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Por: Hisvet Fernández

Sexualidad es personalidad y es relaciones sociales 

El proceso de construcción social de seres humanos con características predefinidas dentro de un sistema heteronormativo, del cómo ser, qué sentir, dónde estar y qué hacer según el sexo atribuido al nacer, le da significados y contenidos a la educación sexual que recibimos y damos y constituye nuestra sexualidad.

Nacemos con cuerpos sexuados y devenimos social y psicológicamente en personas.

Construimos una personalidad (yo), siempre sexuada bajo el influjo del sistema sexo/género que trasciende lo que entendemos como SEXUALIDAD.

Esta abarca tres dimensiones indivisibles que la constituyen ya que somos unidades bio-psico-sociales. 

SEXO (dimensión biológica) mi cuerpo, mis genitales y algo más  

Se refiere a las características biológicas que determinan diferencias físicas/fisiológicas entre seres humanos y que son relativamente estables.

Se trata de todos los procesos de origen y desarrollo del ser humano desde su concepción, pasando por su desarrollo intrauterino, nacimiento como macho, hembra o intersexual y sus características biológicas y fisiológicas relativamente estables, que le acompañan hasta la adultez y la muerte.

Incluye varios sexos: sexo genético o cromosomático; sexo gonádico o fenotípico; sexo hormonal; sexo corporal (sexo gonojórico, genital externo, somático); y sexo de asignación como niña, niño o intersexual. 

SEXUALIDAD (dimensión psicológica)

En esta dimensión se reconoce cómo se llega a ser o sentirse una persona femenina, masculina o disidente, en lo referido al desarrollo de la identidad sexual y de género y la orientación sexual que caracterizan la personalidad siempre sexuada.

La caracterización de nuestra personalidad sexuada, que incluye todo nuestro ser: físico, psíquico y social y es la experiencia totalizadora de ser sexuado/a y ser definitivamente YO. 

Nuestra subjetividad implica: a) la identidad (sexual y de género), que está en correlación con la experiencia interna de ser sexuada/o y pertenecer a una categoría sexual, condicionada por el curso de la temprana historia personal y muy particularmente por la socialización primaria o la intersubjetividad, que da la pertenencia al sistema sexo/género.

La identidad sexual o sexo psicológico llamada también identidad de género, comienza con la percepción de pertenencia a uno u otro sexo, desemboca en el llamado núcleo de identidad de género que se refiere a la convicción de que el sexo asignado es el correcto.

Soy hombre o soy  mujer es una afirmación que se impone antes de los dos años de edad y se mantiene por lo general a lo largo de toda la vida. Y b) la orientación sexual,  que es la organización específica del erotismo y/o el vínculo emocional personal en relación al sexo/género de la pareja involucrada en la actividad sexual compartida. Puede manifestarse en forma de comportamientos, pensamientos, fantasías o deseos sexuales, o en una combinación de estos elementos. (OPS, 2002). Esto nos habla que no siempre se manifiesta en comportamientos.  

GENERO (dimensión social) 

Esta dimensión  incluye  todas las variables de los diferentes contextos  socio históricos del desarrollo personal, individual/colectivo que nos otorga las definiciones de lo femenino y lo masculino y de sus disidencias, con las construcciones y representaciones colectivas e individuales que le asignan diferentes valoraciones a la pareja, sus relaciones de poder, la norma heterosexual hegemónica, valoraciones, estereotipos, los controles de la sexualidad, así como las violencias basadas en género.  

Al nacer (incluso antes) partiendo de los datos anatómicos externos (sexo genital), nos identifican y reconocen como “niño” o “niña” o intersexual, nos bautizan con el género.

Un “discurso cultural” reflejará, entre otras cosas, el ser, el sentir, el qué hacer y el dónde estar, considerado propio para la masculinidad y/o feminidad, sustentando lo que se puede llamar la crianza adecuada para ese “cuerpo identificado”. 

El género se expresa así en conductas sexuales que son el conjunto de acciones humanas, pensamientos y fantasías, respaldadas por valores, creencias y actitudes destinadas a estimular o no el erotismo personal y de pareja, así como la manera de vivir y experimentar la sexualidad: en su aspecto erótico/placentero y/o reproductivo incluyendo la meta reproductiva.  

Vemos entonces que la Sexualidad representa un proceso extremadamente complejo que involucra factores genéticos, psicológicos, sociales, culturales e históricos y como lo indica, en sus trabajos, Erick Erickson: implica una relación dialéctica, positiva de inclusión y una negativa de exclusión para ubicarnos en el continuo de la sexualidad humana. 

Hisvet Fernández

Psicóloga social, feminista, activista de los DDHH de las Mujeres y los Derechos Sexuales y Reproductivos, directora del Centro de Capacitación para la Vida (Cecavid). Integrante de la Alianza Salud Para Todas. Coordinadora del Observatorio Venezolano de los Derechos Humanos de las Mujeres, núcleo Lara. 

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