Cuentos para Cristina (héroes y heroínas por la salud), incentiva la prevención en salud pública con las herramientas de la literatura, y la evidencia de la ciencia, además de fomentar la participación de niños, niñas y adolescentes, quienes ayudan a ilustrar los cuentos y contribuir al anhelo de un mundo saludable.
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Músculos listos
Cuento: Carlos Gasnell Acuña | Ilustración: Cristina Vaccaro Courville

Como la mayoría de las tardes, cuando el clima lo permitía, Yolandita, Noah, Julián y Mathías, bajaban al parque que quedaba contiguo al edificio en el que vivían.
Ese día, un viernes de septiembre, decidieron enfrentar el reto de quién saltaba más alto sobre una cuerda.
Hacía un par de meses habían culminado los Juegos Olímpicos, y todos fueron testigos de cómo un atleta rompía su propio récord de salto con garrocha, llegando a saltar seis metros con veinticinco centímetros.
A partir de esta hazaña, decidieron montar su propia prueba, amarrando un extremo de una soga vieja del papá de Noah, que estaba abandonada en un depósito del edificio, al tronco de un antiguo árbol de mango, mientras que el otro extremo lo colocaron en una de las bancas del parque con un amarre scout que le había enseñado a Noah su hermano mayor.
Para saltar por encima de la cuerda, iban a utilizar como garrocha e impulsarse, un remo de un bote de plástico que tenía Mathías en su casa. A fin de cumplir con su misión de saltar por encima de la soga, necesitarían el trabajo de varios músculos de su cuerpo, desde los de sus piernas, que activaban la carrera hacia la cuerda, hasta los músculos de las cara, los cuales se movían inevitablemente cuando corrían.
Lo que tal vez no tenían claro los pequeños competidores, era que, para alimentar los músculos, se necesitaba comida saludable y mucho líquido, preferiblemente agua o jugos naturales. Además, un músculo que no estaba preparado para correr o saltar podía lesionarse en el camino, por tal motivo era importante el calentamiento antes de emprender el camino hacia la cuerda e intentar el salto.
El primero en intentarlo fue Julián. Ese día no desayunó bien, y en la tarde ni siquiera probó las ensaladas ni las proteínas que sus papás le habían colocado de merienda en su lonchera. Sus músculos empezaron a comunicarse entre sí. Sus gemelos ubicados en sus pantorrillas, les dijeron a los músculos de los pies, que esto no se veía nada bien. Tampoco calentó lo suficiente. Al final no pudo saltar por encima de la cuerda en su primer intento, pero iba a tener otra oportunidad.
La segunda en intentarlo fue Yolandita. Estaba muy confiada, pero llevaba una semana comiendo muy mal. Se sentía pesada y no sabía por qué. Tal vez tenía que ver con que el lunes había ido a un cumpleaños donde solo había pizza, el martes se engulló una hamburguesa con papas fritas, el miércoles una empanada, el jueves unos nachos y en el almuerzo del viernes su nana le había preparado dos hot dogs. Pasó toda una semana sin ingerir frutas, las cuales son importantes para hidratar los músculos, de manera que a pesar de su esfuerzo no pudo pasar por encima de la cuerda.
Era el turno de Mathías. Durante la semana había comido: platanitos, chicharrones, “meneítos” y papitas, a pesar de que sus papás le habían enviado una merienda equilibrada, acompañada de frutas de temporada. Al regresar a casa de la escuela, en medio de su despiste, recordaba que no se había comido las frutas.
Noah, el menor de los cuatro, tenía presente que en la tarde de ese viernes estaba programada, desde hacía un par de semanas, esa importante competencia de salto en el parque. Había perdido las anteriores pruebas. En salto de charcos había quedado de cuarto, recogiendo hojas de segundo, y en atrapadas de tercero.Esta era su oportunidad de obtener el primer lugar y colocarse la medalla de madera que habían inventado para el ganador del día. Era el único que no se la había puesto, por lo que sabía que debía prepararse muy bien.
En el desayuno, se comió un banano, y preparó junto a su mamá yogurt con cereal, para luego saborear unas tostadas con queso.
En la merienda de la escuela se comió una manzana y unas galletas de avena. Paralelo al entrenamiento que hacía todos los días, con cada comida iba sintiendo cómo sus músculos se ponían más fuertes, hasta que llegó el almuerzo en casa, donde disfrutó de unas pastas en salsa blanca con pollo, y de una ensalada de tomate y pepino que le encantaba.
Estuvo tentado a comer, de postre, un helado que había estado esperando toda la semana en la nevera para ser devorado, pero Noah sabía que esto le podía restar energías y fuerzas por lo que decidió mejor guardarlo para después de la competencia. Junto con la medalla, ese sería parte de su premio por el sacrificio y la disciplina.
Noah calentó sus músculos con antelación, desde el esternocleidomastoideo, hasta los músculos de sus muslos, y los del tobillo. Hizo unos movimientos con la cadera que le habían enseñado en la academia de fútbol, y arrancó desde el punto de salida con todas sus fuerzas.
Sus músculos empezaron a comunicarse como si se tratara de una orquesta. El entrenamiento y toda la comida saludable que había comido durante la semana, y ese día en particular, comenzaron a hacer su trabajo. Sin embargo, al llegar a la cuerda e impulsarse fuertemente con el remo, debido a su estatura, le faltaron pocos centímetros para atravesarla, y se tropezó con la misma, cayendo de bruces del otro lado. Gracias a sus rápidos reflejos colocó su mano antes de que su cara se estrellara con el piso, y así evitó que se le rompieran varios de sus dientes de leche.
Ese día, algunos lo intentaron nuevamente, pero nadie pudo colocarse la medalla. No obstante, todos aprendieron que tenían que seguir entrenando para mejorar, comer mejor, ejercitarse, y tomar mucha agua. En un par de semanas lo intentarían nuevamente y de seguro, con la ayuda de sus papás, quienes los alimentarían de forma más saludable iban a poder saltar finalmente por encima de la cuerda, rompiendo sus propios récords.
Cuento: Carlos Gasnell Acuña

