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Liderado por la entomóloga Anyi Tuñón y con participación de las investigadoras Anayansi Valderrama, Angélica Castro, Briggitte Henríquez y Anakena Castillo, esperan aportar información relevante y científica sobre los Culicoides y su papel como vectores del virus Oropouche, además de contribuir al desarrollo de estrategias integrales de control y prevención

Por: Violeta Villar Liste con información del ICGES

Enfrentando lo desatendido: Estudio de Culicoides (Diptera: Ceratopogonidae) como vectores potenciales del virus Oropouche, desafío emergente para la salud pública”, es financiado por la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt) a través de la Convocatoria Pública de Fomento a la Investigación y Desarrollo (FID) 2024 

El brote del virus Oropouche (OROV) desde finales del año 2023 en varios países de América del Sur y Caribe, y con reporte de caso por parte de Panamá, genera la necesidad de conocer al principal vector responsable de la transmisión del virus OROV: los Culicoides paraensis, también conocidos como jejenes.

Llenar “importantes vacíos en el conocimiento científico sobre los Culicoides y su papel como vectores del virus Oropouche”, así como “contribuir al desarrollo de estrategias integrales de control y prevención”, son parte de los objetivos de un estudio pionero, liderado por la entomóloga Anyi Tuñón, científica del Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud (ICGES),quien junto a otras investigadoras se ha propuesto estudiar en profundidad estevector poco conocido, pero altamente relevante”.

Tuñón es  entomóloga de profesión. Es licenciada en Biología con Orientación en Biología Animal (2013), egresada de la Universidad de Panamá (UP); especialista en Entomología (2018) del Programa Centroamericano de Maestría en Entomología de la UP y con Maestría en Ciencias Naturales (2022) con Énfasis en Entomología, también de la UP.

Anyi Tuñón

En la actualidad trabaja en el ICGES como asistente de Investigación en el proyecto Estudio de las enfermedades emergentes y síndromes febriles en la población de Darién y migrantes, procesando muestras de vectores causantes de arbovirus.

Gracias al financiamiento de la Convocatoria Pública de Fomento a la Investigación y Desarrollo (FID) 2024 de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt), logró fondos para su proyecto Enfrentando lo desatendido: Estudio de Culicoides (Diptera: Ceratopogonidae) como vectores potenciales del virus Oropouche, desafío emergente para la salud pública”.

Explica que estos jejenes son diminutas moscas hematófagas (se alimentan de sangre) que con apenas 1-3 mm de tamaño, “desempeñan un papel crucial en la transmisión del virus OROV, el cual constituye una amenaza emergente para la salud pública en Panamá y otras regiones tropicales”.

Foto: Roberto Miranda

Con la investigación quiere “comprender la ecología y biología de estos insectos, así como desarrollar estrategias para su control, con el fin de prevenir futuros brotes de Oropouche y educar a la población sobre este vector poco conocido, pero de gran relevancia para la salud pública”.

Acompañan a Tuñón en esta investigación un equipo multidisciplinario y valioso de expertas del Instituto Gorgas: Anayansi Valderrama, Angélica Castro, Briggitte Henríquez y Anakena Castillo.

¿Por qué es vital este estudio?

La autora principal argumenta que “la falta de información sobre los Culicoides y su papel como vectores de arbovirus ha dejado un vacío crítico en nuestra capacidad para prevenir y controlar enfermedades transmitidas por estos insectos. Con el aumento de las migraciones humanas y animales, además de los impactos del cambio climático, se incrementan las condiciones favorables para la proliferación de estos vectores y la transmisión de enfermedades”.

Características de la investigación

Culicoides sp. | Foto: Eduardo Urriola

La investigación se realizará en el corregimiento de Chilibre, “un área con antecedentes de detección del virus desde los años 90, explorando tanto zonas urbanas como rurales con diferentes niveles de intervención humana”.

El estudio durará tres años. La investigación abordará aspectos fundamentales que enumera la autora principal:

  1. Estacionalidad y distribución: Identificar las épocas de mayor riesgo para planificar estrategias de control más efectivas.
  2. Hábitats de reproducción: Localizar los ambientes preferidos por los Culicoides para su eliminación o manejo.
  3. Vigilancia epidemiológica: Detectar la presencia del virus OROV en las poblaciones de Culicoides para determinar las especies involucradas en la transmisión.
  4. Educación comunitaria: Sensibilizar a la población sobre los riesgos asociados a este vector y las medidas de prevención para reducir la propagación del virus.

