fbpx
Composición: Pedro Crenes Castro

Hay cierta paz que se deriva de la lectura de la Biblia. Los Salmos tienen ese poder restaurador de palabras balsámicas, al igual que los Proverbios

Pedro Crenes Castro, coordinador del Viernes Cultural: Literatura Panameña [email protected]

Reseña por: Pedro Crenes Castro


Sea cual sea nuestra relación con ella, no cabe duda de que la Biblia es una fuente de constante inspiración para el arte

La Biblia: obligada lectura literaria

Fuente de fe, Palabra de Dios para muchos, el enemigo a batir, compendio de sabiduría, mito antiguo, literatura, belleza o bienestar para el alma, la Biblia se erige como «el» libro por excelencia. El más vendido de todos los tiempos y uno de los más perseguidos, proscritos y tergiversados de la Historia, continúa siendo un semillero para el arte, a favor o en contra de ella, de belleza literaria, que sigue conquistando el favor estético de muchos de los grandes maestros de la literatura.

Para estas fechas, de la Biblia, hay que volver a ver El Evangelio según san Mateo (1964), de Pier Paolo Pasolini, una de las mejores versiones cinematográficas de este libro fundamental que se encuentra en el Nuevo Testamento. O volver a escuchar, como contraste para discutir la figura de Jesús de Nazaret, Jesucristo Superstar (1971), la ópera rock de Tim Rice (autor también de la letra de No llores por mí, Argentina). Como lectura, el propio evangelio de Mateo, sin duda, y también la novela, un best seller de más de 40 millones de copias y quizás descatalogada, En sus pasos, ¿qué haría Jesús?, de Charles M. Sheldon (1896). Los días de asueto acompañan para vivir la experiencia.

Leí, y no encuentro la referencia, que una vez publicada la Comedia de Dante, la gente se apartaba de él por la calle porque creían que había estado de verdad en el infierno. La potencia de las imágenes, que vienen de la mezcla de lo leído en la Biblia junto a la tradición católica medieval de entonces, sumada a las ganas locas de ajustar cuentas con sus coetáneos, la convierten en una de las obras más ilustrativas de la influencia del imaginario bíblico que pasa de la alta cultura al habla popular: como lo kafkiano, todo el mundo entiende o se hace una idea de lo que es un escenario dantesco, aunque no sepa quien es Dante ni haya leído un verso de su obra.

Hay cierta paz que se deriva de la lectura de la Biblia. Los Salmos tienen ese poder restaurador de palabras balsámicas, al igual que los Proverbios, que muestran «los refranes de Dios», que ofrecen cierta luz al momento de buscar guía para el camino. La belleza poética que se nos escapa de los idiomas originales, ha sido suplida por otra belleza, la de traducciones como la de La Biblia del Oso, la primera en nuestra lengua, y desde ella, una serie de traducciones que nos han acercado al texto bíblico, como La Nueva Biblia Española (Luis Alonso Schökel, maestro, hace un trabajo brillante con la poesía hebrea) o La Biblia de Jerusalén, que compiten con la versión Reina-Valera de 1960.

Sea cual sea nuestra relación con ella, no cabe duda de que la Biblia es una fuente de constante inspiración para el arte. En días como estos, en que el ritmo se ralentiza y disponemos de un ambiente general propicio para cierto recogimiento, no dejen de pasarse por este libro fundamental: una palabra viva que no les dejará indiferentes.


Pedro Crenes Castro, coordinador del Viernes Cultural Literatura Panameña | [email protected]

Pedro Crenes Castro (Panamá, 1972), es escritor. Columnista y colaborador en varios medios panameños y españoles. Ha ganado dos veces el premio Nacional de Literatura Ricardo Miró de Panamá y dicta talleres literarios. Vive en España desde el año 1990