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Por: Dr. Xavier Sáez Llorens


El Dr. Xavier Sáez Llorens, es investigador, pediatra, infectólogo, jefe de Enfermedades Infecciosas y director de Investigación Clínica del Hospital del Niño Dr. José Renán Esquivel de Panamá. Este artículo fue publicado de manera original en su blog:
Xavier Sáez-Llorens

Este 11 de marzo 2023 se cumplieron tres años de una pandemia que, a la fecha, ha registrado casi 700 millones de infecciones y cerca de 7 millones de muertes globalmente. Estas cifras son indudablemente mayores debido al subregistro en el diagnóstico y en la contribución del SARS-CoV-2 a las causas de fallecimientos a nivel mundial. En este siglo XXI ya hemos enfrentado dos pandemias (H1N1, 2009; actual) y 2 amenazas epidémicas controladas rápidamente (SARS-CoV-1; MERS).

Describo las 15 lecciones más relevantes que, a mi juicio, deberían ser tomadas en cuenta por todos los países para enfrentar con mayor anticipación y preparación las futuras amenazas en salud pública.

  1. Identificación del virus causante

El SARS-CoV-2 fue aislado y secuenciado en tiempo récord a las pocas semanas de que China reportara el brote de neumonía. Una gran cantidad de laboratorios, tanto de países desarrollados como subdesarrollados, ha corroborado las características genómicas evolutivas del microbio a lo largo de la pandemia.

Los análisis moleculares han aportado robusta evidencia del origen natural del virus alrededor del mercado en Wuhan. Anteriormente, otros dos coronavirus similares (SARS-CoV-1 y MERS), habían también emergido por la tradicional vía zoonótica. Por razones más políticas que científicas, sin embargo, intermitentemente aparecen noticias sobre el escape del virus de un laboratorio de seguridad en esa misma ciudad, evento que adolece de suficiente rigor académico para confirmar su potencial plausibilidad biológica.

  1. Colaboración internacional

La información científica sobre el virus (SARS-CoV-2) y la enfermedad (COVID-19) fluyó de manera inmediata y transparente durante la pandemia. Investigadores, procedentes de todos los rincones del planeta, colaboraron en estudios de investigación y protagonizaron un notable intercambio de conocimientos y evidencias para beneficio global. Las numerosas publicaciones científicas (más de 300 mil artículos) fueron mayoritariamente de libre acceso, tanto en sitios académicos como en páginas web y redes sociales, resaltando la importancia de la ciencia abierta (Open Data) en materia de salud pública, algo que debería ser la norma a partir de ahora.

  1. Modelajes predictivos

El uso de herramientas matemáticas fue crucial para predecir el curso de la pandemia en cada región y poder guiar a las autoridades políticas en la necesidad de implementar medidas de restricción social y protección personal, particularmente a principios de la pandemia y antes del advenimiento de vacunas y tratamientos eficaces. Estos modelajes epidemiológicos predictivos ayudaron a contrarrestar las delirantes ideas de generar inmunidad colectiva a través de la masiva infección de la población, algo que sin duda hubiese sido catastrófico en términos de mortalidad, orfandad infantil y secuelas del COVID-19.

  1. Transmisión por aerosoles

El conocimiento histórico apuntaba a que los virus respiratorios se transmitían usualmente por el contacto estrecho con las secreciones nasales y orales de un enfermo, especialmente durante la fase sintomática de la infección. Para el SARS-CoV-2, empero, se pudo demostrar varios meses después de su identificación, de la importancia de los aerosoles en la diseminación del virus. Estas evidencias propiciaron adoptar estrategias de ventilación adecuada de los ambientes cerrados, mejorar los sistemas de filtración de los aires acondicionados y fomentar las actividades humanas al aire libre. El descubrimiento reforzó además la importancia del uso de la mascarilla en la prevención de los contagios, aún durante las etapas asintomáticas.

  1. Entendimiento de la fisiopatología del COVID-19

La caracterización de las distintas fases virales, inflamatorias, trombóticas y pulmonares de COVID-19 ayudó a estudiar e instaurar terapias con base en las etapas evolutivas de la infección. Las autopsias realizadas permitieron evidenciar la frecuente aparición de fenómenos trombóticos en los estadios más avanzados y graves de la enfermedad. Estos conocimientos facilitaron el uso de anticuerpos monoclonales, corticoides, moduladores inmunológicos y anticoagulantes para reducir la mortalidad asociada.

  1. Pruebas diagnósticas

Las técnicas modernas de diagnóstico molecular facilitaron la identificación temprana de personas infectadas a través de hisopados nasales, orales, salivares, tanto en laboratorios clínicos como en métodos rápidos de auto aplicación. Las pruebas serológicas aportaron confirmación de infecciones previas por el SARS-CoV-2 y de la generación de anticuerpos protectores a través de la vacunación. La validación de todas estas herramientas diagnósticas por parte de instancias reguladoras internacionales y laboratorios científicos en cada país brindó mayor confiabilidad de los resultados.

  1. Terapias efectivas

En los primeros meses de la pandemia, algunos médicos, políticos y periodistas irresponsables preconizaron, con evidencia de mala calidad, el uso de fármacos antivirales empíricos que posteriormente no lograron superar el escrutinio científico riguroso y fueron abandonados rápidamente por centros y especialistas de prestigio académico (hidroxicloroquina, ivermectina y complejos vitamínicos, entre otros). Los estudios subsecuentes de investigación, por fortuna, descubrieron productos potentes y efectivos para mejorar el pronóstico y evitar la progresión del Covid-19 (remdesivir, paxlovid), los que actualmente forman parte de la rutina terapéutica de la infección en individuos de riesgo.

