Si Jorge Luis Borges es la literatura fantástica en «tiempo de tango», digamos que la literatura fantástica en «tiempo de jazz» le pertenece a Julio Cortázar
Pedro Crenes Castro, coordinador del Viernes Cultural: Literatura Panameña | Viernes Cultural [email protected]
Queremos tanto a Julio
Reseña por: Pedro Crenes Castro
Hojeo y releo sus cuentos, como Vargas Llosa, y le doy la razón en el hecho de que «la verdadera revolución de Cortázar está en sus cuentos».
Queremos tanto a Julio
.«Aquel domingo de 1984 acababa de instalarme en mi escritorio para escribir un artículo, cuando sonó el teléfono. Hice algo que ya entonces no hacía nunca: levantar el auricular. “Julio Cortázar ha muerto —ordenó la voz del periodista—. Dícteme su comentario”. Pensé en un verso de Vallejo —“Español de puro bestia”— y, balbuceando, le obedecí. Pero aquel domingo, en vez de escribir el artículo, me quedé hojeando y releyendo algunos de sus cuentos y páginas de sus novelas que mi memoria conservaba muy vivos. Hacía tiempo que no sabía nada de él».
Así arranca el prólogo que escribió Mario Vargas Llosa en el año 1992 para los Cuentos completos de Julio Cortázar, del que en este año 2024 conmemoramos 110 años de su nacimiento y 40 de su fallecimiento. Alfaguara reedita los cuentos completos del que es uno de los escritores hispanoamericanos más queridos, y bajo cuya sombra tutelar nos acogemos más de uno para perseguirlo por el laberinto de Los reyes o por las calles del París de Rayuela.
Si Jorge Luis Borges es la literatura fantástica en «tiempo de tango», digamos que la literatura fantástica en «tiempo de jazz» le pertenece a Julio Cortázar. No solo ambos han hecho literatura fantástica, sino que también han reflexionado sobre ella y ejercido, a su pesar, pero con conocimiento de causa, un magisterio que dinamitó las formas, los límites y las fortalezas del género cuento en lengua española. Cortázar siempre será el eterno hermano mayor al que queremos imitar y Borges (aquí nos ponemos muy freudianos y psicoanalíticos) el padre que queremos matar.
A Julio, que queremos tanto, le debemos esa gran metáfora de la actitud de América ante las dictaduras que nos escribió en un cuento que, de alguna forma que ya elaboraremos más profundamente, dialoga con Desapariciones, de Rubén Blades: Casa tomada. Cuento fantástico —de lo «extraño cotidiano»—, narra el repliegue hasta el exilio de los protagonistas de su propia casa, y cómo el miedo nos hace desaparecer expropiándonos la libertad y la seguridad de la casa, y cómo los protagonistas no son capaces de detener las voces que los atormentan. Quizás uno de los más recordados de Cortázar.
Y también le debemos la división del mundo en Cronopios y Famas (aunque nos olvidamos de las Esperanzas), y el mundo todavía sigue jugando (como con Rayuela, ni novela ni nivola, puro cuento, puro Quijote), y se ponen de largo y quizás de moda, los microrrelatos aunque no se sabía lo que eran o se intuían: en Julio Cortázar todo era juego, poesía y jazz, no solo en ritmo, sino en aquello del jam sesion, el tempo, la medida precisa de improvisación que ha generado tanta literatura.
Quizás Julio Cortázar se retrató en estas palabras de Los reyes —yo lo encuentro tan nítido aquí, como una premonición—: «Se habla ya tanto de ti que eres como una vasta nube de palabras, un juego de espejos, una reiteración de fábula inasible». No se me ocurren mejores palabras para dejar claro lo que el autor de El perseguidor es y significa: una vasta nube de palabras que sigue generando más palabras, replicándose en los escritores de todas las esquinas de América Latina.
Hojeo y releo sus cuentos, como Vargas Llosa, y le doy la razón en el hecho de que «la verdadera revolución de Cortázar está en sus cuentos». Y aquí está para mí la prueba, en esta conferencia de La Habana que dictó Julio, Algunos aspectos del cuento: «La única forma en que puede conseguirse este secuestro momentáneo del lector es mediante un estilo basado en intensidad y en la tensión, un estilo en el que los elementos formales y expresivos se ajusten, sin la menor concesión, a la índole del tema, le den forma visual y auditiva más penetrante y original, lo vuelvan único, inolvidable y lo fijen para siempre en su tiempo y en su ambiente y en su sentido más primordial… Si no tenemos una idea viva de lo que es el cuento, habremos perdido el tiempo…»
Pedro Crenes Castro, coordinador del Viernes Cultural Literatura Panameña | Viernes Cultural [email protected]
Pedro Crenes Castro (Panamá, 1972), es escritor. Columnista y colaborador en varios medios panameños y españoles. Ha ganado dos veces el premio Nacional de Literatura Ricardo Miró de Panamá y dicta talleres literarios. Vive en España desde el año 1990.