Carlos Gasnell Acuña nació en 1974. Es hijo de padre panameño y madre chilena. Realizó estudios de secundaria en el Instituto Fermín Naudeau. Obtuvo su licenciatura en Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad de Panamá, en el año 1998. Seis años después, en el año 2004, resultó favorecido con una beca de la Unión Europea para estudiar en España. De allí, se trajo un postgrado y una maestría, y regresó, años después en el 2015, para obtener el Doctorado con énfasis en Derecho Administrativo en la Universidad Complutense de Madrid.
En este camino académico, empieza a enfrentarse el lenguaje científico y conceptual versus el lenguaje literario. Carlos Gasnell Acuña, luego de varias publicaciones jurídicas, en el ámbito derecho administrativo, empieza a desarrollar su faceta de escritor en los géneros de ensayo, cuento y novela. En el año 2009, le otorgaron el primer premio en el concurso de ensayo del Foro Iberoamericano de Derecho administrativo, con su primer ensayo; en el 2015 publicó junto a su hijo, su primer libro de cuentos infantiles: “Nicolás y sus Aventuras Fantásticas”. En el año 2021, participa en el concurso nacional de literatura Ricardo Miró, con su primera novela, y resulta favorecido por el jurado como ganador, de forma unánime. El 2023 lo honró como ganador del segundo lugar en el Concurso Municipal de Literatura Carlos Francisco Changmarín, de novela corta, con su segunda novela: “Aramís”, lo cual representa un nuevo reconocimiento a una evolución refrescante del mundo del Derecho al de la Literatura. En su camino espera continuar con nuevas obras literarias.
Dibujo principal: Cristina Vaccaro Courville

Cristina Vaccaro Courville es estudiante del séptimo grado en el Colegio Agustiniano de Chitré (Herrera). Es la responsable de la ilustración principal de Cuentos para Cristina y promotora de su lectura. Es la responsable de la sección Nuevos lectores del espacio.
Equipo Cuentos para Cristina:

- Coordinación Médica: Dra. Karen Courville, jefa de la Unidad de Hemodiálisis del Hospital Dr. Gustavo Nelson Collado de la Caja de Seguro Social, en Chitré, científica e investigadora del Instituto de Ciencias Médicas de Las Tablas
- Nuevos Lectores: Cristina Vaccaro Courville, estudiante del séptimo grado en el Colegio Agustiniano de Chitré (Herrera).

- Coordinación literaria: Silvia Fernández-Risco Escritora, músico y editora. Miembro de la Academia Panameña de Literatura Infantil y Juvenil de Panamá (APLIJ)
Agradecemos el apoyo de la Fundación Ciencia en Panamá, del Banco Nacional de Panamá, de la Biblioteca Nacional Ernesto J. Castillero y de la Academia Panameña de Literatura Infantil y Juvenil. Al autor, Carlos Gasnell Acuña,y a la ilustradora, Cristina Vaccaro Courville, por colocar sus talentos al servicio de la salud pública.




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