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El Dr. Huníades Urbina-Medina estudió Medicina impulsado por su papá, “un hombre muy sabio” y se decidió por Pediatría luego de cursar su internado rotatorio en la ciudad de Cumaná (estado Sucre, Venezuela), “donde le perdí el miedo a esta hermosa especialidad y aprendí a amarla”.

A lo que nunca le ha tenido miedo es a la sinceridad, a decir las cosas por su nombre, en  defensa del paciente pediátrico y de la salud pública.

El hijo adoptivo de Abraham Goldenberg Feinstein (su padre murió cuando tenía dos meses de edad) y de Reina Medina de Goldenberg, nació el 6 de marzo de 1959, en Cabimas, estado Zulia.

Es médico pediatra-intensivista, presidente de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría (SVPP) y secretario académico de la Academia de Medicina de Venezuela.

Dos son los grandes logros que acompañan esta vida de servicio.

Por un lado, se siente satisfecho por “ayudar a restituir la salud de los niños. En ocasiones, es casi un milagro su capacidad de recuperarse y verlos sonreír”.

Por otro, “haber transmitido a mis alumnos el compromiso, la ética, el deseo de superación y el amor al estudio, y me siento realmente feliz y satisfecho, cuando alguno de ellos me cuenta de sus logros y triunfos, y me digo: ¡valió la pena!”

La época de oro del JM de los Ríos

-¿Qué significó la etapa del Hospital de Niños J.M de los Ríos en su trayectoria?

-Siempre he dicho y lo mantengo,  que gracias a la vida me tocó formarme y trabajar en el Hospital de Niños JM de los Ríos, por varias razones: viví la época de oro de mi querido hospital, tuve maestros extraordinarios, atendíamos  pacientes desde un día de nacido hasta los 18 años y en ocasiones hasta de más edad,  sin el problema de los hospitales generales con un servicio de Pediatría, que si hasta los 12 años, que si hasta los 14, que si lo ve un internista…eso no lo vivimos en el JM.

Ocupé todos los cargos desde residente, jefe de Residentes, presidente de la Sociedad de Médicos Residentes, médico adjunto, presidente de la Sociedad de Médicos, adjunto al director, médico de Control de Gestión, y director en dos oportunidades, el único que lo ha hecho en más de 80 años de existencia del Hospital, hasta coordinador de la Coral y fundador de la Coral “Dr. Gessen Campos”.

En todos esos cargos di lo mejor de mí, me produjeron muchas satisfacciones, y ciertas frustraciones, al no poder cumplir todos los planes, en particular desde la Dirección, pero luego de 30 años en el JM, camino por los pasillos con la frente en alto y siento el respeto y el cariño de mucha gente.

-¿Cuál es la situación actual de este hospital de referencia en la sanidad pública venezolana?

-La situación actual es de un abandono total, servicios cerrados: Cardiología, Terapia intensiva (la primera Unidad de Terapia Intensiva Pediátrica (UTIP) del país y una de las pioneras de la especialidad en Latinoamérica), Cirugía Cardiovascular…  de 420 camas que manejábamos en la década de los 80, ahora, en plena revolución del siglo XXI, apenas llegamos a 80 camas (19%) cuando la población ha aumentado más y más.

Hay hacinamiento, no funcionan los baños para los pacientes y los visitantes; tomógrafo y resonador están dañados e inservibles por desidia hace más de ocho años, y una larga lista más, que ocuparía toda la entrevista.

-¿Es posible salvar al J.M de los Ríos?

-Claro que es posible salvarlo. Primero rescatar al personal de salud y en simultáneo refaccionar la infraestructura, pero con un verdadero plan de trabajo y no las chapucerías que se han venido haciendo a través de este gobierno.

Panorama sanitario comprometido

-Como presidente de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría, ¿cuál es la realidad asistencial actual que enfrentan las madres y sus hijos?

-Enfrentan varias tragedias en simultáneo: la mayoría de las familias que acuden a los centros asistenciales son de las clases más desfavorecidas.

Son sometidos al ruleteo por el abandono oficial de los hospitales. En muchos casos se trasladan desde su ciudad de residencia y, cuando llegan al hospital de referencia, confrontan las mismas deficiencias.

