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ONU

La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, hizo un duro balance de una pandemia que ha expuesto todas nuestras debilidades como sociedad.

Bachelet ha advertido a la humanidad que sería un fracaso volver a lo que existía antes de la irrupción del coronavirus en nuestras vidas.

La alta comisionada  hizo una serie de consideraciones a propósito de la celebración, este 10 de diciembre, del Día de los Derechos Humanos.

Para Bachelet, “la pandemia nos ha dejado expuestos, vulnerables y debilitados. Sin embargo, en su devastación, también ha proporcionado una clara visión de cómo podemos convertir el desastre en una oportunidad para reajustar nuestras prioridades y mejorar nuestras perspectivas de un futuro mejor”.

“El principal ingrediente que necesitamos para construir ese futuro es la voluntad política. La voluntad de poner nuestro dinero donde más se necesita, no donde se quiere, sino donde se necesita.

La voluntad de luchar contra la corrupción, porque en muchos países, incluso en los más pobres, hay más dinero disponible, pero se pierde cuando va directamente a los bolsillos de unos pocos.

Tenemos que abordar la desigualdad, incluso con reformas fiscales que podrían ayudar a financiar importantes mejoras socioeconómicas”, afirmó.

Del mismo modo, consideró que los países más ricos deben ayudar a los más pobres a superar esta crisis y a recuperarse mejor, y que se debe reparar el sistema deshilachado del multilateralismo para gestionar la recuperación.

“La labor debe comenzar en casa, pero los dirigentes de los países poderosos deben reconocer una vez más que, más que nunca, nuestro mundo sólo puede hacer frente a los desafíos mundiales mediante la cooperación mundial. 

Las respuestas nacionalistas simplistas simplemente socavarán la recuperación colectiva. La primera prueba de esto será nuestra capacidad de asegurar que las nuevas vacunas y herramientas de la COVID-19 lleguen a todos los que las necesitan. La pandemia ha puesto de manifiesto una y otra vez que nadie está seguro hasta que todos lo estén”, afirmó.

Bachelet ha expuesto varios escenarios que evidencian vulneración a los derechos humanos, entre otros, que, en los últimos 11 meses, los pobres se han empobrecido, los niños de hogares sin acceso o con restringida conectividad a internet o con equipos informáticos limitados o inexistentes se han retrasado en su educación, o la han abandonado por completo, y las niñas se han visto especialmente afectadas.

Con respecto a la seguridad económica básica, el empleo, la educación, la vivienda y la alimentación, “la pandemia está teniendo un impacto negativo tan vasto y de tan amplio alcance que nos resulta casi imposible comprender su enormidad”, continuó.

También resaltó que las repercusiones en las mujeres han sido particularmente devastadoras. En algunas zonas, los derechos de la mujer corren el riesgo de sufrir un retroceso de decenios, incluso con respecto a un acceso más limitado a los derechos sexuales y reproductivos.

Por ello, indicó que, para crear un futuro mejor, las mujeres tendrán que desempeñar un papel mucho más importante en la toma de decisiones y el establecimiento de prioridades.

A este respecto, subrayó: “No es una coincidencia que en un mundo en el que tan pocos países tienen mujeres líderes, varios de los países que se considera que han manejado la pandemia de manera más efectiva sean liderados por mujeres”.

Otro aspecto que ha marcado 2020, según Bachelet, ha sido la discriminación, debido a la injusticia racial y la brutalidad policial que se pusieron claramente de manifiesto con el asesinato de George Floyd y las protestas mundiales que generó.

A juicio de Bachelet, otros derechos como el de la libre expresión o el de reunirse y a participar en la vida pública se han visto afectados durante la pandemia no por las restricciones de movimiento justificadas para limitar la propagación de la COVID-19, sino por las acciones de algunos gobiernos que se han aprovechado de la situación para acabar con la disidencia política y las críticas, incluso deteniendo a actores de la sociedad civil y a periodistas.

“Algunos también parecen haber utilizado los temores y restricciones de la COVID-19 como una forma de inclinar las elecciones a favor del partido gobernante”, añadió.

Un intangible que destaca la Alta Comisionadas de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, es la pérdida de la confianza ante acciones que afectan la credibilidad:  “Estas acciones han clavado un cuchillo en el corazón del bien más preciado, la confianza.

Confianza entre naciones, y confianza dentro de las naciones. Confianza en el gobierno, confianza en los datos científicos, confianza en las vacunas, confianza en el futuro”.

Por ese motivo, declaró que si queremos lograr un mundo mejor tras esta calamidad, como se hizo tras la Segunda Guerra Mundial, hay que “reconstruir esa confianza entre nosotros”. 

Con información de la ONU