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© UNICEF/UN0346146/Diefaga Niños en Congo Brazzaville celebran y exigen sus derechos humanos

Noticias ONU

Miles de millones de personas disfrutan de una vida más segura, larga y digna gracias al avance de los derechos humanos. Pero esas garantías afrontan hoy grandes desafíos. La pandemia de COVID-19 ha exacerbado las fallas sistémicas que impiden su ejercicio. La ONU afirma que la igualdad es la solución a esos reveses y llama a la acción.

En un día como hoy, hace 73 años, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que estipula la dignidad inalienable de todas las personas, al igual que sus derechos inherentes y libertades fundamentales y afirma que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos.

De entonces a ahora, el mundo ha conseguido avances importantes en el ámbito de las garantías fundamentales; sin embargo, esos derechos afrontan actualmente grandes desafíos de los que ningún país está a salvo. Sumada a otras crisis,  la pandemia de COVID-19 coloca al mundo en una coyuntura crítica, alertó este viernes el Secretario General de la ONU en su mensaje con motivo del Día de los Derechos Humanos.

Cadena de retrocesos

“La vulneración de los derechos humanos está muy extendida,(…) La exclusión y la discriminación crecen de forma desmedida. El espacio público está estrechándose. La pobreza y el hambre van en aumento por primera vez en decenios. Millones de niños se ven privados de su derecho a la educación. La desigualdad es cada vez más profunda”, dijo António Guterres.

En el mismo tenor, la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos advirtió que la pandemia de COVID-19 ha generado un aumento alarmante de las desigualdades y ha puesto al descubierto muchos fracasos en la consolidación de los avances conseguidos.

“Nos hallamos en una etapa crítica de los asuntos mundiales. La humanidad padece las consecuencias de la pandemia de COVID-19 y se esfuerza por hacer realidad los cambios radicales necesarios para prevenir nuevos desastres medioambientales”, apuntó Michelle Bachelet en un discurso pronunciado durante la efeméride.

Llamado a la acción

Ante esta realidad, la Alta Comisionada y el Secretario General reflexionaron sobre las lecciones aprendidas en más de siete décadas e hicieron un llamado a la acción en favor de los derechos humanos.

En palabras de Bachelet, se trata de “una agenda de acción y de derechos”.

“Nuestra Agenda Común”, presentada por el Secretario General en septiembre de 2021, pugna por un nuevo contrato social anclado en los derechos humanos y pide una solidaridad renovada en todo el mundo.

La Agenda propone profundizar la acción colectiva abordando las causas fundamentales de la inseguridad, aumentando la inversión en resiliencia y sistemas de alerta temprana, desarrollando asociaciones multilaterales y esfuerzos más sostenidos en la consolidación de la paz y la lucha contra los efectos del cambio climático.

Bachelet recordó que a partir de la firma de la Declaración de los Derechos Humanos, el mundo en su conjunto se enriqueció y las expectativas de vida se alargaron. Más niños pudieron ir a la escuela y más mujeres obtuvieron una mayor autonomía.

Más personas en más países tuvieron más oportunidades de romper los grilletes de la pobreza, la clase, la casta y el género”, recalcó.

Pero en los últimos veinte años, una cadena de crisis globales y el surgimiento de la pandemia del coronavirus en 2020 minaron ese progreso, abundó

Guterres añadió, por su parte, que la pandemia, la extralimitación de la tecnología digital y la crisis climática se han convertido en nuevas amenazas a los derechos humanos y tienen al mundo en una encrucijada.

Se puede cambiar el rumbo

“La desigualdad es cada vez más profunda, pero podemos elegir una senda diferente”, aseveró con esperanza.

El titular de la ONU consideró que la recuperación de la pandemia debe ser “una oportunidad para llevar más allá los derechos humanos y las libertades fundamentales y para restablecer la confianza”.

Subrayó la urgencia de restablecer la confianza en la justicia y la imparcialidad de las leyes e instituciones, así como de restaurar la dignidad, garantizar que las personas sean escuchadas con justicia y resolver sus quejas pacíficamente.

“Las Naciones Unidas defienden los derechos de todos los miembros de nuestra familia humana. Hoy y todos los días, seguiremos trabajando por la justicia, la igualdad, la dignidad y los derechos humanos para todo el mundo”, enfatizó Guterres.

La igualdad, un concepto olvidado

La Alta Comisionada coincidió en que la igualdad es fundamental para los derechos humanos y está en el centro de las soluciones necesarias para superar la crisis mundial que vivimos.

Aclaró, no obstante, que la igualdad no quiere decir que todas la personas deban tener el mismo aspecto, pensar igual o proceder de la misma manera. “Más bien, todo lo contrario. (…) Nuestra condición humana y nuestros valores comunes deben ser una fuente de unidad, y no de división”, precisó.

“La igualdad es cuestión de empatía y solidaridad, y también de comprender que como miembros de una sola humanidad, nuestro único modo de avanzar es trabajando juntos por el bien común”, explicó, agregando que el concepto fue bien entendido y aceptado durante la reconstrucción que siguió a la Segunda Guerra Mundial.

Bachelet lamentó que este entendimiento hubiera quedado de lado, como fue patente en el fracaso para reconstruir mejor tras la crisis financiera de la década pasada, agravada hoy por los trastornos socioeconómicos derivados de la pandemia de COVID-19 y los crecientes estragos del cambio climático.

Hemos olvidado la probada eficacia de las soluciones basadas en los derechos humanos y la importancia de abordar las desigualdades”, sostuvo.

Puntualizó que esa lección fundamental debe aprenderse una vez más para retomar la vía del progreso, “no sólo en beneficio de quienes padecen las enormes desigualdades que afligen a nuestro planeta, sino también en aras del bienestar común”, concluyó e instó a la población en general a unirse al nuevo proyecto colectivo de reconstrucción, con la igualdad como motor, “para que podamos recuperarnos de esta crisis de una manera más justa y más ecológica, y para que podamos construir sociedades más resilientes y sostenibles”.

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