Cuando Panamá comenzó a enfrentarse en marzo de 2020 a ese enemigo llamado covid-19, sabía que uno de los reales peligros del virus, era su capacidad para dejar sin respiración al paciente.
La temida “tormenta de citoquinas” enfrentaba al sistema sanitario a otra realidad: la falta de ventiladores mecánicos a causa de una demanda global que se aceleró y los convirtió en un bien escaso.
Pero ante la dificultad, el ingenio y la capacidad de respuesta, que en el caso de Panamá significó mover toda una maquinaria logística de voluntades que hizo posible la iniciativa Ventiladores por Panamá.
Hoy el logro se cuenta en tiempo presente: Panamá tiene dos modelos listos para ser construidos a gran escala, contar con un inventario estratégico local y apoyar a los pacientes severos a causa del covid-19, porque la realidad es que la pandemia continúa entre nosotros.
Conversamos con el Dr. Rolando A. Gittens, ingeniero investigador del Instituto de Investigaciones Científica de Alta Tecnología (Indicasat) y coordinador de la iniciativa, quien destaca que este proyecto es “ejemplo de la capacidad y talento local para responder a las principales necesidades y problemas del país, y es una ventana de oportunidad para establecer un emprendimiento de producción nacional que podría ayudar con la reactivación económica del país”.
Todo un país por Panamá
Un aspecto de gran valor es el esfuerzo de todo un país en este proyecto.
Líderes de sectores públicos y privados aportaron de manera solidaria su conocimiento para que Panamá no necesitara depender de la tecnología foránea y así poder garantizar atención a sus pacientes.
«La iniciativa de Ventiladores por Panamá surge con la formación de un Equipo de Coordinación General formado por el Dr. Julio Escobar, asesor ad honorem de la Presidencia, el Dr. Víctor Sánchez, secretario encargado de la Secretaría Nacional de Ciencia Tecnología e Innovación (Senacyt), y el Dr. Eduardo Ortega, en ese momento el secretario designado de Senacyt (ya fue ratificado), que tenía como objetivo principal acompañar, facilitar y armonizar criterios para la fabricación de ventiladores mecánicos de emergencia, que desde que inició la pandemia estaba siendo liderada por diferentes equipos de ingenieros de universidades y empresas locales, que han ofrecido su tiempo y experticia para lograr esta difícil meta nunca antes realizada en el país”.
Gittens explica que escogieron un equipo operativo que fue parte del Equipo de Coordinación General, y que incluyó a los doctores José Trujillo y Fernando Alfaro, médicos intensivistas expertos en ventilación mecánica; al Dr. Gittens como ingeniero investigador del Indicasat AIP en calidad de coordinador de la iniciativa y a la Dra. Elida De Obaldía, profesora de la UTP, como co-coordinadora de la iniciativa.
“Poco a poco fuimos conectando con los diferentes equipos de ingenieros que se encontraban desarrollando los dispositivos y comenzamos a ampliar la red de profesionales y empresas que apoyaron a la iniciativa, principalmente a través de la donación de tiempo, insumos y préstamo de equipos que se necesitaron durante las fases de evaluación de los dispositivos”.
Trabajo interdisciplinario
-¿Cuándo comenzaron a trabajar y cuáles fueron los espacios seleccionados?
– Hay que entender que el trabajo se comenzó a desarrollar justo cuando se decretó la crisis sanitaria en el país y todos nuestros trabajos, movilidad y acceso a laboratorios se vio afectado por las cuarentenas y cercos sanitarios que se habían implementado para limitar los contagios del virus.
Esto forzó a los equipos a trabajar en sus casas o empresas, a pesar de los riesgos que representaba.
Eventualmente, afirma el Dr. Gittens, con el apoyo de la SENACYT, CENAMEP, el MINSA y las distintas instituciones de los participantes, logramos recibir algunos salvoconductos y espacios importantes en la UTP, UDELAS, el Centro Regional de Adiestramiento y Simulación en Salud (CREASS AIP) en la Ciudad del Saber y el Complejo Hospitalario Veterinario de la UP.
