Esta inquietud, de manera probable, también lo ha acompañado en algún momento de su vida: “Cuando ingiero algo que me produce molestias abdominales siento que me duelen los músculos del cuello y de espalda”.
También “que mi corazón se acelera y baja la tensión, con muchos mareos. Esto me pasa desde hace siete años. Desde hace dos meses he presentado desmayo en tres ocasiones. He consultado con varios médicos y algunos me dicen que es fibromialgia y otros me diagnostican disautonomía”.
“En disautonomía los dolores abdominales tienen respuesta en lo muscular”, explica el Dr. Humberto Fasanella, médico asesor de la Fundación Disautonomía Panamá y director médico de la Clínica de Disautonomía de la Universidad de Panamá (UP), en el contexto de la conferencia Trastornos digestivos y fibromiosistis en disautonomía, evento organizado por la Facultad de Medicina de la UP y la Fundación Disautonomía Panamá.
También participaron en el escenario virtual, Disautonomía Chile, Disautonomía Latinoamérica y Disautonomía Guate.
Cabe señalar que justo la complejidad de la pregunta inicial en un conversatorio anterior, animó a los organizadores a detallar la relación de la disautonomía con los trastornos abdominales, en el contexto del Mes de la Concientización de la Disautonomía, bajo el lema Dale la mano a la disautonomía.
Una de las primeras conclusiones, como se verá más adelante, es que para este tipo de paciente resulta necesario estructurar un “censo de alimentos”.
Esta saludable disciplina le ayudará a “censar” y descartar las comidas que le caen mal.
En general, los síndromes de intolerancia digestiva afectan la función respiratoria del diafragma y pueden producir dolor referido.
Un caso emblemático citado por el Dr. Fasanella es el llamado Signo de Kehr: dolor referido al hombro izquierdo por ruptura del bazo.
En el caso del paciente disautónomo, es común presentar signos como ojo seco, tos nocturna, sensación de peso en la cabeza, cefalea, aturdimiento o molestia con el ruido y dificultad para tragar, trastornos que se producen por un cuadro de confusión intestinal.
El especialista señala que esta confusión deriva de una inversión en los procesos lógicos intestinales: en lugar de “bajar” hacia el intestino delgado y el colón, se proyecta hacia el tracto digestivo.
Los procesos digestivos, observa, activan la disautonomía o pueden ser el origen de dolor muscular.
El Dr. Fasanella pide prestar atención a dolores hacia el trapecio, el hombro o detrás de la escápula. “Sería mandatorio para la comprensión poder relacionar ese dolor con algún trastorno digestivo, pero también se podría deber a múltiples factores”.
Trastornos asociados a disautonomía
En el paciente disautónomo, el carbohidrato de una comida puede provocar crisis de pánico, ansiedad y taquicardia, de allí la necesidad de prestar atención para evitar que una comida acentúe la enfermedad.
El Dr. Fasanella detalló varios trastornos digestivos asociados a la disautonomía:
- Reflujo gastroesofágico
- Intolerancia a los carbohidratos como la lactosa
- Por déficit de diamino oxidasa o en la actividad DAO (intolerancia a carnes y embutidos)
- Intolerancia al gluten
Con respecto a la relación entre la intolerancia a la lactosa y el reflujo gastroesofágico, indica que “está presente en el 75% de la población adulta”.
Es decir, “es altamente probable ser intolerante a la lactosa y tener reflujo gastroesofágico asociado”.
El reflujo gastroesofágico (ERGE), en el concepto del Dr. William J. Cochran, citado por el Dr. Fasanella, se define como “el movimiento del contenido gástrico hacia el esófago.
La enfermedad por reflujo gastroesofágico causa complicaciones como irritabilidad, problemas respiratorios y crecimiento deficiente”.
El diagnóstico se define de manera clínica e incluso también con cambios en la dieta.
