Por: Nelson Rivera, director del Papel Literario del diario El Nacional
El dossier dedicado a Carlos Cruz-Diez (1923-2019), que ocupa las cinco primeras páginas de la edición, es el resultado del incansable hacer de la ensayista y crítica de arte, Bélgica Rodríguez, quien armó un conjunto de textos, cada uno de interés a su modo, umbrales y ventanas de prisma diverso, para pensar una obra de ricos fundamentos y proyecciones.
Amigos lectores:
I.
Lo digo en el sumario de la página 1: el dossier dedicado a Carlos Cruz-Diez (1923-2019), que ocupa las cinco primeras páginas de la edición, es el resultado del incansable hacer de la ensayista y crítica de arte, Bélgica Rodríguez, quien armó un conjunto de textos, cada uno de interés a su modo, umbrales y ventanas de prisma diverso, para pensar una obra de ricos fundamentos y proyecciones. Escriben Jacques Leenhardt, Alberto Fernández R., Ernesto Muñoz, Beatriz Sogbe, Humberto Valdivieso, Roldán Esteva Grillet y Víctor Guédez (cuyo texto solo se ofrece en la web, ya que páginas más adelante, en esta misma edición, viene otro texto suyo dedicado a Pedro Terán).
II.
En la página 6, el maestro José Balza ofrece su ensayo sobre El encanto secreto de las pequeñas cosas, la elogiada exposición de Alejandro Otero (1921-1991), curada por Rafael Santana, dedicada a su obra gráfica. El texto de Balza es un minucioso recorrido, pleno de sus habilidades narrativas: “Esta muestra, por su carácter, por su denominación, no recoge coloritmos o “estudios” para ellos; sin embargo, su acento circula en todas las salas. Puede resultar inadecuado sugerir esto, cuando estamos hablando de materia plástica: realizable, perceptible por su condición visual, pero lo extraordinario es que, precisamente por poseer condición óptica de óptima fuerza, los coloritmos han pasado de ser un estímulo inmediato para convertirse también en sustancia memorable. Quienes conocieron los primeros, ya no existen; museos, coleccionistas guardan en sus ámbitos piezas originales; revistas, catálogos, programas escolares, libros sobre arte los reproducen, destacada o discretamente. Nuevas generaciones los han visto con encontradas impresiones. Su estructura: alargada, barras densas tras las cuales los colores vibran y asumen movimientos; estructura elemental para inestabilidades complejas de forma y color, pareciera que ha logrado permear la naturalidad (la conciencia) perceptiva para colocarse en nuevas dimensiones de la psique interesada (o no) en temas estéticos. Alguien diría que, con ellos, Otero supo tocar cierta fluidez arquetípica, una rara simbología anónima”.
III.
El texto de Guédez sobre Pedro Terán, cuya exposición Las vértebras del cielo, en la Hacienda La Trinidad Parque Cultural estará abierta hasta el de diciembre, viene en las páginas 6 y 7. Se titula Pedro Terán y el transcurrir. Comienza así: “Pedro Terán siempre ha asumido la idea del transcurrir como factor consustancial de su vida y como tópico argumental de su obra. El tiempo, como tránsito, como devenir o como discurrir han reportado el desafío de su confrontación permanente con el desenvolvimiento de su existencia individual y con el despliegue de sus indagaciones estéticas. En su caso, tales aspectos se han convertido en vivencias sustanciales y en esencias reflexivas; sin embargo, lo interesante es que ahora esas nociones de la temporalidad se adoptan en el marco de manifestaciones y acontecimientos que se vinculan con su confinamiento en Italia y con el ansiado y ansioso retorno a su desgarrado país”.
IV.
A continuación viene el ensayo de María Elena Ramos sobre 101dianas, autos, capturas y desplazamientos, proyecto de la artista Diana López, de carácter híbrido, que tiene dimensiones expositivas, editoriales y virtuales. Escribe Ramos: “Este proyecto, que plantea la existencia de una persona y de un colectivo –aunque atomizado– explora precisamente en relaciones indirectas, generadas en entornos mediados (las redes son sociales solo virtualmente). López aborda la vida virtual con objetivo artístico y a la vez identitario, accediendo a figuras existentes en la globalidad de la red e inventando –y descubriendo– conexiones, lo que le permite intuir y ‘conocer’ otras vidas, e interrogar al lugar común según el cual el conocimiento en redes es plano y vaciado, sin énfasis o matices vitales”. Páginas 8 y 9.
V.
En las dos páginas finales de esta entrega salimos del campo de las artes visuales. Se ofrecen dos entrevistas. Una, que le hice a Sergio Dahbar, director de Dahbar Ediciones, casa que recibió el Premio Internacional a la Libertad de Publicación, que otorga la Asociación de Editores Estadounidenses. Entre otros asuntos, le pregunté sobre la situación de las librerías en Venezuela- Luego de aportar unos datos, añade: “Cabe una reflexión mayor sobre esta pregunta. ¿La desaparición de librerías, y por ende, del libro del horizonte cultural del venezolano, es una consecuencia de la realidad económica o un efecto buscado para hacer desaparecer las ideas, los debates, o en otras palabras, la articulación de la democracia en la vida cotidiana para darle paso a una sociedad plana y autoritaria? Me atrevo a decir que ambas cosas. Es una consecuencia y un efecto buscado”.
VI.
Juan Carlos Zapata entrevistó a Gustavo Cisneros, sobre cuya trayectoria empresarial, Carlos Oteyza -conceptualizador- y Andrés Crema -director, realizaron el documental Gustavo Cisneros sin descanso, que ha circulado ampliamente en plataformas y redes sociales. Describe Zapata: “En la oficina desde la que Gustavo Cisneros opera en su casa de Madrid, la computadora está encendida, el televisor está encendido y transmite un canal internacional de noticias, y en la mesa de centro están apilados los libros de sus lecturas urgentes. La biografía de Elon Musk, una biografía sobre Simeón II de Bulgaria, los Cuentos completos de Jorge Luis Borges, El pueblo soy yo de Enrique Krauze, The Righteous and People of Conscience of the Armenian Genocide. Mientras se hacía el documental, estaba leyendo una biografía sobre Hernán Cortés. Le gusta la historia. Le apasiona la historia de España. Hubiera querido ser profesor de historia. Pero el destino le dio otro rol, protagonista de la historia empresarial de Venezuela y América Latina. Fue el primer magnate del país, y uno de los primeros de la región”. Está en la página 11.
Que abunden las cosas buenas para todos.
Nelson Rivera
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