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Cortesía VOA

“No somos un simple entretenimiento. Somos humanos, y hay cosas que suceden entre bastidores que también intentamos compaginar con el deporte” Simone Biles

“Tengo que concentrarme en mi salud mental”, fue una frase reveladora de la campeona estadounidense de gimnasia artística, Simone Biles, cuando anunció que se retiraba de la prueba final por equipos en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, que se celebran en 2021, si bien volvió el martes de esta semana y logró medalla de bronce en la final olímpica de barra.

Las palabras de Biles, además de merecer el respeto unánime del mundo, generaron un importante y oportuno debate con respecto a la salud mental, que en este caso, además de la presión pública y física que afecta a los deportistas, suma su pasado de lucha y valentía.

Me he prometido a mí misma que mi historia será mucho más grande que esto y prometo a todos ustedes que nunca voy a darme por vencida“, escribió en su momento citada por BBC News en el artículo Simone Biles, la extraordinaria vida de la gimnasta olímpica que superó una dura infancia y el abuso sexual (https://www.bbc.com/mundo/deportes-57984320), que retrata su vida y su capacidad de trascender a la adversidad.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) “la depresión afecta a más de 260 millones de personas en el mundo, mientras que alrededor de la mitad de todas las afecciones de salud mental comienzan a los 14 años. El suicidio es la cuarta causa principal de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años”. 

Entre los jugadores de fútbol activos, de acuerdo con la Federación Internacional de Futbolistas Profesionales, “el 23% reporta alteraciones del sueño, mientras que el 9% ha reportado depresión y otro 7% sufre de ansiedad. En los jugadores retirados, estas cifras aumentan, con un 28% luchando por conciliar el sueño y la depresión y la ansiedad afectando al 13% y al 11% respectivamente”.

“A medida que continúa la pandemia de covid-19, es tan importante como siempre cuidar nuestra salud mental y física”, dijo el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, quien expresó su satisfacción por “la campaña #ReachOut, encabezada por la FIFA para alentar a la gente a hablar sobre su salud mental”.

Dos psicólogas panameñas, Julieta Lau Sang y María Carla Sayavedra Pace, nos comparten su análisis sobre la realidad de la salud mental, a propósito del debate generado en los Juegos Olímpicos, como una lección para la familia, la sociedad y nosotros mismos.

Visibilizar la salud mental

-¿Cómo puede ayudar la declaración de la joven Simone Biles a visibilizar la salud mental?

J. Lau: Definitivamente las valientes declaraciones de la galardonada atleta, al igual que las de otras figuras públicas en Estados Unidos y otras partes del mundo, pueden tener un fuerte efecto sobre otros y otras sobrevivientes de experiencias traumáticas: puede inspirar a otras y otros sobrevivientes que están o pasaron por lo mismo, a romper el secreto, a no sentirse solas o a impulsar a personas que tienen sospechas o conocimiento, a hacer denuncias. 

Convengamos que, por la naturaleza de los abusos sexuales, especialmente a menores, romper el secreto, requiere de gran esfuerzo y valentía, ya que él o la perpetrador(a) dedicó suficiente tiempo a minar la autoestima de la víctima y a distorsionar conceptos como el amor, el afecto sano y el autocuidado. 

Así que, aunado a la vergüenza que muchos sobrevivientes sienten (incluso en los casos de ataques o asaltos sexuales), para los sobrevivientes de estos casos como Simone Biles,  es un importante logro.

La vergüenza y la culpa no tienen razón objetiva de ser, pero es parte de las consecuencias.

 Los efectos de los abusos suelen ser devastadores y puede tomar algún tiempo recuperarse. Ciertamente, para una atleta de alto rendimiento, que muchas veces antepuso el entrenamiento y las victorias antes que dolores, fracturas, contracturas, declarar su retiro de las Olimpiadas Tokio 2020, fue otro acto de valentía en el que ella estaba validando sus necesidades psicológicas y escogiendo cuidarse. Son decisiones que por lo regular, no se toman a la ligera ni de manera impulsiva. 

Si el dicho africano que dice “se necesita de una aldea para criar a un niño” es cierto, entonces estas declaraciones, deberían hacer que como “aldea”, nos preguntemos: ¿cómo estamos aportando al problema? ¿cómo podemos proteger a las personas de estas situaciones? ¿Qué tan importantes son para nosotros las medallas, el dinero, la belleza, los bienes?¿están por encima del bienestar de alguien más? 

Las soluciones están en nuestros valores, nuestras costumbres, nuestras leyes… en apoyar a las víctimas y en que los profesionales de la salud especializados, brinden apoyo a padres, instituciones y gobiernos a encontrarlas.

M. Sayavedra: A lo largo de la historia en el deporte, los y las atletas no habían tenido la oportunidad, hasta el momento, de expresar sus creencias, emociones y poner un límite cuando sienten que no pueden dar más en un respectivo momento de sus carreras. Ya sea por un tema de imagen, respeto o disciplina, los y las atletas sólo se dedicaban a cumplir con objetivos deportivos, siendo pocos o hasta escasos los espacios para trabajar en la Salud Mental de los mismos.

Las declaraciones de Biles son un llamado de alerta dentro del ecosistema deportivo que permitirá abrir campo a trabajar en el estado mental de todo aquel que forme parte del entorno, no sólo de los y las atletas. Este es un tema del cual todo aquel que forme parte del ámbito tiene que conocer y contar con las herramientas o personal de Salud Mental especializado para abordarlo. Es por ello que las Ciencias de la Salud cuenta con la Psicología Deportiva, una rama que permite atender y prevenir casos como el de Biles.

