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Dra. Rocío Alurralde Miranda

No es fácil mantener la cordura cuando estás al borde del precipicio. En Venezuela hay una situación mantenida de caos y zozobra, la cual se acentúa cada vez más en toda la población y genera la sensación de estar amenazado y presionado de manera constante, al borde del precipicio.

El cuerpo es el vehículo de choque frente a este estrés tan largo mantenido y sin  asomo de cambios para bien.

Nos preguntamos: ¿Cómo hace el ciudadano común para no perder la cordura, en este sombrío panorama?

Para responder a esa interrogante, elaboré una encuesta con la misión se recoger testimonios venezolanos y determinar cómo lograr sobrevivir sin colapsar en el intento.

Entrevisté a 20 personas, de diferentes estratos sociales, en edad media de la vida, activas laboralmente, de clase media.

Enumero los factores de protección, los recursos y fortalezas en orden de importancia, que citaron los entrevistados.

La familia. Todos sin excepción, la señalan como el motor en su entorno. Les da fuerza «pa’ echar pa’ lante» como decimos coloquialmente. Los venezolanos somos muy familiares, disfrutamos y sufrimos en familia.  Tenemos cohesión e identidad familiar, soporte y a la vez una gran motivación de adaptación a las fuertes circunstancias que enfrentamos.

Una joven y brillante chica, lleva tatuados cuatro corazones en el antebrazo. Al preguntarle sobre el simbolismo dijo: Es mi familia, papá, mamá, mi hermana y yo.

«Cuatro corazones y un solo latido»

Más gráfico imposible.

Las fortalezas personales. Todos los entrevistados nombraron cultivar la fe, bien sea apoyada en una religión estructurada o por su cuenta. Paciencia, tolerancia y esperanza, se mantienen a pesar de no existir cambios de fondo, ni de forma, en el panorama.

Los logros personales como el aprendizaje permanente en cualquier área, sintonizar con la vida, apreciando y conmoviéndonos con lo que nos rodea, la capacidad de servicio, tratando de mejorar y mantener cierto estándar de vida, entre otros, son factores que nos hacen asumir espacios, empoderarnos y transformar nuestro círculo de vida, con miras al logro del bien común.

Refiere una líder comunitaria, quien dirige un condominio de aproximadamente 200 casas: «Me da grandes satisfacciones;  siempre hay algo por lograr. No nos llega agua hace mucho tiempo, aunamos esfuerzos y estamos terminando el pozo que surtirá a toda la urbanización.  Nos dimos cuenta que solo nosotros, unidos, podemos satisfacer nuestras necesidades.

La pareja es factor fundamental para mantener la estabilidad, equiparar la carga, sentirse amado, comprendido y soportado. Alivia la carga. Las familias nucleares, con hijos pequeños, tienen mayor esperanza de vida. Todos los entrevistados, con pareja, la describieron como su aliciente de vida.

El trabajo. Aun cuando en muchas ocasiones el sueldo es simbólico, genera ganancias secundarias al sentirse en equipo, socializar día a día, sentirse útil y activo.

«Prefiero estar en el trabajo; me siento útil y no pienso ni me atormento. Ni me doy cuenta de lo que está pasando en mi entorno», dice una joven licenciada en Enfermería, quien labora en un hospital de la comunidad.

Fuentes de placer. Proporcionan equilibrio entre tensión  y distensión, estrés y distrés. Todos los encuestados citaron una fuente como parte de su rutina:  deportes, escuchar música, aprender e incursionar en otras áreas, reuniones sociales ocasionalmente. 

Celebrar todo lo que lo amerite, como se pueda.

Sé de un grupo de canto de damas, la mayoría de la tercera edad, quienes se mantienen activas en la medida de lo posible.

Proyectos de vida. Algunos dijeron tenerlos a corto plazo. Como es frecuente, las poblaciones sometidas a presiones socioeconómicas tan fuertes, sobreviven y no se proyectan al futuro. La mayoría no mencionó ningún proyecto a mediano o largo plazo.

Dejo para el final los cambios emocionales y de conducta desencadenados por la situación.

Los más frecuentes son ansiedad, trastornos de sueño, tristeza, depresión, incertidumbre, miedo, alteraciones

psicosomáticas, astenia, apatía, irritabilidad, cansancio permanente, entre otros. Todos, con una excepción, mencionaron síntomas.

Conclusiones

El venezolano, ante la crisis, hace grandes esfuerzos para adaptarse, responde, como vimos, con gran variedad de síntomas sin caer en la patología. 

Esto no significa que no sufra ni padezca. Apela a la resiliencia; el buen humor que nos caracteriza, el temperamento y la capacidad de verse en el otro. Pensamos más en plural que en singular. Obviamente, esta referencia es para el común de la población; no abarca a los privilegiados del régimen.

Sigue sintiéndose venezolano, con fuerte identificación con nuestros valores, creencias, cultura, capacidad de servicio y de improvisar para responder a las diversas contingencias a la que está expuesto.

Practica disciplinas como meditación,  yoga; ejercita la pintura y la escritura. Incursiona y explora buenos aprendizajes. Conozco a un colega experto en covid-19, quien abrió un espacio en redes y  diariamente aporta sus conocimientos  a la colectividad.

Fe es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve. Hebreos 11.1.

Vivir en la fe es la mejor forma de evolucionar, poniendo toda tribulación en un poder superior y manteniendo la confianza en que todo tiene un fin.

Desde que nacemos estamos aprendiendo; somos aprendices natos. El hacerlo consciente e incursionar en diversas áreas, dentro de los posible, tales como meditar, yoga… o cualquier disciplina, ampliará  el modelo de vida y nos sintonizará con el principio  de la existencia.

La situación externa difícil es la que nos da oportunidad de crecer. Viktor Frankl.1947-1999.

Qué mejor referencia. Este médico psiquiatra, austriaco, sobreviviente del holocausto, interpretó toda su dura experiencia como una oportunidad para evolucionar y encontró sentido a la vida.

Mantengámonos dignos, trascendiendo a esta realidad que no esperábamos, con amor y aprecio de la vida.

Miremos al cielo para activar la creatividad, escribiendo nuestra historia basada en una buena relación con nosotros mismos.

En los momentos de flaqueza, busque ayuda; no tiene por qué atormentarse. La salud mental es una prioridad.

En este artículo me enfoqué en resaltar los factores que » dan vida a la vida». La idea es que los conozcamos y así no colapsar en la experiencia.

¡No decidimos lo que nos toca vivir, pero podemos elegir cómo responder ante todo desafío en la vida!

Dra. Rocío Alurralde Miranda

La Dra. Rocío Alurralde Miranda es médico psiquiatra y psicoterapeuta.

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