Si consiguen la hospitalización, se mantiene la tragedia: comprar con su escaso dinero para subsistir en una ciudad inhóspita como Caracas; adquirir los medicamentos, pagar exámenes, tomografías y ahora hasta la comida…

Es muy dura la realidad asistencial en este país, dura para los pacientes y dura y frustrante para el personal de salud, sobre todo para las nuevas generaciones, que no conocieron la Venezuela bonita, solidaria, de avanzada y de oportunidades.

Ahora, a propósito del 66° Congreso de la Sociedad de Puericultura y Pediatría (primer congreso virtual) que se realizó entre el 21 y 25 de septiembre de 2020, al ofrecer un panorama de la salud de la niñez en Venezuela, explica que ya de manera previa al covid-19, el país presentaba “un panorama sanitario muy comprometido y lejano para el cumplimiento de los Objetivos del Desarrollo Sustentable.

La crisis humanitaria compleja en proceso desde el año 2015 ha causado un aumento del sufrimiento, de la morbilidad y mortalidad prevenible infantil y de los adolescentes”.

Los indicadores de mortalidad infantil alcanzaron en 2017, más de 27 muertes/1,000 nacidos vivos, cifra similar al año 1990, con alta carga de las muertes por enfermedades perinatales y neonatales, infecciosas, respiratorias y trastornos nutricionales”.

Dentro de la mortalidad neonatal, observa, están las afecciones del embarazo y el parto, la asfixia perinatal, bajo peso al nacer, sepsis, entre otras. “Todas condiciones prevenibles por atención prenatal y por control de los embarazos de alto riesgo, debidos en buena parte a la alta incidencia de embarazos de adolescentes, cercanos al 23% del total de nacidos vivos registrados”.

Observa que a partir de la detección de los primeros casos nacionales por SARS CoV-2, el 13 de marzo, “y la aplicación de rigurosas medidas de salud pública y sociales, amplias a todos los sectores de la vida productiva, sostenidas en el tiempo y en todo el territorio nacional, se han agravado las condiciones de vida y los determinantes sociales y económicos de la familia venezolana”.

La atención primaria preventiva de la infancia, advierte, se ha afectado de manera muy profunda durante los últimos años, y aún más durante la epidemia.

“Los programas esenciales de inmunizaciones, lucha contra los vectores, saneamiento ambiental, alimentación y nutrición, y de la atención integrada de las Enfermedades Prevalentes Infantiles (AIEPI) han mermado su oferta, cobertura y su calidad, generando mayores riesgos para la salud de la niñez venezolana”.

Datos del presidente de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría indican que“en los menores de 5 años la desnutrición de cualquier tipo llega al 32%-35%” e incluso ya hay recién nacidos desnutridos.

Advierte sobre la reaparición de enfermedades controladas como la difteria (luego de 25 años), el brote de sarampión después de 9 años sin casos, “la tuberculosis galopante,  recordando que el Ministerio Del Poder Popular Para La Salud (MPPS) incumple la ley al no publicar el Boletín Epidemiológico.

Un cambio en la política

-¿Cómo impacta la actual pandemia la atención del niño venezolano?

-Impacta como a todos de manera negativa, desde el punto de vista preventivo, porque si bien las coberturas vacunales eran bajas antes de la pandemia, ahora cayeron mucho más, al no haber vacunas suficientes, no tener la capacidad de hacer las campañas por escaso personal: enfermo y sin transporte.

Desde el punto de vista asistencial, se han suspendido temporalmente intervenciones quirúrgicas electivas, aumentando mucho más la deuda social, las consultas con poco personal, debido a las medidas de distanciamiento físico.

En resumen, se cumple lo anunciado por la Organización Mundial de la Salud (OMS): Venezuela y Haití son los países con menor capacidad de atención en la pandemia, pues los sistemas de salud ya estaban colapsados previamente.

No debemos olvidar el ausentismo escolar motivado a las condiciones actuales que impacta muchísimo a futuro a nuestros niños y adolescentes y en especial a las  niñas por la violencia intrafamiliar.

-¿Cuáles políticas son urgentes para recuperar el sistema de salud venezolano y en general la atención que reciben los niños?

-Un cambio en la política… de salud al menos, colocar a gente técnica, capaz y proba para manejar el erario público, sin importar su ideología política, suena a utopía, pero es el deber ser.