-¿Cómo lograr que la presión deportiva, y de ganar, no se convierta también en un obstáculo a vencer por parte de estos jóvenes?

J Lau: La experiencia de muchos atletas sobrevivientes es que él o la abusador(a) se aprovechó de su deseo de ganar para maltratarle o para abusarle. La mejor herramienta para prevenirlo es enseñar desde temprana edad, que la conducta no es lo mismo que la valía de uno como ser humano (soy bueno gane o no gane) y enseñar con respeto y tranquilidad (no amenazas y ansiedad), el respeto al cuerpo propio, llamar los genitales por su nombre y dejar en claro qué es un contacto adecuado y uno que no lo es.

Igualmente, procurar conversar con los niños tanto de cosas agradables como desagradables (no solo el clásico “¿hiciste la tarea?”, ¿te gustó la película X? ¿qué parte te gustó más?…) De esta manera, si algo ocurriera, él o la menor podrán contarle a la persona adulta directamente que “YZ” persona le tocó la vulva, las nalgas, el pene, le abrazó o le tocó la espalda baja y no le gustó y no correrse el chance de que la persona adulta mal entienda el mensaje porque en lugar de los nombres anatómicos del cuerpo, él o la menor dijo “galleta” o “conejo” o cualquier otro eufemismo que se nos pueda ocurrir.  Ejemplo: “a la hora de la merienda, YZ me tocó la galleta cuando fui al baño”.

Además, para los atletas de alto rendimiento, aceptar y comprender que el cuerpo forma parte del ser (el cuerpo y la mente forman parte del ser) y que solo se puede ser un ser humano.

Cuando se trate de exámenes o tratamientos médicos o fisioterapéuticos o de osteopatía, el adulto debe asegurarse de que sea efectuado por un(a) profesional certificado(a) y tanto el adulto como el menor deben recibir información completa de los procedimientos antes de que se inicie algún procedimiento.

También debemos promover que los niños puedan confiar en su intuición. Muchas veces el cuerpo nos dará la señal cuando alguien se ha acercado o nos ha tocado de manera que ha sido incómoda. 

M. Sayavedra: La presión en el deporte forma parte de la dinámica de trabajo deportiva, siempre va a existir, lo importante es cómo él o la atleta la entiende, vive y gestiona dentro de su disciplina y si cuenta con las herramientas mentales necesarias para afrontarla.

Cuando se entiende “el ganar” como un resultado, producto del proceso deportivo y no como el todo, no será visto como un obstáculo, sino como parte del proceso deportivo. Dentro del entrenamiento mental se les enseña a los y las atletas que el deporte se vive en diferentes etapas y que enfocarse en el presente es la opción más sana y real que tienen para alcanzar sus objetivos

-¿Cobra hoy particular importancia el hecho de reforzar la asistencia psicológica a quienes compiten para evitar que un fracaso en el campo deportivo se convierta en un fracaso de vida? 

J Lau: Definitivamente. Los seres humanos tenemos la capacidad de aprovechar los beneficios que nos da el tener diferentes roles (atleta, amiga, hijo…) diferentes actividades (entrenar, cantar, bailar, tejer, sembrar)  y relaciones (amistades, familiares, mascotas, naturaleza) sobre las cuales construir nuestra identidad.

M. Sayavedra: En la Psicología Deportiva se trabaja la relación que pueda existir  o el significado que tiene la palabra “fracaso”, es por ello que debemos entender, desde la humildad deportiva que los atletas no fracasan, simplemente, alguien lo hizo mejor en ese momento.

También es importante entender que “el éxito de otros, no es mi fracaso y tampoco define mi rendimiento como atleta”.

La mentalidad que se les desea mostrar a los atletas es que sean capaces de priorizarse en todo momento para que una pérdida en resultados no sea vista como un fracaso, sino como una oportunidad de aprendizaje, crecimiento y mejora.

4-¿Podemos decir que hay un nuevo momento para la salud mental luego de Tokio 2020? 

J Lau. Confío en que sí. La pelota está en nuestras manos. En la medida en que sobrevivientes, sus seres queridos y los profesionales, instituciones y políticos aprovechemos sanamente estas terribles experiencias, las convirtamos en mensajes de inspiración, en crear conciencia, leyes, política, apoyo y en que los medios continúen ayudándonos a hacerlo, el silencio y los perpetradores, tendrán menos recursos sobre las víctimas.

M. Sayavedra: Los Juegos Olímpicos nos han dejado muchas lecciones de Salud Mental y valores en el deporte. Más allá del caso de Biles, los atletas nos han enseñado la importancia de que si cuidan su salud mental durante su proceso deportivo, lograrán lo más importante para ellos y ellas que es disfrutar la experiencia, buscar aprender, crecer y ser mejores en su disciplina. El deporte para él o la atleta debe ser un trabajo personal, (no una responsabilidad o el peso de un país) en el que cuenten con el ambiente y personas indicadas para su formación.

He tenido la oportunidad de decirle a los y las atletas con quienes trabajo que “este es tu logro y es un honor para el país que seas tú quien lo represente”.

Recordemos que más allá de un atleta existe un ser humano y que su salud mental funciona igual que la física: si se rompen un hueso, no pueden continuar en la competencia. Igual pasa con su salud mental.