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Angeline Gómez y Leti Gómez se abrazan tras llegar a la escuela primaria de Robb, en Uvalde, el 25 de mayo de 2022, un día después de que Salvador Ramos matara a 21 personas, entre ellas 19 niños, en el centro escolar el día anterior Foto: VOA

Antoni Belchi/Voz de América

Expertos en psicología y psiquiatría de EEUU abordan el impacto que suponen las muertes en escuelas a causa de tiroteos masivos. Aseguran que el sentimiento de culpabilidad forma parte del proceso del duelo y recomiendan que los padres hablen con sus hijos sobre este tipo de tragedias.

La población estadounidense está conmocionada tras la tragedia en la escuela de Uvalde, Texas, en la que 19 niños y 2 maestros perdieron la vida a tiros. Un impacto emocional que afecta principalmente a los padres de las víctimas que, a partir de ahora, deberán comenzar un proceso de duelo muy difícil de afrontar.

“Perder a un hijo de una forma tan violenta e inesperada tiene consecuencias catastróficas”, advierte a la Voz de América Varinia Cabrera, psicóloga clínica de la Universidad Carlos Albizu de Puerto Rico.

En su opinión, lo importante es acudir a un terapeuta profesional que pueda manejar este proceso y que ayude a minimizar, en la medida de lo posible, el impacto a su salud mental.

El proceso de duelo

Según los expertos consultados por VOA, hay un proceso de duelo que consta de cinco etapas: la negación, la depresión, la ira, la negociación y, al final, la aceptación.

No existe un cronograma exacto porque cada etapa se supera con mayor o menor éxito dependiendo de la situación emocional de cada persona.

“No hay una forma correcta para hacer el duelo porque cada uno sufre a su manera y en su propio tiempo. No creo que sea apropiado decirle a la gente cómo hacer el duelo. La gente debe darse el espacio para hacerlo y saber que no importa cómo te sientas o cómo lo estés haciendo”, explica Melissa Whitson, profesora de Psicología en la Universidad de New Haven, en Connecticut.

En ese sentido, aclara que aunque otros padres superen o afronten el proceso de una forma diferente “no significa que sea incorrecto” porque cada uno lo hace de una forma distinta y a su ritmo.

Superar el sentimiento de culpa

La muerte repentina de 19 niños a manos de un tirador, sin duda, puede provocar los sentimientos de culpa entre los padres al pensar que, quizás, hubiese sido un buen día para que su pequeño se quedara en casa o que, a lo mejor, si se hubiesen mudado antes a otra ciudad ahora no estarían enfrentando esta desgracia personal.

“Creo que podría haber ese sentimiento de culpa al pensar que una pequeña decisión podría haber cambiado las cosas. Pero, eso no hay forma de saberlo con anticipación y lo cierto es que podría haber ocurrido en cualquier otra escuela”, agrega la experta de Connecticut, al considerar que “esos sentimientos son parte de ese proceso” de duelo y que “no hay mucho que podamos hacer para prevenir desde la perspectiva de los padres”.

Jonathan Comer, profesor de psicología y psiquiatría de la Universidad Internacional de Florida (FIU, por sus siglas en inglés), y director del Programa de Intervenciones y Tecnología de Salud Mental (MINT, en inglés), señaló que “no es raro que los padres se sientan culpables” porque “sienten que su trabajo siempre es el de proteger”.

“Es por eso que es normal que sientan una culpa insoportable en un momento como este y algunos pueden tener muchos remordimientos al pensar que la última vez que vio al niño no debieron haber discutido o no debió haber estado trabajando tanto en los últimos años, entre otros cuestionamientos”, comenta a VOA Comer, que también dirige la red New Day enfocada a buscar soluciones para mejorar el bienestar de los jóvenes afectados por desastres como el tiroteo de Texas.

“Es muy fácil caer en la autoinculpación”

Por su parte, Greg Jantz, el fundador de la organización A place of Hope (“Un lugar de esperanza”, en español), el principal centro de ayuda en Estados Unidos para las personas diagnosticadas con depresión, sostiene que cuando ocurren este tipo de tragedias “es muy fácil caer en la autoinculpación”.

“Hay que tener mucho cuidado de infligir culpabilidad porque hay algunas cosas que están totalmente fuera de nuestro control y, aún así, entramos en un modo de auto inculparnos y pensar que deberíamos haberlo sabido mejor y haber ido a una escuela diferente”, explicaba el también escritor de más de 40 libros especializados en cuestiones de salud mental.

Miedo por llevar a los hijos a la escuela en Estados Unidos

Este tiroteo en la escuela de Texas no es un caso aislado. En lo que llevamos de 2022, se han contabilizado 47 víctimas mortales en las escuelas norteamericanas, según un informe del Centro para la Defensa y la Seguridad Nacional de Estados Unidos, que registra todos los incidentes con armas en las escuelas del país.

Es por ello que la desgracia de Uvalde también despierta la preocupación de muchos padres por el temor de que a sus hijos les pueda pasar alguna cosa parecida en sus respectivas escuelas.

“Ciertamente me identifico porque, esta mañana, tuve que enviar a mi hijo de segundo grado a la escuela y tenía un nudo en el estómago”, relata a VOA Noticias Melissa Whitson, de la Universidad de New Haven.

Es por ello que insiste en que se “deben controlar las cosas que se pueden controlar” y remarca que los padres no pueden prevenir en modo alguno este tipo de tragedias.

“Un efecto dominó” en la salud mental de la población

Pero Jantz, de A place of Hope y uno de los principales expertos del país en tratamiento de depresión, alerta que tiroteos escolares como el del martes, irremediablemente, provocan “un efecto dominó” en la salud mental de la población, así como también en sus niveles de preocupación y ansiedad. “Pueden provocar un trauma y ese trauma puede crear mucho miedo que, a su vez, puede venir en oleadas. Puede ser bastante abrumador”, comenta.

Considera que la sociedad en general debe “unirse y abordar los problemas de salud mental”. “La ansiedad es el diagnóstico número uno en nuestro país, y la ansiedad está en su punto más alto. Eso significa miedo y el miedo paraliza. Una de las cosas que debemos hacer es tranquilizar a nuestros hijos, ellos necesitan abrazos físicos y palabras de consuelo”, agregó al respecto.

Una población ya afectada anímicamente

El experto Comer, de FIU, también recuerda que las situaciones de estrés no hacen más que afectar negativamente al estado de ánimo de la población que ya, de por sí, está viviendo unos tiempos convulsos tras la crisis sanitaria del coronavirus y otros eventos como los daños colaterales de la guerra en Ucrania, entre otras cosas.

En su opinión, y basándose en algunos estudios propios, el profesor universitario señala que, en la medida de lo posible, es bueno que en los hogares se hable de este tipo de situaciones para que los niños puedan entender a través de la serenidad de sus padres qué ha pasado.

Antoni Belchi/Voz de América