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En el año 2022 se realizó la primera publicación sobre las características del trauma ocular en Panamá: los traumas en casa fueron un 45% más frecuentes, seguido del trauma laboral en 39%

Por: Dra. Liliana (Lily) Arosemena

La Dra. Liliana (Lily) Arosemena es egresada de Medicina en la Universidad Latina de Panamá. Con especialización en Oftalmología en la Universidad Autónoma de Bucaramanga, en la Fundación Oftalmológica de Santander, Clínica Carlos Ardila Lulle (Bucaramanga, Colombia). Estudios de retina y vítreo en la Universidad Del Rosario, Fundación Oftalmológica Nacional (Bogotá, Colombia). Es miembro adjunto de la Academia Americana de Especialistas en Retina (ASRS), la Asociación Americana de Oftalmología  (AAO), la Sociedad Colombiana de Oftalmología (SCO), la Asociación Panamericana de Oftalmología (PAAO) y la Sociedad Panameña de Oftalmología  (SPO). En instagram: @retinapanama

El trauma ocular, definido como cualquier lesión en el ojo o las estructuras circundantes, representa un problema de salud pública importante con profundas implicaciones para la función visual y la calidad de vida.

Una multitud de factores contribuyen a la prevalencia de lesiones oculares, desde riesgos laborales y actividades deportivas hasta accidentes domésticos.

Dado el potencial de daño irreversible a la visión, es crucial conocer las diversas dimensiones del trauma ocular, incluidas sus causas, consecuencias, estrategias de manejo y medidas preventivas.

El trauma ocular abarca una amplia gama de lesiones, clasificadas en dos categorías generales: trauma contundente y trauma penetrante.

El trauma contundente ocurre cuando una fuerza impacta el ojo sin romper la piel, mientras que el trauma penetrante implica un objeto que ingresa al ojo, dañando potencialmente las estructuras intraoculares.

Las causas más comunes de traumatismo ocular incluyen accidentes en casa, accidentes automovilísticos, lesiones relacionadas con los deportes, incidentes en el lugar de trabajo y altercados físicos.

Según estudios epidemiológicos recientes, en los Estados Unidos se producen aproximadamente 2,4 millones de lesiones oculares al año, con distintos grados de gravedad, que a menudo resultan en una discapacidad visual permanente.

Una comprensión clara de estas clasificaciones y estadísticas es imperativa para que las partes interesadas, incluidos los profesionales de la salud, los responsables de las políticas y el público en general, desarrollen estrategias efectivas de prevención, tratamiento y rehabilitación.

La relevancia social del traumatismo ocular se extiende más allá del individuo y afecta a las familias, las comunidades y los sistemas de atención de la salud.

Para las personas, las consecuencias de una lesión ocular pueden ser debilitantes e influir en su capacidad para realizar actividades diarias, mantener el empleo y participar en interacciones sociales. Además, la carga económica asociada con el traumatismo ocular es sustancial. Las estimaciones sugieren que las lesiones oculares resultan en miles de millones de dólares en costos de atención médica y pérdida de productividad anualmente.

Las campañas de salud pública dirigidas a la educación y la prevención son fundamentales no solo para minimizar la aparición de lesiones oculares, sino también para reducir el impacto socioeconómico en las comunidades.

Por lo tanto, comprender la magnitud y las implicaciones del trauma ocular es esencial para las partes interesadas involucradas en la salud comunitaria, la educación y la formulación de políticas.

Las investigaciones indican que la mayoría de las lesiones oculares se pueden prevenir; inclusive una proporción significativa se puede mitigar mediante medidas de seguridad adecuadas.

Por ejemplo, el uso de protección ocular adecuada durante actividades de alto riesgo, como deportes o trabajo industrial, puede reducir drásticamente la incidencia de lesiones oculares.

Además, el conocimiento de las señales de advertencia de traumatismo ocular, como cambios repentinos en la visión o dolor, es vital para un tratamiento rápido.

El diagnóstico preciso y la intervención oportuna son fundamentales para lograr resultados favorables; el mal manejo del traumatismo ocular puede provocar complicaciones graves, como desprendimiento de retina, glaucoma o incluso enucleación.

Por lo tanto, facilitar una comprensión precisa de la prevención y el manejo de las lesiones oculares es pertinente para garantizar resultados óptimos para el paciente.

En el año 2022 se realizó la primera publicación sobre las características del trauma ocular en Panamá: los traumas en casa fueron 45% más frecuentes, seguido del trauma laboral con 39%. Los agentes causales fueron objetos contundentes (42%), objetos punzantes (19%) y quemaduras químicas  (18%)Los varones en edad productiva son más afectados que las mujeres, entre la tercera y cuarta década de vida.

La exploración del traumatismo ocular requiere un examen en profundidad de las dimensiones médicas, psicológicas y sociales asociadas con dichas lesiones. Desde el punto de vista médico, la evaluación inicial de una lesión ocular puede implicar una evaluación integral, que incluya pruebas de agudeza visual, medición de la presión intraocular y estudios de diagnóstico por imágenes.

Posteriormente, las opciones de tratamiento pueden variar ampliamente, desde el tratamiento médico (como la administración de medicamentos tópicos) hasta intervenciones quirúrgicas para los casos más graves.

Implicaciones psicológicas y sociales del trauma

Imagen de Anemone123 en Pixabay

Desde el punto de vista psicológico, las ramificaciones del trauma ocular pueden abarcar ansiedad, depresión y alteración de la autopercepción, en particular en casos de pérdida significativa de la visión. Desde una perspectiva social, el énfasis en las estrategias preventivas (como las iniciativas de educación pública) sirve para fomentar una población informada capaz de reconocer los riesgos potenciales y actuar en consecuencia. Por lo tanto, la profundidad de este problema exige un enfoque multifacético para abordar de manera eficaz el espectro de desafíos que plantea el trauma ocular.

Abordar el trauma ocular de manera sistemática requiere un marco lógico para integrar la concienciación, la prevención y la intervención. En primer lugar, las campañas de concienciación pública deben hacer hincapié en las causas y los riesgos comunes asociados con las lesiones oculares, fomentando así una cultura de seguridad.

En segundo lugar, se deben establecer y aplicar medidas preventivas eficaces, incluida la legislación que obligue a utilizar equipos de seguridad en los lugares de trabajo y las instituciones educativas. En tercer lugar, el sistema de atención sanitaria debe estar equipado para gestionar eficazmente los traumatismos oculares, garantizando que los profesionales sanitarios estén bien formados en los protocolos de evaluación y tratamiento iniciales. Por último, la investigación continua sobre modalidades de tratamiento innovadoras y estrategias de rehabilitación es esencial para mejorar los resultados y la calidad de vida de los pacientes.

En conclusión, el traumatismo ocular es un problema multifacético que exige una comprensión integral de sus causas, consecuencias, tratamiento y estrategias preventivas. La inversión en educación, investigación e infraestructura sanitaria es imperativa para reducir la incidencia y el impacto del traumatismo ocular, lo que en última instancia salvaguarda la visión y mejora la calidad de vida de las personas y las comunidades afectadas.

Referencias:

  • Mahan M., Purt B. Ocular Trauma Prevention Strategies and Patient Counseling. Book.2024.
  • Chang J., Cervantes G. Características clínicas y epidemiológicas de los pacientes atendidos por trauma ocular en Panamá. Rev.Soc. Colomb. Oftalmol. 2022.
  • Mohseni M., et al. Blunt Eye Trauma. Book. 2023.
  • Rajsic S. et al. Diagnostic Modalities in Critical Care: Point-of-Care Approach. Diagnostics. 2021.