Impacto esperado en la salud pública

Culicoides sp. | Foto: Eduardo Urriola

Las autoras proyectan que los resultados de la investigación “no solo llenarán importantes vacíos en el conocimiento científico sobre los Culicoides y su papel como vectores del virus Oropouche, sino que también contribuirá al desarrollo de estrategias integrales de control y prevención. La colaboración de un equipo altamente capacitado y el respaldo de instituciones como Senacyt son un ejemplo de cómo la investigación científica puede marcar la diferencia en la lucha contra enfermedades emergentes”.

Amor y pasión por la biología

El interés de Anyi Tuñón por la ciencia comenzó desde muy joven. “Pasaba horas leyendo libros de biología y ciencias naturales, siempre cuestionando cómo y por qué sucedían las cosas. Esa curiosidad sembró la semilla de lo que más tarde se convertiría en mi pasión: la Biología. Para mí, esta disciplina representa la conexión entre una curiosidad innata y la capacidad de transformar ese interés en conocimiento y soluciones concretas”.

Cuenta que comenzó trabajando con insectos acuáticos. Con ellos descubrió su pasión por  “explorar los pequeños detalles que hacen únicos a estos organismos. Durante la maestría en Entomología, dirigí mi enfoque hacia el estudio de insectos vectores, comprendiendo el impacto directo que tienen en la salud pública”.

Señala que a pesar del cambio en su enfoque, “siempre ha sido constante mi fascinación por la taxonomía. Ya sea con insectos acuáticos, vectores u otros grupos, disfruto la precisión y el detalle necesarios para identificar y clasificar especies. Cada espécimen es una pieza fundamental para comprender las interacciones y los patrones del mundo natural”.

Prestar atención al impacto de los Culicoides

Culicoides | Foto: Eduardo Urriola

-¿Cómo comenzó su interés en estudiar de manera específica los Culicoides?

-Mientras la mayoría de los investigadores tienden a enfocarse en insectos vectores más estudiados, como mosquitos, noté que los Culicoides no recibían la misma atención, a pesar de su relevancia como transmisores de enfermedades.

“Al darme cuenta de que eran un nicho prácticamente inexplorado dentro de la Entomología médica me formulé las siguientes ideas: podríamos estar obviando muchos nuevos vectores de enfermedades y cómo se controlarán estos insectos en casos de brotes. Esto, combinado con el hecho de que los estudios existentes sobre Culicoides en Panamá se limitaban principalmente a centros regionales de la Universidad de Panamá, me llevó a identificar un área con un gran potencial de desarrollo”.

Otro aspecto que le atrajo a los Culicoides es su nivel de complejidad.

“La identificación de estas especies es especialmente desafiante debido a sus patrones de alas, algo que no intimida sino que me motiva, porque disfruto el rigor y el detalle que requiere la taxonomía. Me gustan los retos, y trabajar con Culicoides no solo me permite explorar un grupo fascinante de insectos, sino también abrir un camino de investigación que antes no se había abordado a profundidad en Panamá”.

 Ciencia ciudadana

 -A efectos de la ciencia ciudadana, ¿cómo puede una persona diferenciar un jején del Aedes o de otros insectos que causan enfermedad?

Explica que para diferenciar un jején (como los Culicoides) de un Aedes o de otros insectos vectores es importante considerar estos aspectos:

1. Tamaño: los Culicoides son extremadamente pequeños, generalmente miden entre 1-3 mm. Su diminuto tamaño los hace más difíciles de ver a simple vista. Los demás mosquitos son más grandes y visibles al ojo humano.

Culicoides | Foto: Roberto Miranda

2 Apariencia corporal: los Culicoides tienen cuerpos más robustos en proporción a su tamaño.

3. Alas con patrones de manchas (esta característica no es visible a simple vista).

Investigación de caso

-El anuncio de un caso reciente de virus Oropouche genera nuevas expectativas con respecto al virus. ¿Podríamos pensar que existen cambios en la distribución geográfica del mosquito y en su comportamiento?

 -Es muy pronto para responder a esta pregunta, ya que es necesario investigar si este caso es aislado o representa un patrón emergente. Para ello, es fundamental realizar un monitoreo detallado de la distribución y el comportamiento de los vectores, lo que permitirá comprender mejor la situación y mitigar los riesgos asociados. Se sabe que las enfermedades emergentes están fuertemente influenciadas por los cambios ambientales y sociales, lo que resalta la importancia de realizar esta investigación y otras relacionadas.

 -¿Este estudio abordará las manifestaciones clínicas o podría ser otra fase?

-Por el momento no. Pero no descarto esa posibilidad en el futuro. 

La investigadora junto a su equipo manifestó que la comunidad científica y el público en general pueden esperar avances significativos en el control de este arbovirus y una mejor preparación para futuras amenazas a la salud pública, gracias a esta investigación pionera, compromiso que reafirma el papel vigilante del Gorgas en la región.

Por: Violeta Villar Liste con información del ICGES