La realidad siempre tiene matices y rendijas para actuar a nuestro favor. Nada es absoluto
Por: Hisvet Fernández
Hisvet Fernández es psicóloga social, feminista, activista de los DDHH de las Mujeres y los Derechos Sexuales y Reproductivos, directora del Centro de Capacitación para la Vida (Cecavid). Integrante de la Alianza Salud Para Todas. Coordinadora del Observatorio Venezolano de los Derechos Humanos de las Mujeres, núcleo Lara.
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Hablemos un poco de la salud mental, enfocándola no como una necesaria falta de cordura o desde la dicotomía entre cordura o “locura”. Así es como comúnmente se interpretan los problemas referidos a la salud mental, con esa carga de prejuicios e interpretaciones estereotipadas y carentes de toda visión integral y dialéctica de esta, apegada a los avances de las ciencias de la conducta humana.
Vemos acercarnos a los pensamientos automáticos, como una ventana para mirar nuestra salud mental, ya que estos se refieren a nuestro diálogo interno, al cómo nos hablamos a nosotras/os mismos, siempre relacionados y mediados por la intensidad de nuestras emociones.
Nuestros pensamientos son las maneras subjetivas de una realidad que es objetiva y que vivimos en el presente, o que hemos vivido en el pasado y hasta cómo viviremos a futuro. Se puede decir que son nuestras propias “versiones” de la realidad.
Es importante reconocer que pueden ser acertados, nuestros pensamientos, al estar muy cercanos a esa realidad. Al estar muy lejos de los hechos y acontecimientos que estamos viviendo, nuestros pensamientos serían distorsiones cognitivas.
En este sentido estaremos hablando de pensamientos, a los cuales les debemos prestar mucha atención para poder confrontarlos y cuestionarlos como adecuados.
Cuando tenemos con frecuencia pensamientos con las siguientes características, debemos dudar y buscar incluso apoyo, para escuchar versiones más objetivas de los hechos que estemos interpretando. Nuestra carga emocional del momento, nos puede jugar una trampa que no nos permite ver la realidad tal como es.
Revisemos algunos de estos pensamientos que significan distorsiones cognitivas:
Cuando personalizas lo que las otras personas hacen: significa que las acciones o pensamientos de la gente las interpretas, no como su manera de ser en general, sino como algo que hacen hacia ti. Esta es una falsa atribución ya que estás asumiendo como cierto, que todo lo que la gente hace se trata de ti. Por ejemplo: “No me responde los mensajes” “No atiende mis llamadas” “Está molesta, debe ser que yo hice algo que le molestó” “No quiere hablar conmigo” “No le gusto” y no atribuyes a las personas sus acciones, sino que te llenas de culpas y responsabilidades que no tienes.
Cuando sobre-generalizas y no puedes ver la particularidad de una situación. Interpretas cualquier situación negativa que te suceda, como algo que siempre va a suceder así y que es porque tú has hecho que se genere esa situación y lo mereces. Por lo tanto, crees que siempre va a suceder de esa manera. “Nunca voy a poder salir de esta situación”
Cuando tienes la tendencia a creer que sabes o lees los pensamientos: Interpretas a las demás personas y sus actuaciones creyendo que puedes adivinar lo que piensan y sienten, y así crees conocer siempre sus intenciones. “Si hace eso, es porque piensa mal de mí”, ”Responde así, para molestarme” “Quiere perjudicarme” y de igual manera tienes la tendencia a adivinar el futuro y predices los resultados: “Me va ir muy mal en esa entrevista” “No me van ayudar y todo será negado” “este problema no tiene solución”
Cuando piensas todo en términos de Catástrofe. Piensas o te imaginas los hechos que suceden a tu alrededor desde el peor resultado posible, no tomas en cuenta las probabilidades de que sucedan las cosas de diferentes maneras, calificas como gravísima o insoportable y definitiva una situación que puede ser desagradable, pero tolerada y resuelta de alguna manera. Tienes una tendencia a calificarte de “inútil e incapaz” de resolver las situaciones y no solo lo piensas, sino que lo dices constantemente, eso significa que tienes pensamientos catastróficos. “Mi carro tiene una falla, seguro es el motor y me quedaré sin carro” “Nunca voy a conseguir lo que necesito, es imposible” “Esto que me está sucediendo, es lo peor del mundo” “No me van aceptar esta petición”
Cuando piensas en modo todo-o-nada y no ves los grises: Es una manera de pensar polarizada ya que interpretas los eventos y personas en términos absolutos, usas mucho las palabras siempre, nunca, todos, nada, sin que haya correspondencia con los hechos reales y las circunstancias particulares. Siempre valorando dicotómicamente: buenas o malas, blancas o negras con pensamientos muy rígidos. “Si una persona no le gusta como soy, a nadie le gusta como soy”, “Todos me odian”, “Nadie me quiere”
Cuando tu razonamiento es fundamentalmente emocional. Para interpretar hechos que suceden, hablas de cómo te sientes, pero no de los hechos tal como son lo que te impide ver la realidad. “Esto es terrible para mí” “Me siento fatal, esta situación es insostenible”. Se relaciona con la tendencia a etiquetar a las personas, a ti misma/o y los hechos: Es un pensamiento estereotipado e inflexible “No resistiré esto” “Es el fin para mi” “No tiene solución”
Cuando tienes abstracción selectiva: Por lo general ves los aspectos más negativos de ti, de otras personas y de las situaciones. Y obvias las otras circunstancias, interpretando que todo: “es horrible” “no puedo resistirlo” “ Nadie es sincero” “Solo están fingiendo por educación”
Cuando descalificas las soluciones positivas: Por lo general si algo tiene una solución positiva las descalificas por razones arbitrarias, influenciadas por pensamientos como los antes mencionados. “Eso es imposible” “Es una tontería pensar que será solucionado de esta manera” “Nada saldrá bien”
Si tienes estos pensamientos, busca apoyo porque estás sufriendo sin necesidad: tus niveles de ansiedad te están traicionando. La realidad siempre tiene matices y rendijas para actuar a nuestro favor. Nada es absoluto.
Por: Hisvet Fernández