Investigación pionera

En el contexto de la pandemia y las implicaciones para el paciente hospitalizado, importante como antecedentes hacer referencia a la tesis de grado de Medicina Crítica Pediátrica, inédita en Venezuela, del Dr. Huníades Urbina-Medina con la cual logró evidenciar el daño pulmonar asociado con la ventilación mecánica, “lo que ayudó, por lo menos en la UTIP del JM de los Ríos, a ser más precavidos con las presiones pulmonares y las fracciones inspiradas de oxígeno”.

El Dr. Urbina-Medina fue el primer pediatra certificado en Reanimación Cardiopulmonar Pediátrica en Venezuela y logró que la Escuela Vargas de la Universidad Central de Venezuela (UCV), incluyera su enseñanza en el pensum de estudio de postgrado

También con su tesis de Pediatría, “a pesar de la negación de algunos profesores, demostré la presencia de aterosclerosis en la infancia, trabajo también inédito, en ese momento en Venezuela”.

Recuerda que en esa época “no se hablaba mucho de la aparición de las lesiones en la infancia, de hecho, en Venezuela, nunca se había hecho ese tipo de estudio.

El jefe de cátedra no me aprobó el anteproyecto en dos años, porque insistía que eso no existía en niños y el jefe de Patología (porque trabajé con autopsias y cortes de arterias) cuando finalmente me permitió hacerlo, me dijo que lo iba a autorizar por lo terco que yo había sido y que él, en 30 años, nunca había conseguido aterosclerosis en la infancia. Y apareció en mi estudio”.

Al respecto, señala, que es importante el antecedente de patología familiar: tienen más posibilidad de tener las lesiones hijos de padres hipertensos con aterosclerosis.

En la actualidad se sabe que esta condición es vinculante “con la alimentación de los primeros 1,000 días y la programación metabólica, pero en el año 1989, fecha de la tesis”, ni esperanza existía de saber lo que ahora es conocido.

En relación con el tratamiento, “como tal no existe, lo que se hace es prevención sobre todo dietética tomando en consideración la alimentación en los primeros 1,000 días de vida y la programación metabólica e investigando los antecedentes familiares de hipercolesterolemia (colesterol alto) e hipertensión arterial”, señaló.

La voz de la Academia

-¿Cuál es la importancia de la voz de la Academia de Medicina de Venezuela en esta hora del país?

-La voz de la Academia es importante hacerla escuchar a todo nivel, salir de los espacios del Palacio de las Academias y tratar de llegar no solo al personal de salud, sino hasta los estratos sociales más necesitados y hablar su mismo idioma para poder tener un diálogo eficaz.

“Esa estrategia me ha funcionado muy bien en la Sociedad de Pediatría, en la cual desde la Directiva y hasta todas nuestras 22 filiales, es obligatorio realizar actividad comunitaria, de algún tipo (talleres, consultas, cursos)  y así la Sociedad de Pediatría es reconocida y apoyada por la población.

No es fácil sobre todo tomando en cuenta nuestras edades en la Academia, que estamos solo en la región capital,  pero sumando voluntades y haciendo asociaciones estratégicas, se puede hacer el trabajo”.

Ha asumido su papel en la Secretaría Académica “con el mayor compromiso”.

“Considero que uno de los logros más significativos  en estos primeros dos años, de la gestión al lado del Dr. Leopoldo Briceño-Iragorry, a quien agradezco la oportunidad,  es darle mayor visibilidad y presencia en los medios de comunicación social a la Academia, lo cual nos proyecta, así como hacer talleres en conjunto con la  SVPP (asociación estratégica)  dirigidos a las comunidades y hacerles conocer qué es la Academia Nacional de Medicina”.

Ahora, en su segundo periodo, pero al lado del Dr. Enrique López-Loyo, a quien agradece la invitación de formar parte del equipo, la expectativa “es lograr cambios en positivo para la Academia, seguir proyectándola hacia la comunidad y modernizar en lo posible nuestra centenaria corporación”.

Violeta Villar Liste
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Una mirada biográfica

Por: Dra. Elvia Irene Badell Madrid. Médico pediatra puericultor. Vicepresidenta de la SVPP. Miembro de cortesía de la ANM

FAMILIA Y FORMACION ACADEMICA

Huníades Urbina Medina nace en Cabimas el 6 de marzo de 1959. Es hijo de una pareja de falconianos Antonio Ramón Urbina Macho y Reina Medina Gómez, quienes  decidieron mudarse a Cabimas donde encontraron un clima más cálido para favorecer y darle bienestar a la delicada salud de la madre.

