La consejería, terapia y atención en salud mental, incluso los servicios legales orientados a la conciliación, proporcionan un espacio seguro y profesional
Por: Lina Vargas
La autora es abogada y especialista es consejería familiar. Tiene más de 43 años de experiencia profesional, 17 de los cuales fue juez de familia
La salud mental juega un papel fundamental en la prevención y resolución de conflictos dentro de las relaciones familiares y matrimoniales. Muchas veces, antes de considerar la opción de un divorcio, es crucial que las personas se acerquen a profesionales de diversas disciplinas para abordar los problemas subyacentes que afectan su bienestar emocional y psicológico.
El enfoque interdisciplinario es esencial, ya que cada conflicto conyugal o familiar puede tener múltiples capas de origen que requieren atención especializada. No se trata solo de un problema judicial, sino de un malestar profundo que puede involucrar factores psicológicos, emocionales, sociales e incluso físicos.
En muchos casos, las parejas que enfrentan dificultades no cuentan con el conocimiento adecuado sobre las herramientas y recursos disponibles para resolver sus conflictos, lo que lleva a decisiones precipitadas, como el divorcio, que pueden tener efectos devastadores, no solo para los involucrados, sino también para los hijos y todo el entorno familiar.
En escenarios más complejos, estos componentes pueden acarrear largas y tediosas peleas en tribunales, e incluso detonar tragedias como los crímenes pasionales, o el suicidio de alguno de lo cónyuges, o de los hijos.
La consejería, terapia y atención en salud mental, incluso los servicios legales orientados a la conciliación, proporcionan un espacio seguro y profesional para explorar las causas de los conflictos y ofrecer soluciones efectivas y menos costosas.
Este tipo de intervención permite identificar problemas que a menudo son desconocidos o ignorados por los propios miembros de la familia, como trastornos emocionales, estrés, falta de comunicación o patrones destructivos de comportamiento.
La intervención temprana a través de profesionales capacitados, puede prevenir el agravamiento de la situación, evitando consecuencias perjudiciales a largo plazo, especialmente para los hijos quienes, en muchos casos, son los más afectados por las tensiones familiares.
Durante muchos años he sido testigo de la efectividad de contar con el respaldo de un profesional idóneo, comprometido con el bienestar de la familia que pasa por procesos de separación. Su papel puede ser clave en la resolución pacífica de una ruptura irremediable, o en el rescate del matrimonio.
Estoy convencida que antes de solicitar un abogado para divorciarse, las personas deben acudir a consejerías, terapias y profesionales de salud mental, idóneos, los cuales los ayudarían, indudablemente, previo a los diagnósiticos y la aplicación de las terapias respectivas, a salvar su relación de pareja y de familia, como he podido comprobar personalmente, con las personas que oriento y derivo a este tipo de
atención de salud mental, con problemas que muchas veces son desconocidos o negados por los
propios cónyuges.
Particularmente, recomiendo que al momento de elegir ese acompañamiento tan esencial se evalúen las referencias y, especialmente, en aspectos importantes como la sensibilidad, prudencia y confidencialidad.
Antes de tomar decisiones radicales, como el divorcio, es crucial asesorarse porque está en juego la sanación de la relación, la preservación y la vida de la familia.
Por: Lina Vargas