¿Es posible convertir un proyecto de investigación en una empresa de éxito? ¿Que una idea nacida de científicos brillantes acabe en una empresa cotizada? Es posible y el camino lo cuenta Pilar de la Huerta, autora del libro Emprender en Biotecnología (editorial LID).
Pilar de la Huerta es Licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Complutense de Madrid. Cursó el Programa de Desarrollo Directivo y Programa de Dirección General por el IESE, Universidad de Navarra. También destacan como méritos de su trayectoria:
- Es CFO, directora general y consejera de Biofrontera AG, empresa farmacéutica cotizada en el mercado continuo alemán.
- Más de 25 años de experiencia dirigiendo empresas del sector Biotecnológico y farmacéutico, tanto en España como en diferentes países de Europa.
- Más de cuatro OPV (Oferta Pública de Venta) con éxito, tanto en el mercado español como alemán.
- Es actual consejera en seis consejos de administración de compañías cotizadas y privadas del sector Biotech.
- Profesora a tiempo parcial en la Facultad de Ciencias Experimentales de la Universidad Francisco de Vitoria.
- Asesora experta permanente del programa de emprendimiento en el área de ciencia Mind the gap de la Fundación Botín.
La autora, docente y empresaria, escribe un artículo que publicamos a continuación y expresa su pasión por transferir el conocimiento y ayudar al científico a trazar con éxito la ruta de su emprendimiento. Le agradecemos a Pilar de la Huerta su generosidad al compartir sus lecciones y hacer más corto el camino a quienes desean emprender en biotecnología y en general potenciar esa idea del laboratorio en el mundo real.
A continuación leamos sus palabras y, al final del artículo, un video en la Fundación Botín, durante la presentación de su libro.
Por: Pilar de la Huerta
Me considero una persona con mucha capacidad de aprendizaje, y con muchas ganas de hacerlo. Me encanta aprender cosas nuevas: el mundo está lleno de áreas interesantes sobre las cuales estudiar.
De igual manera, me gusta compartir lo que sé. Si eres capaz de explicar algo a un tercero, realmente tienes un conocimiento profundo sobre el tema.
Digamos que es mi propia necesidad de aprender lo que me empujó a ser docente. Por un lado, para compartir lo que la vida me ha ido enseñando, pero por otro porque al tener que enseñar, me siento empujada a profundizar en aquellos temas sobre los que voy a dar clase o escribir. Y aprender, me apasiona.
En este contexto, durante toda mi vida profesional he visto como muchos científicos, con buenas ideas y vocación emprendedora, cometían siempre los mismos tipos de errores. Errores generados por varios motivos.
Por un lado, una falta general de conocimientos en áreas de gestión, Por otro, una total falta de visión respecto a lo que los inversores buscan a la hora de apoyar financieramente un proyecto.
Me decidí a escribir un libro con la idea de poner a disposición de todos esos científicos que tienen interés en emprender, una guía fácil y sencilla de los elementos básicos que deberían conocer antes de lanzarse a crear una empresa.
Mi intención nunca fue hacer un libro profundo en temas académicos, que pudiera resultar arduo de entender y leer a los no expertos, Mi pretensión fue hacer algo sencillo, en un lenguaje accesible para alguien no acostumbrado al mundo financiero, que acercara el perfil del científico emprendedor al contexto empresarial.

Raro, por no decir rarísimo, es el proyecto del sector biotecnológico que no es intensivo en necesidades de capital. Por ello, acercar al científico a la visión del inversor es fundamental para conseguir ponerlos en sintonía.
El inversor tiene claro qué va a analizar para conseguir lo que quiere. Cambiar su mentalidad es prácticamente imposible, entre otras cosas porque es quien tiene el poder de decidir qué proyecto apoya. Sabe que en esta relación es quien tiene el poder, luego pretender que sea este lado de la ecuación quien tenga una visión diferente es irreal.
Es el científico el que tiene que entender cuál es la mentalidad y visión del inversor para poder captar su atención y conseguir su apoyo.
La tarea es posible, aunque tiene su dificultad. He tenido la suerte de compartir mi vida profesional con científicos de mucho éxito empresarial. Ellos son prueba fehaciente de que el acercamiento es posible. Pero hace falta trabajar la formación desde la universidad o incluso antes. Competencias como la comunicación, el liderazgo o la gestión de proyectos deberían trabajarse desde la adolescencia.
Siendo consciente de mis propias limitaciones, mi objetivo con el libro es ayudar a todos aquellos que han tenido una formación científica excelente y, por algún motivo, instintivo o adquirido, quieren lanzarse a la gran aventura que es emprender, pero carecen de toda formación básica respecto a cómo montar una empresa.
Científicos que buscan inversores y no saben cómo presentar su proyecto para hacerlo atractivo a la mentalidad inversora, pero tampoco tiene el tiempo para formarse en profundidad en temas financieros o de gestión, son el público al que me dirijo.
Mis recomendaciones las baso en mi experiencia, en lo que he observado como elementos de éxito en científicos que se han lanzado a montar una empresa de forma satisfactoria, consiguiendo el apoyo de inversores relevantes.
Como ejemplo de éxito cuento en mi haber con varios casos donde una idea nacida de un grupo de científicos brillantes acaba en una empresa cotizada.
Quizás mi experiencia más relevante fue Sygnis AG, una empresa que comenzó siendo un proyecto de investigación en polimerasas, enzimas utilizas para la amplificación del ADN (copia del ADN) liderado por dos científicos de primer nivel como son el Dr. Luis Blanco y la Dra. Margarita Salas.
Dicho proyecto de investigación dio el paso a una pequeña Biotech denominada XPol, dentro de la incubadora Genetrix. De ahí, dio el salto a la bolsa alemana, donde, tras varias ampliaciones de capital cerradas de manera muy satisfactoria, escindió una parte de su actividad y la vendió a la compañía de reactivos inglesa Abcam por una cuantía muy relevante, y la otra parte la sacó a cotizar al mercado alternativo ingles (AIM) , teniendo una valoración actual de entorno a los 200 millones.
Los científicos que han estados implicados en esta historia han tenido una visión empresarial relevante, pero, sobre todo, han estado abiertos a aprender y a dejarse aconsejar por personas expertas en el área de gestión, siendo conscientes de que el éxito no solo depende de la idea inicial;de lo que uno quiere desarrollar. Conseguir alinear los intereses de inversores y científicos es fundamental para que el proyecto triunfe.
Soy una convencida de que podemos mejorar. Hay países donde esta sintonía entre inversores y científicos esta mucho más avanzada, y esos países tienen ahora mismo una ventaja competitiva sobre nosotros Pero esta ventaja se puede reducir, y nosotros podemos aprender a jugar en la liga de los “grandes” si promovemos una formación más global, y conseguimos acercar las expectativas de inversores e investigadores. Mi intención es añadir un granito de arena en aras de promover ese acercamiento.
Por: Pilar de la Huerta