-¿Características específicas de los modelos que generaron: cuánto es tecnología panameña y cuánto aportes de otras experiencias?
-Después de ocho meses de un ejemplar trabajo interdisciplinario e interinstitucional enfocado en el único objetivo de salvar vidas, ya contamos con dos prototipos de ventiladores mecánicos de emergencia, diseñados y fabricados localmente. Estos equipos están listos para ser producidos a escala de ser necesario.
Algunos de los criterios de diseño básicos que se definieron desde que comenzó la iniciativa, describe el coordinador de la iniciativa, incluyeron los siguientes aspectos:
–Corto tiempo de implementación: comenzaron a finales de marzo, “cuando las proyecciones matemáticas mostraban que el sistema de salud colapsaría a mediados o finales de abril por escasez de recurso humano y de dispositivos médicos como los ventiladores mecánicos”.
Bajo costo y alta escalabilidad: “Entendíamos que la pandemia iba a representar un alto costo para la economía del país y, además, la incertidumbre de cuántos ventiladores realmente se iban a necesitar justificaba crear una «reserva» de ventiladores que quizás no se llegaran a utilizar, por lo que su costo no debía superar los $10,000 por unidad”, afirma.
Ofrecer los parámetros mínimos necesarios para ventilar a un paciente: con el apoyo de los médicos intensivistas pudimos establecer una ficha técnica para los ventiladores que solicitaba un solo modo de ventilación (por ejemplo, presión control o volumen control).
Para lograr alcanzar estos criterios y tomando en cuenta que en Panamá no existía una línea de investigación sobre ventiladores mecánicos, “el primer paso fue hacer una revisión de la literatura científica y de ingeniería a nivel internacional, para encontrar diseños de libre acceso que cumplieran con estos criterios”.
El trabajo fue arduo y satisfactorio.
Indica que “los equipos de ingenieros de las distintas universidades y empresas privadas fueron escogiendo sus diseños con base en su conocimiento y experiencia, y desde la iniciativa de Ventiladores por Panamá decidimos acompañarlos a todos en lugar de escoger ganadores, para promover la colaboración y maximizar las probabilidades de alcanzar el objetivo de desarrollar un ventilador mecánico funcional de manera local”.
El apoyo de los médicos intensivistas fue crucial para determinar qué funcionaba “y qué no funcionaba de los diseños escogidos, y qué piezas eran de fácil acceso desde Panamá para lograr tropicalizar los diseños que generalmente venían de Estados Unidos y de Europa”.
Con capacidades propias
Fueron dos los equipos validados, el PSED-AMBU-PLC y el UTP-100P-FC, con un desarrollo de programación 100% propio “que les permitió superar las expectativas”.
El Dr. Rolando A. Gittens agrega el aporte colaborativo del exterior: de las piezas más importantes de ambos diseños, que incluye un controlador lógico programable, corresponden a una marca austríaca con la cual establecieron colaboración “gracias a las intervenciones de la Cancillería, la Embajada de Panamá en Austria y la empresa PSED, S. A., que es su representante en Panamá”.
-¿Cuál es el principal elemento innovador de estos ventiladores?
-El principal elemento innovador de los ventiladores es que han sido validados y están listos para cubrir una demanda y un vacío que existe debido a la pandemia.
Además, resalta el valor para Panamá de poder tener acceso a un inventario estratégico local de un equipo que es crítico para el tratamiento de pacientes severos de COVID-19.
“Es un ejemplo de la capacidad y talento local para responder a las principales necesidades y problemas del país, y es una ventana de oportunidad para establecer un emprendimiento de producción nacional que podría ayudar con la reactivación económica del país”, precisó el Dr. Gittens.
