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Aunque la principal fuente de vitamina D es la exposición solar, también podemos obtenerla a través de algunos alimentos y, en ciertos casos, de suplementos indicados por los especialistas

Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI

La Dra. Karen Courville es egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá. Realizó estudios en Medicina Interna y Nefrología en el Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo A. Madrid.  Tiene un Fellow en Investigación Renal del Instituto Mario Negri en Bérgamo, Italia.  Investigadora del Instituto de Ciencias Médicas de Las TablasMiembro del Sistema Nacional de Investigación (SNI)

La vitamina D es un nutriente esencial que nuestro cuerpo utiliza principalmente para absorber el calcio y el fósforo, dos minerales fundamentales para mantener huesos fuertes y saludables. Aunque se le conoce como la «vitamina del sol», su función va más allá de la salud ósea.

¿Cómo se absorbe la vitamina D por el sol?

Cuando la piel se expone a los rayos UVB del sol, se produce una reacción química que convierte un tipo de colesterol presente en la piel en vitamina D. Esta vitamina D luego viaja a través del torrente sanguíneo hacia el hígado y los riñones, donde se transformará en sus formas activas.

Sin embargo, es importante mencionar que la exposición excesiva al sol puede ser perjudicial para la piel, por lo cual es fundamental buscar un equilibrio.

Las horas centrales del día (entre las 10 am y las 4 pm) son las de mayor radiación UV. Lo ideal es exponerse al sol durante las primeras o últimas horas del día. El tiempo de exposición necesario varía según el tono de piel, la época del año y la ubicación geográfica. Sin embargo, se estima que entre 10 y 20 minutos de exposición solar directa (sin protector solar) pueden ser suficientes para muchas personas. Las personas con piel más oscura necesitan más tiempo de exposición solar para producir la misma cantidad de vitamina D.

Se deben exponer brazos, piernas y rostro, ya que estas áreas tienen una mayor superficie y pueden sintetizar más vitamina D, de forma regular, pero no diaria, un par de veces por semana puede ser suficiente. Importante: después de los 10-20 minutos iniciales, es fundamental aplicar protector solar con un factor de protección adecuado para evitar quemaduras solares, o retirarse del sol.

¿Qué alimentos me la proporcionan?

Aunque la principal fuente de vitamina D es la exposición solar, también podemos obtenerla a través de algunos alimentos, como pescados grasos (salmón, atún, sardinas y caballa), hígado de res (contiene una cantidad significativa de vitamina D), huevos (especialmente la yema), lácteos fortificados (leche, yogur y queso), y cereales fortificados (algunos cereales de desayuno están fortificados con vitamina D).

¿Cuál es el paso que lleva en el organismo a través del hígado, del riñón y la circulación para su absorción?

La vitamina D producida en la piel o ingerida a través de los alimentos es transportada por la sangre al hígado, donde se convierte en 25-hidroxivitamina D, la forma principal de vitamina D que circula en el cuerpo.

Posteriormente, esta forma es transportada al riñón, donde se convierte en 1,25-dihidroxivitamina D, la forma activa de la vitamina D, que es la que realiza la mayoría de las funciones en el organismo.

Además de su papel en la salud ósea, la vitamina D desempeña un papel importante en diversas funciones corporales, como ayudante al fortalecimiento del sistema inmunológico combatiendo infecciones; contribuye a la función muscular y puede ayudar a prevenir caídas en adultos mayores; se ha asociado con un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares y colabora con la salud mental, ya que algunos estudios sugieren una posible relación entre los niveles de vitamina D y la salud mental.

¿Qué pasa cuando hay déficit o insuficiencia y cuáles son sus valores normales, que enfermedades están asociadas?

La deficiencia de vitamina D puede causar una variedad de problemas de salud, como raquitismo en niños (debilitamiento de los huesos) y osteomalacia en adultos (ablandamiento de los huesos).

También se ha asociado con un mayor riesgo de fracturas, enfermedades autoinmunes, ciertos tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares. Los valores normales de vitamina D pueden variar ligeramente según el laboratorio, pero generalmente se consideran adecuados los niveles superiores a 30 ng/mL.

El riñón juega un papel crucial en la activación de la vitamina D. Como mencionamos anteriormente, es en el riñón donde se convierte la 25-hidroxivitamina D (25D) en su forma activa, 1,25-dihidroxivitamina D. Por lo tanto, una función renal alterada puede afectar la producción de la forma activa de la vitamina D y contribuir a la deficiencia.

Los pacientes con enfermedad renal crónica tienen un mayor riesgo de deficiencia de vitamina D debido a la disminución de la capacidad de sus riñones para activar la vitamina D. Esta deficiencia puede agravar los problemas óseos asociados a la enfermedad renal crónica y aumentar el riesgo de fracturas.

¿Cuál es la dosis de tratamiento recomendada para pacientes sin y con enfermedades renales?

La dosis de vitamina D recomendada puede variar según la edad, el estado de salud y la gravedad de la deficiencia.

Las personas sin enfermedades renales pueden obtener suficiente vitamina D a través de la exposición solar y una dieta equilibrada. De esta forma, si sus valores son normales, no necesita un suplemento. Sin embargo, los pacientes con enfermedades renales pueden requerir suplementos de vitamina D en dosis más altas y monitoreo de los niveles cada 6 meses.

La vitamina D es liposoluble, por lo que la ingesta de las cápsulas se recomienda tomarlas con la comida, ya que esto aumenta la absorción. La vitamina D2 es ergocalciferol y proviene de fuentes vegetales. La vitamina D3 es colecalciferol y proviene de fuentes animales. Ambos suplementos son procesados ​​en el cuerpo por el hígado a 25-hidroxivitamina D, aunque se cree que la vitamina D3 proporciona niveles más altos de 25D.

Para la población general, la cantidad diaria recomendada de vitamina D es 400 unidades internacionales (UI) para bebés de hasta 12 meses; 600 UI para niños de 1 a 13 años, adolescentes de 14 a 18 años y adultos de 19 a 70 años; y 800 UI para personas mayores de 70 años.

Sin embargo, algunas personas pueden necesitar dosis más altas, como las que tienen deficiencia de vitamina D. Si el paciente tiene déficit de vitamina D, se le hará una prescripción de una dosis más alta por un período estipulado para aumentar la absorción, con cápsulas de 20 000 UI a 30 000 UI por semana por varias semanas.

La principal consecuencia de la toxicidad de la vitamina D es la acumulación de calcio en la sangre (hipercalcemia), que puede causar náuseas y vómitos, debilidad y orina frecuente. La toxicidad de la vitamina D puede derivar en dolor de huesos y problemas renales, como la formación de cálculos de calcio. Es importante conocer que una vez se normalicen los valores, se continúa con dosis más bajas de mantenimiento.

Recuerda, es importante mantener un buen equilibrio para la obtención de niveles adecuados de Vitamina D: exposición solar controlada (la forma gratis de obtener vitamina D), dieta balanceada y suplementación adecuada para evitar excesos e intoxicación.

Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI