetes (2012-2014) de la Universidad de Alcalá (España). Autor de libros, monografías y publicaciones en revistas arbitrada e indexadas.