Esta pareja inicia su vida en matrimonio con una madre muy joven de 13 años de edad y el padre de 37 años,  periodista de profesión, masón, quien alcanzó el grado máximo de la Logia: “Maestro de la Orden Grado 33”. Durante   esta unión nacieron cuatro hijos: Hiram, Reina, Jefhet  y  Huníades Antonio, el menor de ellos. En aquellos tiempos de la recién nacida democracia aún quedaban resacas de inestabilidad política en el país, a consecuencia de conflictos políticos, queda inesperadamente huérfano de padre, a los dos años de edad.

      La joven viuda, amparada por la logia Masona, continúa su vida de familia levantado a sus hijos; el destino le brinda una segunda oportunidad y a los 25 años Doña Reina, católica, contrae nupcias nuevamente con Abraham Goldemberg Feinstein, comerciante judío de más de 40 años, quien se encargó de cuidar, mantener y proteger a esta familia, que hizo totalmente suya, con costumbres, cultura y religión, llevando a cabalidad el rol de padre y esposo.

Construyó un hogar cálido y acogedor, donde Huníades encontró todo el estímulo para lograr una infancia feliz. Recuerda cómo el día del padre, por ejemplo, primero iban a visitar en el cementerio el lugar donde reposa su padre, para luego almorzar en el club en familia, celebrando alegremente la ocasión. Creció en medio del culto a las dos religiones ya que en su casa se celebraba la Navidad y Semana Santa, tanto como el Shabat  y el Yom kippur, que es el día más santo y más solemne de la religión judía.  Huníades se entusiasma por la religión judía haciéndola suya y se hace un “maracucho Judío”.   

 Desde muy joven su pasión por aprender, por la excelencia, por el trabajo y la responsabilidad llenó su día a día. Logrando una formación exitosa en toda su etapa estudiantil. Siempre fue gran defensor de las causas justas. Estudió en el liceo público Hermágora Chávez, el mejor de la zona para la época. Llegó hasta segundo año, por cambios en el sistema educativo a nivel nacional el liceo solo llegaba hasta tercer año por lo que se vio obligado a migrar a un colegio privado, religioso: Nuestra Señora del Rosario, donde pudo terminar sus estudios.

Al terminar bachillerato fue a Barbados durante un año y estudió inglés para manejar un segundo idioma  ya que su padre era un hombre que creía en la formación académica, disciplina, educación y cultura, así logró sembrar ese amor por el estudio.

Al volver, había llegado la hora de decidir cuál iba a ser su profesión; el padre quedó muy impresionado al oír de voz de su hijo adolescente que quería trabajar como sobrecargo de VIASA, la línea bandera de nuestro país, ya que dentro de los placeres más atractivos para él estaba viajar por todo el mundo.

Le llamaba la atención almorzar un día en Roma, Londres o Nueva York, sobre todo conocer lugares emblemáticos y comprar recuerdos de cada país visitado. Era impensable para el padre de Huníades, que siendo sus hijos profesionales, él menor no lo fuera por lo cual pensaron en varias carreras hasta que una vez inscrito en el Consejo Nacional de Universidades en varias opciones, salió en Medicina en la universidad del Zulia, de la cual guarda los mejores recuerdos durante su formación académica, admirando a notables profesores quienes influyeron en su formación.

Recuerda con especial afecto al Dr. Marco Tulio Torres Vera su maestro, a quien le mostró gran respeto y admiración siempre.  Egresó como médico cirujano de la Universidad del Zulia en el año 1984.

Quiso ejercer como médico e inmediatamente al graduarse se fue a trabajar al Hospital Universitario “Antonio Patricio de Alcalá” en Cumaná, estado Sucre, donde fue médico del internado rotatorio, desde enero de 1984 a diciembre de 1985. Al año siguiente fue médico residente adscrito al servicio de pediatría, desde enero hasta diciembre de 1986.

Es en este momento, cuando por primera vez trabajó con niños lo que le pareció interesante, por lo que considero a la pediatría como opción para hacer su post-grado y al volver con su artículo 8 cumplido, decidió concursar por el post grado de Pediatría en el hospital universitario de Maracaibo, simultáneamente en el hospital de Niños J.M de Los Ríos. Fue aceptado en ambos hospitales.