-¿Falta alguna fase específica para aprobar su uso en humanos o ya podrían ser fabricados y empleados en pacientes?
– Aun cuando ya contamos con dos diseños validados, estos dispositivos todavía no se pueden usar en los hospitales.
Actualmente se han explorado dos caminos para lograr este objetivo. La primera opción, y la que recomendamos dada la situación de crisis sanitaria en la que todavía nos encontramos y por la naturaleza de la iniciativa de ser una contribución voluntaria y sin fines de lucro, es que el MINSA, como la entidad regente en temas de salud, establezca un camino legal para poder usar dispositivo desarrollados localmente con una «autorización de uso de emergencia», como lo han hecho otros países como Estados Unidos, México y Colombia.
El MINSA, recuerda, ya logró hacer algo similar con el Decreto Ejecutivo No 616 del 13 de mayo de 2020, pero solo contemplaron a instituciones públicas y la fabricación de dispositivos médicos clase A y B, que cubren insumos de diagnóstico y otros dispositivos no invasivos.
La solicitud, enfatizó, es que amplíen el decreto 616 para incluir dispositivos médicos clase C y D, y que permitan que la empresa privada también pueda ser fabricante, por supuesto con sus debidas validaciones técnicas por las instituciones públicas relacionadas al tema.
La segunda opción, agrega el coordinador de la iniciativa Ventiladores por Panamá, que aplicaría en una situación tradicional, es continuar con el proceso de investigación científica de los dispositivos.
“A través de la Iniciativa Ventiladores por Panamá, se establecieron tres fases de validación que llegaron a nivel preclínico en el Complejo Hospitalario Veterinario de la Universidad de Panamá.
Con estas pruebas se quería verificar que los dispositivos fabricados localmente se comportan de manera idéntica a un ventilador comercial certificado cuando se conectan a un ser vivo con dificultades respiratorias”.
Sería necesario aplicar al Comité Nacional de Bioética de la Investigación con un protocolo de ensayo clínico en el que se puedan probar estos dispositivos en sujetos humanos.
Sin embargo, reconoce, desarrollar un ensayo clínico de esta naturaleza conlleva una gran cantidad de tiempo y dinero que solo estarían justificados si los dispositivos estuvieran desarrollados por una empresa privada que luego pudiera vender los dispositivos al sistema de salud pública.
Aclara que no es el caso de la iniciativa Ventiladores por Panamá, “y quedaría a potestad del sector privado decidir en invertir en un proyecto de esta naturaleza”.
Por supuesto, como ya se explicó, contar con estos equipos es estratégico para el país,
“Consideramos que todavía es relevante contemplar la creación de una reserva de ventiladores mecánicos de emergencia desarrollados localmente que ayudaría al sistema de salud a estar mejor preparado en caso de un nuevo repunte de casos o una futura pandemia”, reflexionó el Dr. Rolando A. Gittens.
“Además, permitiría invertir en emprendimientos locales cuando la economía del país lo necesita y de una manera más costo-efectiva como lo manejan otros países, como Estados Unidos”.
-¿Quién tiene la última palabra para poder decir que inició la fabricación en serie de estos dispositivos y de acuerdo con esta realidad, cuál es la fase siguiente?
-De parte de la iniciativa y los equipos que han logrado validar sus tecnologías, hemos alcanzado los objetivos establecidos y tenemos dos dispositivos que están listos para iniciar dicha fabricación.
Consideramos, afirma Gittens, que la bola está en la cancha del sistema de salud y del MINSA, para lograr encontrar un camino regulatorio de «uso de emergencia» y ayudar a estar mejor preparados para esta y futuras pandemias.
“El solo hecho de hacer público su interés en la iniciativa, y de ofrecer su acompañamiento, podría ayudar a atraer inversión privada para cumplir con todos los requisitos y exigencias» en el camino de tener en Panamá la «primera fábrica certificada de dispositivos médicos«.
Violeta Villar Liste
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