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Dra. Hisvet Fernández

El concepto «adicción sexual» no está en el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales de la Asociación Psiquiátrica de los Estados Unidos. Pero, para su próxima edición, estudian la posibilidad de incluir el término «desorden hipersexual».

La adicción al sexo o el Trastorno Compulsivo Sexual es una conducta persistente en las personas que les impiden manejar su comportamiento sexual, afectándole y provocándole sentimientos de dependencia y abstinencia sexual.

Se expresa por la presencia de impulsos, fantasías y pensamientos recurrentes e intrusivos de carácter sexual que llevan a la persona a realizar conductas compulsivas para satisfacerse sexualmente.

Cuando una persona quiere parar sus deseos sexuales pero no puede, a pesar de múltiples intentos, lo más probable es que sea adicto al sexo.

Esta adicción puede tener origen ambiental-social: fracaso escolar; familia desestructurada y problemática; haber sufrido abusos emocionales y sexuales en la infancia o adolescencia, educación sexual genitalizada, coitocéntrica y falocéntrica, represión del autoerotismo en primeras etapas de la vida.

En los hombres puede ser expresión del “machismo” presente en la cultura patriarcal y la exposición temprana (infancia y adolescencia) a la pornografía con un elevado consumo de esta entre otras causas.

De origen biológico: problemas hormonales en niveles elevados de dopamina, serotonina y noradrenalina y de origen psicológico: baja autoestima, problemas de personalidad que encuentran una vía de escape y desahogo a sus problemas personales, sociales y emocionales en la práctica sexual, como efectos del estrés postraumático producto de actos de carácter sexual, y en los hombres como expresión del ejercicio del poder por medio del sexo entre otras.

Es mucho mas frecuente en los hombres que en las mujeres.

Del 6% de la población que se calcula es adicta al sexo, solo 1/5 son mujeres, el resto son hombres. La frecuencia del problema se está incrementando porque más personas se están haciendo adictas a la pornografía por internet.

Sucede que el placer que genera la relación sexual se convierte en una necesidad irrenunciable y da lugar a pensamientos recurrentes sobre el sexo a lo largo del día, una necesidad compulsiva de tener relaciones sexuales, expresiones sexuales explícitas inapropiadas e inoportunas, necesidad de incrementar la intensidad y la frecuencia de las relaciones sexuales, el no reconocimiento del problema y su negación, como pasa con cualquier adicción, la creencia de poder controlar su conducta en cualquier momento, el contacto sexual logra aliviar los síntomas, pero no los elimina porque siempre hay insatisfacción.

De esta manera la insatisfacción puede empujar a la persona a la repetición inmediata de la conducta.

Una persona adicta al sexo presenta pérdida de control sobre sus impulsos sexuales, experimenta síndrome de abstinencia, desarrollar una fuerte dependencia psicológica y tiene una pérdida progresiva de interés por otras actividades.

También suele presentar irritabilidad cuando no puede realizar la conducta sexual y ser rechazado por su pareja sexual, tiene una preocupación frecuente por la sexualidad, tiene más conductas sexuales de las que se desea, destina gran parte del tiempo a buscar actividades de índole sexual pornográfico y tiene un fuerte deseo sexual junto con la incapacidad para controlarlo.

Encontramos también la ansiedad sexual, que puede o no acompañar a la adicción sexual. Los hombres son mas proclives a sufrir adicción al sexo ya que hay una persona, por lo general mujer, que es objeto sexual y se le instrumentaliza para satisfacer al hombre en su adicción.

Sobre ella recaen las conductas de acoso y abuso sexual propias de los adictos sexuales.

Las mujeres, por su parte, al presentar bajos niveles de adicción al sexo sufren más de ansiedad sexual, que se relaciona con un gran temor y fijación en su desempeño sexual.

La educación sexual de las mujeres como seres para otros y objeto sexual de y para los hombres las hace vulnerables a padecer de ansiedad sexual y concentrarse en si lo hacen bien o no para ellos.

Vemos cómo la educación sexual recibida, con sus roles de género asignados condena más a los hombres a la adicción sexual y a las mujeres a la ansiedad sexual.

El tratamiento terapéutico a la adicción al sexo y a la ansiedad sexual debe ser personalizado y efectuado por profesionales de la psicología con especialización en la sexualidad tanto para el diagnóstico como para su tratamiento.

Dra. Hisvet Fernández

Psicóloga social, feminista, activista de los DDHH de las Mujeres y los Derechos Sexuales y Reproductivos, directora del Centro de Capacitación para la Vida (Cecavid). Integrante de la Alianza Salud Para Todas. Coordinadora del Observatorio Venezolano de los Derechos Humanos de las Mujeres, núcleo Lara. 

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