Ante tal disyuntiva de cuál hospital para hacer postgrado escoger, decidió preguntar al Maestro Torres Vera, quien sin lugar a dudas le recomendó que hiciera su especialidad en el Hospital de Niños JM de Los Ríos, centro de referencia de la pediatría nacional, para el año cuando inició su formación de postgrado.

Fue médico residente, cursante del post grado universitario de Puericultura y Pediatría, en el Hospital de Niños “J. M. De los Ríos”;  desde 1987 hasta 1989. Continúa como médico residente, cursante del post grado universitario de Medicina Crítica Pediátrica en el mismo hospital entre los años 1990 1991.

 Durante su estadía en el hospital de niños, desempeñó con gran éxito todos los cargos posibles: fue jefe de guardia, jefe de la sociedad de médicos y residentes, jefe de servicio de la unidad de terapia intensiva (UTI), jefe de departamento, sub director y director del hospital; de donde se marchó involuntariamente a consecuencia de una prematura y conveniente jubilación, toda vez que sus incansables denuncias remarcaban grandemente los desaciertos en salud del régimen.

A pesar de esto, sigue asistiendo al hospital como docente del postgrado de Pediatría, del cual no se ha apartado y espera seguir cumpliendo con su magnífica labor de formación de las generaciones de relvo, que tanta falta hace al país.  

Durante su formación en Terapia Intensiva su mentor fue el Dr. Xavier Mugarra, a quien consideró más que un maestro, un padre, ya este guió sus pasos durante muchos años, compartió decisiones en los destinos que siguió para ampliar su formación, heredó su biblioteca personal además de su consulta pediátrica, la cual aún conserva con gran afecto.

Ganó una beca contra dos mil concursantes para ir a la universidad médica y odontológica de Tokio, Japón durante el bienio 1993 a 1995, logró la  especialización en pacientes quemados críticos. Durante su estadía en Japón aprendió su tercer idioma haciéndose políglota. De la cultura japonesa atesora el aprendizaje que tuvo del respeto a las personas, a su integridad física, cultural y mental, por lo que no permite que nadie nunca bajo circunstancia alguna falte a esta condición de respeto a los demás.  

Al volver al país entró al hospital de niños por la puerta grande, ganó por concurso de credenciales el cargo de médico adjunto al servicio de Terapia Intensiva, del Hospital de Niños “J. M. De los Ríos” donde se desempeñó brillantemente durante los años de 1995 al 2004.

Recuerda con mucho cariño y admiración el trabajo que con los niños quemados realizó junto al Dr. José Luis Ceballos, cirujano pediatra de gran calidad humana y jefe del servicio de cirugía pediátrica. Allí estaba la unidad de niños quemados, con quien compartió varios años muchas vivencias de estos pacientes.

Al preguntar a Huníades cuál ha sido su mayor logro profesional, responde inmediatamente y sin lugar a dudas: “Saber manejar los pacientes quemados para ayudarlos a mejorar. Recuperar a un paciente quemado es mi mayor reto”.       

 Pocos meses después, nuevamente gana una beca para realizar un entrenamiento en medicina de emergencia, en la universidad Sackler, Tel-Aviv, Israel en 1996. Consiguió la licencia del hospital para ir a realizar tal actividad y luego volver a Venezuela a seguir trabajando como adjunto en la UTI del hospital JM de Los Ríos.  

Su aquilatada formación y experiencia se va ampliado con diversos estudios que realiza.

Realiza el Doctorado en Ciencias Médicas en la Universidad del Zulia, (LUZ); 2005.

La vida le da un duro golpe a la familia, cuando muere tempranamente su hermano mayor, médico gineco obstetra, dejando dos hijos, los cuales se los lleva a vivir con él y de esa manera la madre de Huníades y él se encargan de educarlos, acompañarlos durante sus distintas etapas de crecimiento hasta lograr hacerlos adultos de bien, educados, bien formados bajo un ambiente cálido y hogareño. Aquí se cumplió el dicho: a quien Dios no le da hijos, el diablo le da sobrinos. Huníades siente que desde el punto de vista humano y familiar este ha sido su mayor logro, lo cual lo llena de plena satisfacción.     

EXPERIENCIA LABORAL

HOSPITALES PÚBLICOS.

