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Cerca de 20,000 investigadores y científicos españoles viven y trabajan en el exterior.

Por países, lidera esta presencia española Estados Unidos (28%), Reino Unido (18%) y Alemania (17%).

Ocurre que la lejanía es solo un modo de estar que no niega la posibilidad de compartir conocimientos e incluso la posibilidad de regresar.

Desde esta perspectiva, se funda en el año 2018, la Red de Asociaciones de Investigadores y Científicos Españoles en el Exterior (RAICEX), que entre otros objetivos “busca favorecer el intercambio de experiencias y conocimientos entre los investigadores y científicos españoles residentes en el exterior y todos los agentes del Sistema Español de Ciencia, Tecnología e Innovación”.

De esos cerca de 20,000 científicos españoles en el exterior, 3,500 forman parte de RAICEX.

Esta organización representa a 18 asociaciones, en los cinco continentes, integrada por estos más de 3.500 investigadores y científicos españoles en el exterior.

Son varios sus objetivos, entre otros, “dar apoyo a los científicos y difundir el valor de la ciencia desde una perspectiva global, transmitiendo el conocimiento y la experiencia adquirida en el exterior”.

De esta iniciativa, entre otras historias de mucho interés, conversó la Dra. Eva Ortega-Paíno, a propósito del diálogo Sobre las Mujeres científicas, las redes científicas y la equidad de género en la ciencia desde la experiencia española, invitada por la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt), como parte de las reflexiones de marzo, mes del Día Internacional de la Mujer.

Ortega-Paíno es Doctora en Ciencias Químicas por la Universidad Complutense de Madrid en la especialidad de Bioquímica y Biología Molecular.

Ejerció gran parte de su carrera científica, tanto en el ámbito académico como en la industria, entre Suecia y Noruega.

En la actualidad reside en España. Es directora científica del Biobanco del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), secretaria general de RAICEX y vicepresidenta de la Asociación de Científicos Españoles en Suecia.

Su compromiso con la ciencia y la lucha contra el cáncer, es una batalla que libra por amor al saber y la memoria de su esposo, padre de sus tres hijos, a quien perdió, hace ocho años, por culpa de esta enfermedad.

Vivir en el exterior cerca de 17 años, le permitió conocer de primera mano el sentido de la diáspora española y cómo asociarse da buenos frutos.

Asociarse por la ciencia

Recuerda, que entre los años 2008 y 2010, la crisis en España ocasionó una notoria fuga de cerebros.

En su caso, se marchó antes, en 2002: “Todavía había auge científico y la idea era que volviera a revertir al país, pero por distintas razones, en particular por proyección de futuro, Suecia me ofrecía unas oportunidades que no tenía en España”.

Esta emigración científica desde España inicia en 2010.

Dos años después, en 2012, se crea en Reino Unido la primera asociación de científicos españoles. “Cuando se vio que funcionaba, crearon asociaciones hermanas”.

Entre 2014 y 2015, nacen entidades como la Asociación de Científicos Españoles en Suecia, de la cual Ortega-Paíno fue su vicepresidenta.

En esta época se funda el primer Consejo de Residentes Españoles en Suecia. Fue presidenta un año y le permitirá representar a la ciudadanía española, además de exponer inquietudes en distintos ámbitos: Mujer y ciencia, cultura, pensiones… en general temas que afectaban a la ciudadanía española en el exterior.

Lo cierto es que este tipo de asociaciones crecen acompañadas de las embajadas de España en el mundo y a la fecha dan sentido a RAICEX que como ya se explicó, logra agrupar a estos 3,500 miembros, residentes en cinco continentes y quienes, a su vez, están integrados a las 18 asociaciones (Ver el mapa: RAICEX)

“Nuestra misión es clave: favorecer el intercambio de experiencias y conocimientos entre los investigadores y científicos y todos los agentes de la ciencia y la innovación”, explicó Ortega-Paíno.

RAICEX sirve “como órgano asesor, analiza la información de todas las asociaciones y es catalizador de estas relaciones en materia científica, contribuyendo al progreso de la ciencia en España”, detalló.

Además, “apoya a los investigadores y científicos en materia de movilidad, ofrece orientación, formación y contactos”.

Otros objetivos:

Difundir, dar prestigio y visibilidad

Favorecer las relaciones internacionales y la coperación

Compartir la experiencia y los conocimientos adquiridos.

Reflexiona que funcionan como asesores gratuitos de estos 18 países en los cuales existen organizaciones de científicos españoles (en América solo están en Estados Unidos y México) y la finalidad “es contribuir al sistema conjunto de ciencia, tecnología e innovación” (Ver cuadro: Representación de científicos españoles en el exterior)

Son cuatro sus ámbitos de actuación:

-En la formación de los investigadores y científicos

-En la comunicación con la sociedad

-En la internacionalización de la comunidad científica

-En el asesoramiento al Sistema Español de Ciencia, Tecnología e Innovación

De igual modo, otra de las metas de la Red es acompañar el retorno de los científicos españoles que están en el exterior “en un sistema que les abra la puerta, sea competitivo y estable”.

Comentó que RAICEX, como parte de su gestión de diplomacia científica, realiza jornadas de divulgación e incluso sostuvieron encuentros con el Rey de España, Felipe VI, “quien prometió que en cada viaje se reuniría con la diáspora española”, comentó Ortega-Paíno

Entre otras acciones de diplomacia científica de RAICEX, forman parte de los debates sobre el pacto para la ciencia y la innovación e impulsan acciones en la visión de recuperar el talento que se ha marchado, con la perspectiva de darles estabilidad y no permitir que se vuelvan a ir.

Ciencia y equidad

Desde la mirada de equidad de género y el papel de las mujeres en ciencia, también las 18 asociaciones que representa la Red estudian esta realidad.

En concreto, la asociación de científicos con sede en Reino Unido, entrevistó a 63 instituciones españolas sobre el tema de género y el trato igualitario. Las conclusiones se repiten: son necesarias políticas de conciliación y de educación.

“Hay que tener corresponsabilidad en las tareas: la pandemia ha puesto la luz en muchas deficiencias”, advirtió la científica.

Comentó que en España “se ha visto un decrecimiento terrible de las mujeres en publicaciones” porque en pandemia y con teletrabajo, “llevaban toda la carga de los niños, la compra, de hacer la comida…”

En esta misma encuesta promovida desde Reino Unido, un fenómeno recurrente se expresó: “La autoestima; el síndrome del impostor en las mujeres: creemos que no estamos preparadas para ciertos cargos”.

De hecho, la encuesta reveló que si se presenta la opción de ocupar un puesto de autoridad, la mujer se autoimpone entre ocho y nueve requisitos, mientras el hombre se cree preparado.

En su caso, la experiencia escandinava fue enriquecedora: si bien las preocupaciones en temas de equidad son similares, pudo tener un año de baja maternal, recibir un pago de 80% de su salario y el tiempo ausente no se contabiliza cuando se solicita un proyecto de investigación, política que ya se ha insertado en España.

En esta perspectiva, la diplomacia científica, y el compartir el conocimiento, ayuda a aplicar las mejores prácticas de uno a otro país.

La ciencia es internacional, precisó Ortega-Paíno, no entiende de fronteras y es vehículo de conocimiento y asesoramiento.

La pandemia, cabría agregar, lo ha demostrado y hoy por hoy se sabe más, y se sana más, gracias a los embajadores de lujo, los científicos, dispuestos a dialogar en el mismo idioma: el del bienestar común.