De acuerdo con Remes-Troche, Rodríguez González y Valdovinos-Díaz, en la revisión de la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) en México, “se estima que 40% de los adultos tiene pirosis o regurgitación al menos una vez al mes, 20% una vez a la semana y 7% diariamente”.
Un dato importante aportado por el especialista es que en el caso del paciente disautónomo, el 95% es intolerante a muy pequeñas concentraciones de lactosa, contra el 75% de la tendencia mundial que podría presentar reacciones adversas.
“Disautonomía es sinónimo de intolerancia a la lactosa”, afirma.
Síntomas como congestión nasal o moco permanente, muy parecidos a un proceso alérgico, en realidad son señales de reflujo.
Este reflujo inicia en edades tempranas: a los tres a cuatro años.
Observa que su incidencia en estas edades debe llevar a pediatras y padres a estar muy pendientes no de lo que dice el niño y sí de lo que podría tener, en este caso, disautonomía.
Ocurre que en el día, entretenido con sus juegos y amigos, el niño puede dejar de un lado los síntomas y es en la noche, en el descanso, cuando aflora la tos, los estornudos y los dolores.
Esta conducta genera en los padres la clásica pregunta, ¿por qué jugaste todo el día y ahora, en la noche, tienes malestar general, y no quieres dormir?
Estas condiciones, detalla el Dr. Fasanella, persisten en el adulto mayor, no desaparecen, es necesario aprender a vivir con el asma y la congestión nasal, como respuestas a la alergia e intolerancia a la lactosa.
Generalmente en el paciente disautónomo también hay intolerancia al gluten, con su correspondiente expresión en el reflujo.
Reacción a la histamina
La otra condición a vigilar por el paciente disautónomo es la histaminosis, por reacción de la histamina, compleja molécula que puede producir migraña, crisis disautonómica y fibromiálgica, mareos, intestino irritable, estreñimiento, diarrea, dolor de estómago, cansancio injustificado o trastornos cutáneos, entre otros.
Esta reacción adversa se puede presentar cuando la persona consume alcohol, ciertas carnes o pescados fermentados, enlatados, productos lácteos fermentados, quesos añejos, frutas secas o cítricos, tomates o espinacas.
También son liberadores de la histamina los cítricos, las claras de huevos o la vitamina c.
La elevación de la histamina depende de la concentración de una enzima que se llama Diamino Oxidasa (DAO).
“Algunas personas tienen poca DAO, de aquí que hasta hace poco se decía que algunas patologías crónicas como la migraña eran hereditarias, pero en realidad lo hereditario es el déficit de DAO.
Otras causas del déficit de DAO pueden tener su origen en los fármacos o en otras patologías”, observa el Dr. Fasanella.
El especialista indica que los médicos deben estar entrenados en la histaminosis y los pacientes estar alertas para buscar la ayuda adecuada.
Hipoglicemia
Aunque no es una intolerancia, el Dr. Fasanella incluye la discusión con respecto a la hipoglicemia reactiva porque es una duda frecuente del paciente con disautonomía.
En las personas con este tipo de trastorno ocurre que consumir carbohidratos, puede derivar en taquicardia, palpitación, sudoración, angustia e incluso, crisis de pánico.
Cabe recordar que la disautonomía tiene su origen en el desequilibrio del sistema simpático-parasimpático, tanto periférico como central, y esta condición genera respuestas tan paradójicas que el acto de comer alimentos con azúcares, por ejemplo, puede en el disautónomo generar hipoglicemia (nivel bajo de glucosa) en lugar de subirla como ocurre en quien no tiene la condición.
En general, en el paciente disautónomo, pueden concurrir, como se explicó, el reflujo, la intolerancia a los carbohidratos como la lactosa, el déficit de diamino oxidasa (DAO), intolerancia al gluten o la hipoglicemia reactiva.
En este sentido, la invitación del especialista es a realizar un “censo de alimentos”, ver cuál genera consecuencias y, por supuesto, conversar con su médico a ver si pueden tener lugar en su mesa.
Violeta Villar Liste
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