El Dr. Urbina trabajó en el Hospital “Victorino Santaella”, de Los Teques, entre 1997 y 2000; como médico adjunto al servicio de emergencia pediátrica. En el hospital militar “Carlos Arvelo”, como médico adjunto a la unidad de recuperación cardiovascular infantil, durante los meses del 15/01/93 al 30/09/93. Fue médico pasante por el servicio de terapia intensiva del Hospital de Niños “J. M. De los Ríos”; desde 01/01/92 hasta 31/07/92.

Fue médico adjunto suplente, adscrito al servicio de patología neonatal, Hospital de Niños “J. M. De los Ríos” desde 03/08/92 hasta 30/09/93.

 HOSPITALES  PRIVADOS

Trabaja en la actualidad en el Hospital Ortopédico Infantil, como coordinador de la unidad de terapia intensiva pediátrica, desde julio 2017. También formó parte del staff de médicos del Hospital de Clínicas Caracas,  como adjunto al servicio de terapia intensiva pediátrica, durante los años de 1992 a 1998. Trabajó en la clínica Santa Sofía, como adjunto al servicio de terapia intensiva pediátrica, entre 1992 y el 2000.

CARGOS ADMINISTRATIVOS

El Dr. Urbina ha desempeñado exitosamente los cargos de director general del Hospital de Niños “J. M. De los Ríos”, en el periodo 2000 a 2001. Fue médico adjunto al director y coordinador de control de gestión del Hospital de Niños “J. M. de los Ríos”, durante los meses del  26/07/99 al 25/10/99 y director General del Hospital de Niños “JM de los Ríos”  2012-  2013.

EXPERIENCIA DOCENTE

El Dr. Urbina se desempeñó como director de postgrado de medicina crítica pediátrica de la UCV,  en el Hospital de Niños JM de los Ríos, desde el año 2012 hasta la fecha 2020. De momento el postgrado está cerrado por las graves condiciones que tiene el hospital, donde no hay partida para pagar a los residentes, por la crisis humanitaria compleja que azota al país. También fue coordinador del postgrado de medicina crítica pediátrica de la  UCV, en el Hospital de Niños  “JM de los Ríos” desde el 2004 hasta el 2012.

Ha sido docente asistencial de varios postgrados, entre ellos están: postgrado universitario para médicos  en medicina Crítica Pediátrica de la UCV en el Hospital de Niños “J. M. de los Ríos” desde 1992 a la fecha 2020. Postgrado universitario para Licenciados en enfermería en medicina critica pediátrica de la UCV en el  Hospital de Niños “J. M. de los Ríos” desde 1992 a la fecha 2020.

Postgrado universitario para Lic. en enfermería en puericultura y pediatría de la UCV, en el Hospital de Niños “J. M. de los Ríos”  desde 2004 hasta la fecha 2020. Postgrado universitario de puericultura y pediatría de la UCV en el Hospital de Niños J. M. de los Ríos, desde 1992 a la fecha 2020.

Fue colaborador docentedel postgrado universitario de puericultura y pediatría de la UCV, en el Hospital “Domingo Luciani” del Instituto Venezolano del Seguro Social, desde el año 2002 hasta el 2007 y del postgrado universitario de cirugía pediátrica de la UCV, en el Hospital de Niños “J. M. de los Ríos”, desde 2000 hasta la actualidad 2020.

El Dr. Urbina fue profesor de fisiología del curso post básico en enfermería quirúrgica, Hospital de Niños “J. M. de los Ríos” entre los años 1999-2001.

Se ha dedicado a la docencia de la RCP pediátrica en Venezuela siendo el pionero e introductor de la enseñanza de RCP pediátrica en Venezuela. El Dr. Urbina es el primer pediatra venezolano certificado  por la AHA como proveedor-instructor en reanimación cardiopulmonar pediátrica avanzada (PALS) y es el  fundador del comité de RCP de la SVPP.

Ha sido el introductor de los estudios de RCP pediátrica como pensum de estudio en la escuela de medicina Dr. José María  Vargas, de la UCV. Dicta talleres  de RCP con aval de la SVPP, durante todo el año por las distintas filiales del país.

Se suma una prolífera producción como investigador y diferentes condecoraciones.

Ahora queda para el Dr. Huníades Urbina, seguir luchado por el país, esperar tiempos de cambio para retomar la senda que perdimos hace ya más de veinte años, así retomar el camino al desarrollo, a la modernidad y a la democracia.