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La condición natural del humano es llegar a viejo. Envejecer es un privilegio que debería ser para todos, pero no es así; aun cuando se comienza a envejecer desde la primera hora después del nacimiento, por un lado, y en el otro extremo está la certeza de la muerte, todos tenemos esa leve música de fondo casi imperceptible, que a veces aumenta su volumen y puede causar inquietud, miedo o pánico, que es el miedo a morir, que el maestro Carlos Gil Yépez denominaba “miedo existencial”.

La preservación de la vida es un instinto humano fundamental que participa en el primario, básico, que es la preservación de la especie; su consecuencia es el miedo y la necesidad de auxilio preventivo.

El envejecimiento es en el fondo una expresión del éxito de los mecanismos para preservar la especie, administrados para que mantengan la salud por el tiempo esperado para cada época y población.

Se agota la reserva reparadora cuando son utilizados en exceso para reparar los daños, por ejemplo, de los conocidos factores para enfermedad coronaria (puede revisar otros textos del autor que detallan estos factores: https://lawebdelasalud.com/riesgo-de-infarto-del-corazon/  https://lawebdelasalud.com/microbioma-humano-y-enfermedad-cardiovascular/https://lawebdelasalud.com/la-energia-que-mueve-al-corazon-ii/)

En el 2009, tres investigadores norteamericanos recibieron el Premio Nobel en Medicina por sus descubrimientos de la acción de la enzima telomerasa que garantiza la replicación celular dependiente de la longitud del telómero en el cromosoma.

En otras palabras, la capacidad renovadora tisular, que en salud arterial es la reparación endotelial del daño originado por los factores de riesgo, y muy particularmente por el tiempo de exposición a ellos.

En concordancia, también ha sido demostrado que mientras mas temprano se corrige el factor de riesgo, mayor tiempo de salud y de vida conserva el sistema arterial circulatorio.

De estos descubrimientos surge el concepto del Envejecimiento Vascular Adelantado (EVA), como base para explicar la expectativa de vida limitado por la Enfermedad Vascular Aterosclerótica en los órganos de su ubicación habitual, el corazón, el cerebro y las arterias periféricas.

Rigidez Arterial en el curso del tiempo, como expresión del Daño Vascular, causado por la exposición a los Factores de Riesgo

Arterial Stiffness: Rigidez Arterial. MBP: Presión Arterial Media. Glycemia: Glicemia. Risk Score: Puntuación de Riesgo para Enfermedad Cardíaca. Lipids: Lípidos

Modificado de Nilsson y col. Hypertenson 2009

Hoy es lógico esperar que en países como Venezuela el promedio de la vida humana puede estar entre 70 y 80 años, con pleno derecho a alcanzarlo y a superarlo mediante el uso de los recursos científicos que la investigación ha demostrado son efectivos según los principios de la ciencia, sin anécdotas fantásticas, intereses particulares, malas interpretaciones, sesgos, el azar o la mala fe.

Los mecanismos de defensa son activados por un daño percibido en nuestro organismo.

Un daño muy frecuente es producido en esa fina capa que recubre internamente el extenso sistema de la circulación de la sangre, el endotelio; como ejemplo está el efecto mecánico causado por el mismo hecho del torrente sanguíneo a lo largo de los conductos arteriales grandes, medianos y pequeños, para llegar a los vasos capilares donde entregan las sustancias necesarias para el funcionamiento y remoción de los desechos.

Allí migran las células de nutrición, los glóbulos rojos, y las de defensa, los glóbulos blancos.

La sangre circula en las arterias como un arroyo tranquilo, continuo, en capas concéntricas imperturbables, un tipo de flujo denominado “flujo laminar” que puede perturbarse cuando llega a las bifurcaciones normales donde se producirá una turbulencia donde las capas centrales siguen lineales, pero las periféricas dibujan espirales que en determinado punto se detiene y devuelve, es el “flujo turbulento”.

El endotelio es una capa muy delgada constituida por una sola célula especializada con funciones de detección y emisión de señales protectoras vitales; una de ellas muy importante es la percepción de la señal mecánica producida por la fuerza del roce de la sangre sobre la superficie de la luz.

La fuerza de roce del flujo de la sangre sobre la capa luminal de la arteria es captada por sensores mecánicos, ubicados en la superficie de las células endoteliales, que responden de diversas maneras; una de ellas es el aumento o la disminución de síntesis y secreción del gas Óxido Nítrico (ON), un gas con las moléculas mas pequeñas del organismo, de duración sumamente breve, fracciones de segundos.

El gas difunde instantáneamente hacia dentro de la pared arterial, donde actúa sobre sobre sus vecinas células musculares y les induce la relajación necesaria para mantener la arteria dilatada y permitir así el flujo suave sostenido de la sangre a una presión normal, elementos necesarios para el sano funcionamiento y la conservación del organismo.

Otra importante función de la capa endotelial es su capacidad de rechazar a las partículas dañinas que pueden circular en la sangre y que tienen tendencia a adherirse a la pared vascular; la sangre tiene 55% de sustancia sólida, y el resto tiene propiedad adherente, todo lo cual la hace un vehículo cuyos componentes tienen  alta tendencia a detenerse y penetrar al interior de la pared arterial, donde causará una serie de cambios químicos y celulares, oxidación e inflamación, que provocarán engrosamiento y rigidez de la arteria y, lamentablemente, obstrucción y u consecuencia consecuencia: el infarto del órgano, sea corazón o cerebro, potencialmente letales o incapacitantes.

Una amplia y completa exposición del tema está escrito e ilustrado en el ameno texto del libro publicado en 2017 por los doctores L.T. Martínez y O. Obregón: El envejecimiento.

Todo conduce a la conveniencia de conocer la presencia de los factores de riesgo y sin son anormales corregirlos lo más temprano posible, así como asegurarse que se mantienen normales a lo largo de la vida, en la justificada esperanza de prolongar una vida sana hasta que alcance un fin adecuado.

Dr. Julio Acosta Martínez

El doctor Julio Acosta Martínez es presidente del Colegio Venezolano de Endotelio y de la Asociación Venezolana de Aterosclerosis. Expresidente de la Sociedad Venezolana de Cardiología y profesor retirado de Cardiología Clínica en la Universidad Central de Venezuela. Médico Cardiólogo de la Policlínica Metropolitana de Caracas.