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Imagen cortesía ONU Mujeres

“El potencial de la protección social para la igualdad de género, la resiliencia y la transformación es enorme. Para aprovecharlo, debemos centrar la dignidad, la capacidad de acción y el empoderamiento de las mujeres y las niñas en cada etapa del proceso, desde el diseño de políticas y programas hasta la ejecución y la financiación”, dijo Sarah Hendriks, directora de la División de Políticas, Programas y Asuntos Intergubernamentales de ONU Mujeres

Prensa ONU Mujeres

Los conflictos y el cambio climático exacerban esta desigualdad. Las mujeres en contextos frágiles tienen 7,7 veces más probabilidades de vivir en pobreza extrema en comparación con las que viven en entornos no frágiles. Los riesgos y vulnerabilidades específicos de género a menudo se descuidan después de las crisis

El último informe insignia de ONU Mujeres revela una creciente brecha de género en la protección social (la serie de políticas que incluyen beneficios en efectivo, protección por desempleo, pensiones y atención médica) que deja a las mujeres y las niñas más vulnerables a la pobreza. 

Publicado antes del  Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza el 17 de octubre, el informe muestra que dos mil millones de mujeres y niñas carecen de acceso a ninguna forma de protección social .

Si bien los niveles de protección social han aumentado desde 2015, las brechas de género en dicha cobertura se han ampliado en la mayoría de las regiones en desarrollo, lo que sugiere que los avances recientes han beneficiado más a los hombres que a las mujeres.

El informe muestra el lamentable estado de la protección de la maternidad en todo el mundo. A pesar de los avances, más del 63 por ciento de las mujeres en todo el mundo todavía dan a luz sin acceso a los beneficios de maternidad, y la cifra se dispara al 94 por ciento en África subsahariana.

La falta de apoyo financiero durante la licencia de maternidad no solo coloca a las mujeres en desventaja económica, sino que también compromete su salud y bienestar y el de sus hijos, perpetuando la pobreza a lo largo de generaciones.

El informe describe un panorama crudo de la naturaleza de género de la pobreza.

Las mujeres y las niñas están sobrerrepresentadas entre los pobres en todas las etapas de la vida, y las brechas más grandes se registran durante los años fértiles.

Las mujeres de entre 25 y 34 años tienen un 25% más de probabilidades de vivir en hogares extremadamente pobres que los hombres del mismo grupo de edad.

Los conflictos y el cambio climático exacerban esta desigualdad. Las mujeres en contextos frágiles tienen 7,7 veces más probabilidades de vivir en pobreza extrema en comparación con las que viven en entornos no frágiles. Los riesgos y vulnerabilidades específicos de género a menudo se descuidan después de las crisis.

Por ejemplo, las tasas de inflación muy altas desde 2022, que han provocado un aumento vertiginoso de los precios de los alimentos y la energía, afectan especialmente a las mujeres. Sin embargo, de las casi 1.000 medidas de protección social adoptadas por los gobiernos de 171 países en los meses siguientes, solo el 18 por ciento se dirigía a la seguridad económica de las mujeres, revela el informe.

“El potencial de la protección social para la igualdad de género, la resiliencia y la transformación es enorme. Para aprovecharlo, debemos centrar la dignidad, la capacidad de acción y el empoderamiento de las mujeres y las niñas en cada etapa del proceso, desde el diseño de políticas y programas hasta la ejecución y la financiación”, dijo Sarah Hendriks, directora de la División de Políticas, Programas y Asuntos Intergubernamentales de ONU Mujeres, al presentar el informe en un evento conjunto con el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas. 

El informe, que cuenta con la colaboración de la academia, la sociedad civil y el sistema de las Naciones Unidas, en particular la Organización Internacional del Trabajo, destaca ejemplos de avances.

Países como Mongolia han ampliado los beneficios de la licencia de maternidad a los trabajadores informales, incluidos los pastores y los trabajadores autónomos, y han reforzado la licencia de paternidad para apoyar la igualdad de género en las responsabilidades de cuidado.

En países como México y Túnez, se han tomado medidas para incluir a los trabajadores domésticos en los sistemas de seguridad social.

En Senegal, el sistema nacional de seguro de salud ha ampliado y adaptado sus servicios para atender a las mujeres rurales, con el apoyo de ONU Mujeres.

Estas iniciativas demuestran el potencial transformador de los sistemas, políticas y programas de protección social que tienen en cuenta las cuestiones de género, es decir, que prestan especial atención a los desafíos particulares que enfrentan las mujeres y las niñas. 

En este mundo convulso, el informe de ONU Mujeres insta a los gobiernos a ofrecer a las mujeres y las niñas vías sostenibles para salir de la pobreza, priorizando las necesidades de las mujeres y las niñas en sus medidas de protección social y respuestas a las crisis.

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