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Violeta Villar Liste

Al Dr. Bartolomé Finizola Celli, director médico y fundador de la Asociación Cardiovascular Centro Occidental (Ascardio) con sede en Barquisimeto (estado Lara, Venezuela), lo llaman muy a menudo para conocer la fórmula del éxito de esta asociación civil sin fines de lucro, fundada el 25 de marzo de 1976.

Él no se cansa de repetir que el error reside en pensar que la solución al problema del sistema de salud es solo financiero. En realidad, aclara, se trata de revisar el modelo de gestión.

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“Hay diferentes modelos en el mundo y se debe desarrollar uno adecuado a la realidad, no digo que sea el nuestro, pero usted puede tener diferentes  combinaciones siempre que existan ciertas reglas, por ejemplo, una administración honesta”.

El Dr. Finizola es un eminente cardiólogo y también un exitoso gerente en salud, quien reconoce el valor de la asociación o comunidad humana como un pilar de cualquier proyecto.

Lo mejor es que esta vida de servicio, y sus lecciones en gerencia, ahora están resumidas en un libro de reciente presentación.

Es el tercer título de las Ediciones del Rectorado de la Universidad Yacambú del estado Lara, titulado, Reflexiones sobre la gerencia de la salud. La vida como una escuela de liderazgo. 

“Es un asunto de alta relevancia para nuestra institución que ha impulsado el tema de la gerencia, como uno de los programas de formación especializada, dada su pertinencia y demanda en la dinámica contemporánea”, escribe el rector Juan Pedro Pereira Medina, a propósito de esta edición.

En cierto sentido Bartolomé retoma más allá de su tiempo vital, de sus fuentes e influencias personales, de las cuales nos habla abiertamente, con generosidad, como clave indispensable para la comprensión de quién es y por qué hizo lo que ha hecho y todo lo que pretende hacer”, afirma, por su parte, el Dr. Federico Arteta Bracamonte, médico e historiador, en el prólogo de la obra.

Una incursión en el periodismo

El Dr. Bartolomé Finizola conversa de manera amena gracias a la tecnología que también tiene el poder de acercar.

Describe un resumen del libro que también usted, quien sigue estas líneas, puede leer: 

“Este libro es una incursión mía en el periodismo”, explica.

“Ocurre que un larense, Félix Cordero Peraza, cuando estaba en el diario El Universal, me invitó a escribir artículos sobre salud, liderazgo y gerencia. Le decía que yo soy un cardiólogo, pero siempre he sido aficionado a la parte de liderazgo que nos ha permitido llevar a la práctica aspectos que de lo contrario serían teoría.

Tengo como cinco años escribiendo  y el material se encuentra por encima de los 200 artículos”.

El profesor e historiador Carlos Giménez Lizarzado lo anima a reunir esos artículos en un libro. El Dr. Finizola propone un proyecto mayor: decir también “cómo aprendí lo que escribí en esos artículos;  qué me llevó a llegar a esas conclusiones, cuáles fueron las preguntas que me hice. Me entusiasma el trabajo en grupo y de equipo; con la gente”.

Este primer capítulo es una especie de biografía que intenta explicar la manera en la cual, desde niño y hasta la actualidad, entra en contacto con experiencias académicas y de vida que le permitirán formarse con sentido gerencial y de liderazgo.

Va a sus tiempos de estudiante de Medicina en la Universidad Central de Venezuela; a su ejercicio en calidad de médico rural en Duaca (Lara, Venezuela), al posgrado en Cardiología en Caracas, a sus estudios en Estados Unidos y otras vivencias que se consolidan con la fundación de Ascardio en Barquisimeto.

“La segunda parte  es una contextualización de esa práctica que luego apliqué y la tercera parte sí son los artículos, el objeto inicial de la publicación”.

Las lecciones de su madre

-¿Cómo su madre, la familia y su propio proceso de formación son pilares en esta circunstancia de la vida como escuela de liderazgo?

-Papá murió cuando yo tenía diez años y mamá lo sobrevivió casi hasta los 100 años. Era una mujer muy inteligente por eso le dedico el libro:

“A mi profesora particular de desarrollo humano, liderazgo y gerencia, quien fue presencial durante 62 años, desde 1946 hasta 2008, que luego continuó a distancia y todavía aprendo de su legado: A Conchita Celli de Finizola, Mi Mamá”.

Mamá, explica, era una persona que trabajó, estudió y leyó y era de la opinión que era necesario mantenerse joven el mayor tiempo posible. 

“Hasta el último momento estaba inventando cosas, de hecho comenzó a pintar ya mayor”.

Falleció con un cuadro inconcluso. Al final, en lugar de encargarle a un profesor que terminara la obra, el Dr. Finizola razonó frente a sus hermanos: “Creo que el mensaje es que a los 100 años tenía proyectos…  y dejamos el cuadro sin pintar. Ella lo comenzó cuando tenía 99 años”.

“Fue una gran maestra en toda mi vida y todavía cito con frecuencia sus frases muy sencillas; me marcó mucho. Vengo de una familia de origen italiano y las conversaciones familiares son fuente de aprendizaje”. 

De igual modo, destaca que desde niño disfrutaba conversar con las personas mayores. Lo hacía al dialogar con los padres de sus amigos y luego al entrar en contacto con los fundadores del antiguo Ministerio de Salud.

