Trabaja con el objetivo de desarrollar un modelo animal que permita caracterizar la enfermedad de Mal de Chagas en ratones y probar compuestos que ayuden a conseguir nuevos medicamentos
Por: Violeta Villar Liste
Este estudio es posible gracias a una colaboración entre la Universidad de Panamá (Dra. Alexa Prescilla), la Universidad Latina (Dra María Fernanda Alves-Rosa), la Universidad de Salamanca (Dra. Esther Del Olmo) y el INDICASAT AIP (Dra. Carmenza Spadafora), financiada por la SENACYT
La Dra. Carmenza Spadafora define a Doriana Dorta como “una bióloga que ha incursionado en la ingeniería”.
Esta formación le ha permitido tener una doble perspectiva en sus investigaciones sobre el Mal de Chagas como parte del equipo de la Dra. Spadafora dentro del Centro de Biología Celular y Molecular de Enfermedades, del Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología (INDICASAT AIP).
Cursó en la Universidad de Panamá la Licenciatura en Biología con orientación en Microbiología y Parasitología.
Cuando llegó el momento de realizar su tesis de grado (2015) conoció el trabajo de la Dra. Carmenza Spadafora en el congreso de la Asociación Panameña para el Avance de la Ciencia (APANAC).
Le preguntó si la podía recibir en su centro de investigación y ese “sí” se ha prolongado con su permanencia en el INDICASAT AIP.
De igual modo, participó en el Laboratorio en Mecánica Teórica, Computacional y Aplicada (MeTCAp) de la Universidad Tecnológica de Panamá (UTP) para el proyecto Análisis computacional de un sistema biológico para el diseño óptimo de experimentos in vitro e in vivo: caso de estudio, parásito de la malaria, junto con la Dra. Spadafora y los Dres. Guadalupe González, Maytee Zambrano, Carlos Plazaola y el Mgtr. Miguel Moreno, experiencia que le permitió adquirir conocimientos en Bioingeniería y Biofísica.
En la actualidad cursa un máster en el Centro Europeo de Másteres y Posgrados (CEMP) y es su tema la caracterización del Trypanosoma cruzi, protozoario que causa el Mal de Chagas, en un modelo murino (de ratón) para avanzar en nuevos compuestos que permitan enfrentar la enfermedad. Este estudio es posible gracias a una colaboración entre la Universidad de Panamá (Dra. Alexa Prescilla), la Universidad Latina (Dra María Fernanda Alves-Rosa), la Universidad de Salamanca (Dra. Esther Del Olmo) y el INDICASAT AIP (Dra. Carmenza Spadafora), financiada por la SENACYT.

Antecedentes
Recordar que el INDICASAT AIP ha logrado expandir sus investigaciones y conocer materiales de micro y nano escala, gracias a la adquisición de un microscopio motorizado denominado pinzas ópticas, obtenido tras el equipo ganar un subsidio de equipamiento de la SENACYT.
De hecho, esta herramienta ha facilitado “el estudio de propiedades biomecánicas de las células, tanto en malaria como en cáncer” y ahora también con el parásito causante del Mal de Chagas.
La Dra. Lorena Coronado, también del Centro de Biología Celular y Molecular de Enfermedades, ha logrado, gracias a este sistema de pinzas ópticas, estudiar las propiedades biomecánicas de los eritrocitos sanos de las personas y ver si tienen relación con la capacidad de invasión del parásito causante de la malaria.
Ha comprobado “que sí hay diferencias en la eficiencia de invasión en cada persona y que está relacionada con la rigidez que tienen estas células de manera intrínseca en cada donante, lo que puede determinar su susceptibilidad a la infección por malaria”.
Con estos antecedentes y resultados para malaria, trabaja la Lic. Dorta en el Mal de Chagas con el objetivo de desarrollar un modelo animal que permita caracterizar la enfermedad en ratones y probar compuestos que ayuden a conseguir nuevos medicamentos.
Ciencia para curar la enfermedad
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) también denomina al Mal de Chagas “tripanosomiasis americana”.
“Es una enfermedad parasitaria sistémica que puede afectar a las personas de escasos recursos económicos, y perpetuar en tal caso el ciclo de la pobreza por la reducción de la capacidad de aprendizaje, la productividad y la capacidad de obtener ingresos”, describe la OPS.
A la fecha solo hay dos medicamentos para tratar la enfermedad, pero solo en la etapa aguda de la infección y con eficacia limitada en la fase crónica.
La investigadora explica que el procedimiento para probar nuevos compuestos consiste en cultivar el parásito en el laboratorio (in vitro) y se prueban los compuestos en estudio.
Si los resultados confirman que pueden eliminar el parásito y no ser tóxicos, se prueban en el modelo animal. Hasta ahora han dado buenos resultados: “Eliminan al parásito y no tienen alta toxicidad”, afirma.
De lograr conseguir un compuesto innovador que ofrezca resultados mejores que los medicamentos ya disponibles, se pasaría a la fase clínica.
“Sería muy prometedor; una meta”, expresó con la esperanza que siempre viene de la mano con la ciencia.
Por: Violeta Villar Liste | [email protected]