  1. Desarrollo de vacunas

Uno de los acontecimientos más extraordinarios ha sido sin duda el desarrollo de múltiples vacunas altamente efectivas y seguras para prevenir la infección y particularmente proteger contra la enfermedad grave.

Se destaca la introducción de plataformas tecnológicas novedosas como las de mRNA y las de vectores adenovirales.

La OMS estima que la vacunación contra la COVID-19 puede haber salvado más de 20 millones de vidas en el mundo. Los efectos adversos secundarios a las vacunas han sido ínfimos en comparación con los enormes beneficios. Extensas evaluaciones de farmacovigilancia en numerosos países han corroborado el favorable perfil de seguridad de estos productos biológicoss. Ha habido, desafortunadamente, mucha desigualdad en el acceso a las vacunas más potentes en el mundo.

  1. Secuenciación genómica y variantes

En tres años de pandemia el SARS-CoV-2 ha ido acumulando una cantidad sustancial de mutaciones, la inmensa mayoría neutras o deletéreas contra el propio virus; algunas pocas han conformado variantes con mayor habilidad de transmisión o evasión a la respuesta inmunitaria inducida, tanto por la infección natural como por los anticuerpos monoclonales y las vacunas, lo que ha incrementado la probabilidad de contagio y de reinfección.

La aparición de la variante ómicron, con toda su plétora de sublinajes, provocó que todas las medidas de contención de esta enfermedad (mascarillas, anticuerpos, vacunas) perdieran parcialmente su efectividad, generando oleadas de casos nuevos y reinfecciones.

La protección contra COVID-19 grave, sin embargo, ha persistido elevada a través del tiempo, el objetivo primordial de los programas de inmunización contra cualquier infección. La producción de una vacuna bivalente basada en la tecnología de ARNm fue precisamente concebida para ajustar la respuesta protectora a este nuevo escenario mutacional.

  1. Impacto social de la pandemia

La pandemia del SARS-CoV-2 ha tenido consecuencias devastadoras en los ámbitos económicos, educativos, sanitarios, sicológicos y comunicacionales, que seguramente aumentarán las desigualdades sociales globalmente. Quiebra de empresas, incremento en tasas de desempleo y pobreza, deterioro en el aprendizaje escolar, descontrol de enfermedades crónicas y afectación de la salud mental, son parte del impacto adverso de la pandemia en las sociedades humanas. La proliferación de actividades a distancia por métodos virtuales de comunicación y educación ha tenido repercusiones tanto positivas como negativas en la vida de las personas.

  1. Atrocidades de la infodemia

Como contraparte al enorme sacrificio del personal de salud y a los significativos avances de la ciencia que han permitido salir del lúgubre túnel, la pandemia estuvo acompañada de la circulación de numerosos bulos (Fake news), disparates y teorías conspirativas, emanadas tanto por algunos médicos irresponsables, como por periodistas, políticos, abogados e “influencers” sin formación científica elemental.

La reticencia a recibir vacunas ha sido una de las adversidades más dañinas inducidas por charlatanes y estafadores, cuyos despropósitos obedecen a motivaciones mercantiles y protagónicas de diversa índole.

  1. Futuro endémico del SARS-CoV-2

Está claro que el coronavirus causante de COVID-19 llegó para quedarse y que tendremos que aprender a convivir con este nuevo agente infeccioso en el marco de un patrón endémico, pero con brotes epidémicos recurrentes, probablemente similar a lo que hemos experimentado durante décadas con el virus de la influenza (gripe). Ambos microbios (más el SARS-CoV-2 por ahora) causan neumonías graves y muertes en diferentes grupos poblacionales, por lo que las personas de riesgo deberán actualizar su vacunación en el tiempo, muy probablemente con periodicidad anual.

  1. Importancia del COVID prolongado

COVID prolongado representa un espectro clínico, aún por descifrar y entender sus variadas causas, de trastornos o secuelas que ocurren posteriormente a la infección aguda por el SARS-CoV-2 y que pueden tener consecuencias adversas en la salud subsecuentemente.

Aunque las cifras de afectados varía según las diferentes cohortes de casos publicados, se estima que al menos 10-25% de los pacientes experimentará alguna manifestación patológica varios meses después del episodio infeccioso. Enfermedades cardiovasculares, pulmonares, metabólicas, renales y cognitivas, entre otras, forman parte de dicha constelación de signos y síntomas residuales.

  1. Valor de la ciencia y la educación

Esta pandemia ha dejado patente el extraordinario valor de la investigación científica para garantizar el bienestar de la humanidad en los aspectos cotidianos de su vida misma.

Vivimos más y mejor ahora gracias precisamente a los avances y aportes de la ciencia en todos sus ámbitos disciplinarios.

Antes del advenimiento de las vacunas, por ejemplo, la expectativa de vida no pasaba de los 50 años, ya que muchas personas morían o quedaban gravemente discapacitadas por diferentes infecciones inmunoprevenibles. Aparte de la ciencia, resulta imprescindible mejorar también la educación básica de todos los individuos de una sociedad, para que no caigan tan fácilmente en las redes de impostores que se nutren de la infodemia con fines aviesos.

  1. Prevención de pandemias futuras

La lección más importante que debe dejarnos esta pandemia, además de confiar en la importancia de la ciencia, es el llamado de atención sobre el daño que los seres humanos estamos ejerciendo sobre el ambiente como un todo. Hoy más que nunca, el mundo entero debe enfocarse en el concepto de una sola salud (One Health) que logre un abordaje integral, multidisciplinario y respetuoso del planeta, de su biodiversidad ecológica, del contacto con animales silvestres, del efecto de las migraciones humanas… para evitar el surgimiento o mitigar con prontitud las pandemias que enfrentará la humanidad periódicamente en el futuro.