“Aprendí mucho de ellos y a las personas mayores, y lo digo yo que ahora estoy en ese grupo, nos gusta que nos atiendan”.

Estas largas conversaciones fueron como lecciones en este camino del liderazgo.

Cuenta que de los grandes y pequeños detalles y de las personas sencillas ha aprendido mucho.

Una anécdota que le gusta recordar y está en el libro:

Papá murió cuando yo tenía 10 años y era costumbre familiar visitar su tumba los domingos, la cual era cuidada por el Sr. Ramón, no recuerdo su apellido, pero en una oportunidad él se enfermó y mamá me dijo: “vaya a preguntarle a aquel señor que está limpiando esa tumba en la esquina, para que limpie la de su papá”; efectivamente yo fui y le hice la pregunta. 

Recuerdo que él me respondió: Se la limpio, pero hasta que llegue el Sr. Ramón, porque esa es de él. A pesar de mi corta edad, probablemente tenía doce años, yo valoré mucho el gesto de respeto a la palabra. En general en la vida, pero en particular en gerencia, cuando la palabra vale más que una firma y cuando el respeto está por encima del abuso, se genera un clima de confianza mutua que permite un avance armónico”.

Este relato de su vida le sirve para reiterar que este primer capítulo no es una biografía en el sentido clásico. Son capítulos de su vida que luego se convierten en lecciones de gerencia.

La asociación o comunidad humana

-Muchas personas se asomarán al libro pensando que son lecciones técnicas y usted le dan gran valor al ser humano, al trabajo en equipo…

-Cito mucho la definición de Estado del Dr. Ambrosio Oropeza, abogado constitucionalista, cuando conceptualizó que los tres componentes definitorios del Estado más importantes son: el territorio, el gobierno, el que sea, y la asociación o comunidad humana.

Cuando llegué a Duaca, como médico rural, el apoyo que tuve de la gente fue fundamental y después al desarrollar el programa cardiovascular que comienza como un plan de Estado.

“Usted puede comprar un equipo pero a la gente no. La alianza entre personas e instituciones es sinergia”.

-¿Cuáles son las grandes lecciones que definen el éxito de Ascardio como modelo gerencial en salud?

Ascardio es un emprendimiento social solvente: las empresas mercantiles tienen un interés financiero por encima de lo social; otras algo de social pero el interés es financiero; hay otras organizaciones que no tienen autonomía y reciben de gobiernos o no gobiernos y son muy vulnerables.

En el caso de Ascardio, señala, nuestro reto primario es social, sin descuidar lo financiero. 

“Esa parte debe garantizar el funcionamiento de la institución, pero lo reinvertimos porque de lo contrario no se sostiene en el tiempo y son puras buenas intenciones”.

Esta fórmula del éxito se traduce en más de 45 años de gestión exitosa.“Ascardio crece en las crisis porque depende de nuestro trabajo. Somos el centro de mayor formación de profesionales de salud en el área cardiovascular en Venezuela”.

Cuando le pregunta a los residentes que llegan procedentes de otras partes del país, por qué decidieron venir a Ascardio, la respuesta es similar: “Porque aquí se trabaja, se aprende y hay buen trato”.

El punto, reiteró, es que el objeto es social pero debemos tener el soporte financiero que nos permita mantenernos.

-¿Como ha logrado Ascardio resistir ante la coyuntura sanitaria venezolana?

-La única bibliografía que pongo allí es el libro de la realidad. Hay que leer lo que está pasando, y sobre ese libro de la realidad, buscar fórmulas que se adecúen a las necesidades de la población. 

“Atendemos un volumen muy alto de pacientes y a personas de diferentes clases sociales. Unos aportan más y otros menos, pero estamos conectados con el programa cardiovascular del Estado, tenemos el posgrado de Cardiología de la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado (UCLA) y hay una serie de combinaciones que permiten que Ascardio funcione y crezca en la crisis”.

-En el libro plantea que una conclusión que surge es la necesidad de desarrollar nuevos modelos de gestión de atención médica en Venezuela…

-Pienso que no solo debe ser solo un modelo. Muchas veces me llaman los políticos y me piden una fórmula. En materia de salud, el que pida fórmulas inmediatas, mágicas, no tiene idea de lo que está pidiendo. 

“Hay que desarrollar un modelo adecuado a la realidad, no digo que sea el nuestro, pero usted puede tener quien financia y quien administra y todas las combinaciones, siempre que existan ciertas reglas: debe existir una administración honesta y respetar ciertas reglas”.

Nosotros, enfatiza, hemos desarrollado un modelo nuevo que pone a jugar a gobierno y no gobierno, que tiene a la gente como foco central en su actividad y eso es posible. El error es pensar que la solución está solo en lo financiero.

Detalla que el modelo debe cambiar en relación a la productividad,  al financiamiento de los trabajadores, a la adquisición de equipos y a la oferta de un servicio de calidad.

-Si el modelo de gestión de Ascardio lo trasladamos al modelo de gestión de país, ¿cuáles serían esos grandes consejos a ofrecer a la clase dirigente?

-Recomiendo el estudio de caso. Es una manera de aprender y estoy a la orden. Sí hay posibilidades de desarrollar modelos.Si desarrolla una calidad aceptable, con costos aceptables, con una cobertura orientada al 100%, la gente se siente satisfecha. No es imposible, incluso con las condiciones actuales de Venezuela. Yo estoy convencido.