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Por: María Mercedes Armas (Psicóloga)

La licenciada María Mercedes Armas Barrios es psicóloga egresada de la Universidad Central de Venezuela. Es integrante del Observatorio Venezolano de los DDHH de las Mujeres y del Centro de Investigación Social Formación y Estudios de la Mujer.
@psico.mm.armas
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La Organización Mundial de la Salud define el maltrato infantil de manera amplia:

“El abuso o maltrato de menores abarca toda forma de maltrato físico y/o emocional, abuso sexual, abandono o trato negligente, explotación comercial o de otro tipo, de la que resulte un daño real o potencial para la salud, la supervivencia, el desarrollo o la dignidad del niño en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder”.

En la Convención de los Derechos del Niño (ONU, 1990) se reconoció por primera vez a los niños como sujetos de derecho y las convenciones internacionales han descrito otros tipos de maltratos, cuyas fuentes no son la familia propiamente dicha, sino que tienen su origen en las crisis sociales y grupos de delincuencia organizada, como lo son la trata, tráfico y explotación sexual de niños/as, el maltrato a NNA institucionalizados, en situación de calle  o en situaciones de guerra y desplazamiento, entre otros. Lamentablemente es muy amplio el espectro de describe los diversos tipos de maltrato infanto-juvenil.

En Venezuela tenemos la Ley Orgánica para la protección de niños, niñas y adolescentes, LOPNNA, en la cual se establecen  los deberes y  derechos de las niñas, niños y adolescentes; indicando las faltas y las sanciones a quienes violen estas disposiciones legales. En su Artículo 32 establece que: “Todos los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a la integridad personal, integridad física, síquica y moral; no pueden ser sometidos a torturas, ni a otras penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. El  Estado, las familias y la sociedad deben proteger a todos los NNA contra cualquier forma de explotación, maltrato, torturas, abusos o negligencias que afecten su integridad personal”.

¿Qué tan común es el maltrato infantil?

Lamentablemente es una situación que se ha tendido a normalizar; la principal fuente de maltrato infantil, paradójicamente, es la familia; debido a las prácticas conductas de abandono y de patrones de crianza violentos, en muchas ocasiones se maltrata en nombre de la disciplina y el abuso sexual  es frecuente dentro del núcleo familiar.

A pesar de que los procesos de crianza se han hecho más humanos debido al trabajo que se ha realizado con los derechos de los niños, niñas y adolescentes; aún persiste mucho maltrato en forma de disciplina a nivel cotidiano, tanto a nivel físico como como psico-emocional. En tiempo de pandemia y cuarentena el maltrato infantil ha tenido un incremento lamentable dentro del ámbito doméstico.

Son muchos y variados los factores asociados y generadores del maltrato infantil; podemos mencionar algunos como la falta de educación, la pobreza, antecedentes de maltrato de los padres, problemas de salud mental de los padres, violencia machista, consumo de alcohol y drogas, entre otros.

La detección es de vital importancia. En caso de sospechar que un niño, niña o adolescente es maltratado, hay indicadores y vías de acción que debemos conocer a nivel familiar, escolar y comunitario.

Hablaremos de estos indicadores en la próxima publicación, con el objetivo de estar alerta y realizar la denuncia en caso de ser necesario.

Importante: Si sospecha de que algún niño, niña o adolescente, de su familia o comunidad, está siendo maltratado, solicite apoyo en la entidad policial más cercana o al ente legal responsable, tal como una Defensoría o Consejo de Protección de niños, niña y adolescentes.

Por: María Mercedes Armas – Psicóloga